capítulo 22

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Infidelidades. Algo a lo que no le veo sentido.

¿Cual es la necesidad de jugar con el tiempo y los sentimientos de una persona? ¿Cual es la necesidad de hacerle creer a alguien que quieres un futuro con él y al final lo estás apuñalando por la espalda?

Idiotas, estúpidos ¡Muerte a los infieles!

Bueno, me calmo.

Este tema era algo delicado para mi, que había perdido años y grandes oportunidades por una persona que estaba durmiendo con mi mejor amiga.

Habían pasado tan solo dos días desde que fui testigo de cómo la vida perfecta de Ryan se evaporaba delante de mis ojos, desde que descubrí que su hijo quizás no fuese suyo si no más bien de ese tal Derek.

-Demonios. ¿Que se supone que debo hacer?- le pregunto con cansancio.

Erre solo mueve su colita de un lado a otro, le hago unas caricias y esto hace que comience a gruñir por lo que me tiro encima de él para subirlo a la cama.

-¿Acaso quieres dormir de bajo de un puente?- me quejo conteniendo una carcajada al sentir sus pequeños dientes morder mi mano.- Debes hacer silencio.

El canino me responde con un pequeño maullido que me deja sorprendida, cada día que pasa más segura estaba de que Erre era el perro más inteligente que haya visto.

-¿Acaso tu me respondiste?- Erre mueve su cabeza de un lado a otro como si estuviese diciendo que no.- Tú eres un perro hablador pero finges que no para que no te envíe al área 51 y experimenten contigo ¿verdad?

Ante mis delirios Erre se sube encima mio y comienza a lamer mi rostro.

-Se me ocurrió una idea- lo levanto en el aire y él solo me observa- Si gruñes le digo a Ryan lo que vi y si no haces nada yo tampoco haré nada. Muy bien.

Erre intenta morder mis dedos pero no lo dejo.

-¿Le digo a Ryan lo que vi?

Silencio y más silencio. Espero por unos segundos más pero Erre solo me mira sin entender absolutamente nada, entrecierro los ojos y lo miro de forma "enfadada"

-¿Ahora no dirás nada?

Erre gruñe y yo estallo en risas.

Ok. El mensaje había sido claro, no tenia que meterme.

Me levanto de la cama, voy hacia el placard para tomar mi abrigo e ir al trabajo.

Habían pasado dos días desde que había visto a Maya con el profesor pero la imagen que tenía en la mente era tan, pero tan detallada que parecía que la hubiese visto apenas unos minutos atrás.

Asco.

Guardo mi móvil en el bolso junto con mi billetera, le hago unos mimos a Erre y luego de eso salgo del departamento asegurándome de que la bola de pelos blanca tenga agua y comida.

Cuando salgo del edificio el viento fresco de la noche me produce escalofríos en todo el cuerpo obligándome a apresurar el paso, no quería ir al trabajo. Quería quedarme en casa haciendo un montón de nada pero las cosas cambian y ahora no habia elección, si no trabajaba Erre y yo acabaríamos viviendo debajo de un puente comiendo de la basura.

El simple hecho de imaginarme a Erre otra vez en un tacho de basura como cuando lo encontré me motiva a acelerar el paso. Esa maldita bola de pelos merecía el mejor lugar del mundo y yo haría todo lo posible para dárselo.

En cuanto atravieso la puerta del bar se que será una noche agitada. Hoy no tocaba ninguna banda pero si venia un DJ a pasar música, el chico era bastante conocido en redes y contaba con un buen número de seguidores así que el lugar estaría repleto de gente eufórica.

Besos sobre tu tumbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora