Quiero volver el tiempo atrás, quiero detener el fuerte pinchazo que siento en el pecho.
Las lágrimas resbalan por mis mejillas, quiero pensar que es culpa del alcohol que pone a flor de piel las emociones pero no lo se.
Me acurruco sobre las mantas blancas de la cama sintiéndome como una extraña en mi propio cuerpo, siempre fui una perra, la chica que jamás lloraba y se reía de quienes lo hacían, la chica con unas buenas notas y un futuro prometedor. Solía ser quién amaba su cuerpo, quién presumía a su novio aunque no fuese realmente la persona con la que quería estar y quién creía tener todo solucionado por tener una buena vida social y amigas con las que contar.
Pero solo hacía falta un golpe de realidad para que todo cambie de a poco.
Cierro los ojos con fuerza deseando que todo sea un mal sueño.
<< — ¿Cómo te encuentras hoy? ¿Otra vez vas a salir corriendo cuando llame tu amiga?
Está enojado, lo sé porque sus cachetes suelen ponerse rojos al igual que cuando tiene frío. Es una extraña cosa que le suele pasar siempre que se pone de malhumor o hay algo que le molesta demasiado.
Me siento sobre unas cajas y entonces saco una barra de chocolate del bolsillo para compartir, el chocolate suele distraerlo cuando está triste, de mal humor o simplemente no quiere hablar con nadie.
Abro la envoltura y el olor a chocolate llega a mis fosas nasales provocando que saliva se acumulé en mi boca.
— Alaska y Sydney no vinieron hoy, estaban resfriadas— le cuento mientras le doy la mitad de la tableta de chocolate.
Él no responde y solo toma el chocolate de mala gana. Yo sonrío sabiendo que gane esta guerra, no hay nada que no se solucione con un trozo de chocolate.
— Hablé con mi madre sobre tomar clases de pintura.— lleva el chocolate a su boca y no puedo evitar ver ese movimiento con nerviosismo.
—¿Otra vez?
—Si, aún se niega.—hace una larga pausa para acabar el chocolate y yo no hago mas que mirarlo— Pero comencé a hacerlo a escondidas.
Sus confesión me toma por sorpresa, él jamás haría algo que va contra las "reglas". Jamás desobedeceria a su madre por lo que me pongo en pie y le doy un aplauso.
— Esa es la actitud, chico— digo mientras mastico el último cachito de golosina— Romper las reglas está mal, pero no tan mal cuando tiene un sentido.
Una pequeña sonrisa aparece en su boca aunque todavía tiene las mejillas rojas.
— Ayer luego de que te fueras tuve la primera clase.
—¿Y porque no me contaste?
— Te pedí que te quedarás.
Mierda. >>
Al despertar todavía es de noche, pero no logro volver a dormir, unos ¿Gemidos? Se escuchan a lo lejos por lo que me es imposible cerrar los ojos.
Tomo mi celular y chequeo la hora.
6:23 a.m
El sol va a salir en cualquier momento.
Me pongo en pie y me tambaleó ligeramente, ¿acaso el alcohol aún estaba en mi sistema? Una vez leí un artículo que decía que el hígado sólo es capaz de metabolizar 0,12 g/l de alcohol en sangre cada hora, por lo que el proceso de eliminación completa podría tardar incluso diecinueve horas, todo esto dependiendo del alcohol ingerido.
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Besos sobre tu tumba
Teen FictionSavannah Miller; egocéntrica, reina del baile, capitana del equipo de porristas y un sin fin de calificativos que llevan a lo mismo. Una perra que se cree más que nadie. Ryan Black; la víctima preferida de Savannah, la palabra imperfección es la que...