14. El dios Pan

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Corrimos hasta quedar exhaustos. Rachel nos mantenía alejados de las trampas, pero nos movíamos sin otro objetivo que alejarnos de aquella siniestra montaña. Nos detuvimos en un túnel de roca blanca y húmeda que parecía formar parte de una cueva natural.

—No puedo seguir —jadeó Rachel, llevándose las manos al pecho.

Annabeth no había cesado de llorar durante todo el trayecto. Ahora se desplomó y escondió la cara entre las rodillas. El eco de sus sollozos rebotaba por todo el túnel. Me senté a su lado y la abracé dejando que ella apoyara la cabeza en mi hombro. Al final, Annabeth alzó la cara. Tenía los ojos irritados de tanto llorar.

—¿Qué... qué le pasaba a Luke? ¿Qué le han hecho?

Percy nos contó lo que había visto en el ataúd: cómo había entrado el último fragmento del espíritu de Cronos en el cuerpo de Luke en cuanto Ethan Nakamura juró ponerse a su servicio.

—No —dijo Annabeth—. No puede ser cierto. Él no podría...

—Se ha sacrificado por Cronos —dijo Percy—. Lo siento, Annabeth. Luke ya no existe.

—Se que Luke se había convertido en un completo idiota, pero lo de dejar que Cronos use tu cuerpo... —casi musité. No podía mentir, a mi también me había afectado—. No se, no me lo habría imaginado

Percy tenía razón. Era como si Luke hubiera muerto. Apreté los labios mientras hacia un gran esfuerzo por aguantar las lágrimas y deseé más que nunca que a Luke nunca le hubieran dado la misión del jardín de las hespérides. Ahí había sido cuando todo había comenzado, cuando no había logrado cumplirla.

—¡No! —insistió Annabeth—. Ya habéis visto lo que ha pasado cuando Rachel le ha golpeado.

Percy asintió y miro a Rachel con respeto.

—Le has dado al señor de los titanes en el ojo con un cepillo para el pelo.

Ahora que ya no había peligro, me permití echarme a reír por aquello. Me vino bien reírme un poco entre toda la angustia por lo de Luke. Rachel parecía avergonzada.

—Era lo único que tenía a mano.

—Lo habéis visto —insistió Annabeth—. Al recibir el golpe, se ha quedado aturdido durante un segundo. Ha recobrado el juicio.

—O sea, que Cronos quizá no estaba del todo asentado en su cuerpo, o algo así —dedujo Percy—. Lo cual no significa que Luke controlara la situación.

—Quieres que sea un malvado, ¿no es eso? —gritó Annabeth—. Tú no lo conocías, Percy. ¡Yo sí!

Quise decir que si, que Annabeth tenía razón. Percy no lo conocía tanto como Annabeth y yo, pero por eso mismo, nosotras debíamos saber mejor que Percy tenía razón. Ese ya no era Luke. Luke había cambiado mucho, y desde hacía años ya no era el que conocimos de niñas.

—¿Y a ti qué te importa? —le espetó Percy—. ¿Por qué lo defiendes tanto?

—Eh, vosotros dos —terció Rachel—. Dejadlo ya.

Annabeth se volvió hacia ella.

—¡Tú no te metas, mortal! Si no fuera por ti...

Algo iba a decir, pero se le quebró la voz. Bajó la cabeza de nuevo y estalló en sollozos. Iba a defender a Rachel, pues quería terminar la frase de Annabeth diciendo que si no fuera por Rachel, Cronos probablemente hubiera atrapado a Percy, pero no me atreví.

—Debemos seguir moviéndonos —dijo Nico—. Habrá enviado en nuestra búsqueda a un montón de monstruos.

Nadie estaba en condiciones de correr, pero Nico tenía razón.

HOPE: LABERINTOS Y TORNEOS. (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora