Cuando, en la habitación de Ginny, la señora Weasley me zarandeó para despertarme, me pareció que acababa de acostarme.
—Es la hora de irse, Hope, cielo —me susurró, dejándome para ir a despertar a Ginny.
Me froté los ojos somnolienta y me senté en la cama. Fuera todavía estaba oscuro. Nos vestimos en silencio y, bostezando y desperezándonos, las tres bajamos la escalera camino de la cocina. La señora Weasley removía el contenido de una olla puesta sobre el fuego, y el señor Weasley, sentado a la mesa, comprobaba un manojo de grandes entradas de pergamino. Llevaba lo que parecía un jersey de golf y unos vaqueros muy viejos que le venían algo grandes y que sujetaba a la cintura con un grueso cinturón de cuero. Hary, Ron, Fred y George ya estaban allí.
—¿Por qué nos hemos levantado tan temprano? —preguntó Ginny, frotándose los ojos y sentándose a la mesa.
—Tenemos por delante un pequeño paseo —explicó el señor Weasley.
—¿Paseo? —dije
—¿Vamos a ir andando hasta la sede de los Mundiales? —dijo Harry
—No, no, eso está muy lejos —repuso el señor Weasley, sonriendo—. Sólo hay que caminar un poco. Lo que pasa es que resulta difícil que un gran número de magos se reúnan sin llamar la atención de los muggles. Siempre tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de viajar, y en una ocasión como la de los Mundiales de quidditch...
—¡George! —exclamó bruscamente la señora Weasley, sobresaltándonos a todos.
—¿Qué? —preguntó George, en un tono de inocencia que no engañó a nadie.
—¿Qué tienes en el bolsillo?
—¡Nada!
—¡No me mientas!
La señora Weasley apuntó con la varita al bolsillo de George y dijo:
—¡Accio!
Varios objetos pequeños de colores brillantes salieron zumbando del bolsillo de George, que en vano intentó agarrar algunos: se fueron todos volando hasta la mano extendida de la señora Weasley.
—¡Os dijimos que los destruyerais! —exclamó, furiosa, la señora Weasley—. ¡Os dijimos que os deshicierais de todos! ¡Vaciad los bolsillos, vamos, los dos!
Fue una escena desagradable. Evidentemente, los gemelos habían tratado de sacar de la casa, ocultos, tantos caramelos como podían, y la señora Weasley tuvo que usar el encantamiento convocador para encontrarlos todos.
—¡Accio! ¡Accio! ¡Accio! —fue diciendo, y los caramelos salieron de los lugares más imprevisibles, incluido el forro de la chaqueta de George y el dobladillo de los vaqueros de Fred.
—¡Hemos pasado seis meses desarrollándolos! —le gritó Fred a su madre, cuando ella los tiró.
—¡Ah, una bonita manera de pasar seis meses! —exclamó ella—. ¡No me extraña que no tuvierais mejores notas!
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HOPE: LABERINTOS Y TORNEOS. (III)
Fiksi PenggemarTercera parte de HOPE: LA UNIÓN ENTRE DOS MUNDOS que narra los hechos de La batalla del laberinto y El cáliz de fuego desde el punto de vista de nuestra protagonista, Hope Lupin. [ PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN ]