capítulo 25

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El cliché de una sola cama. Algo que siempre me pareció curioso y divertido.

Si. Divertido hasta que acabé durmiendo con Ryan.

Habíamos dormido juntos en varias ocasiones, sin embargo nada se comparaba con esta situación. Él mirándome a los ojos, sus palabras dando vueltas por mi mente y yo siendo incapaz de responderle algo.

Estaba ebrio, muy ebrio de hecho y eso justificaría a la perfección sus palabras.

<<Que estemos durmiendo en la misma cama no significa nada, pelirroja. Juré ser tu karma>>

Puta mierda.

— ¿Hasta cuando vas a seguir con eso?— murmuro sintiéndome agradecida con el de arriba por hacer que me salga la voz.

Los oscuros ojos de Ryan vagan por mi rostro hasta detenerse en mis labios que tiemblan al oír su voz.

—¿Alguna vez te preguntaste como me sentía cada vez que me tratabas mal en público y luego a solas me pedías disculpas?

Mi corazón se acelera, esta es la primera vez que hablamos cara a cara sobre ese tema.

—Cada maldito segundo.— confieso.

Ryan levanta una de sus manos y aparta un mechón de cabello de mi rosto, ese era un gesto que le encantaba hacer cuando todo era menos difícil.

— Me gustabas tanto, pelirroja.— su mano acaricia con dulzura mi mejilla haciendo que automáticamente mis ojos se empañen.

Juro que una bofetada dolía menos que esa maldita oración de cuatro palabras.

Me lo quedo viendo sin dejar que las lágrimas se derramen, él lame sus labios con lentitud mientras respira profundamente.

— Lo lamento mucho, en serio. Lamento cada decisión estúpida que tomé, lamento todo lo que hice ese último día antes de...— dejo de respirar, si continúo hablando se que romperé en llanto y el final de nuestra historia me alcanzará.

Ryan me atrae hacia su cuerpo, mientras un tierno "Shh" sale de sus labios.

— Respira profundo.... Uno, dos...

<< —Está bien,— dice el mientras toma mi rostro entre sus manos— Si tienes que llorar.

Un puchero aparece en mis labios, me sentía expuesta ante el mundo. Sabía que llorar era algo normal y que estaba lejos de ser algo malo, sin embargo llorar porque el idiota de mi padre había olvidado mi cumpleaños, eso ya era otro nivel y sentía que esa situación no merecía mis lágrimas.

—¡Él lo olvidó!— susurro mientras me acurruco aún más en sus brazos.

Ryan no dice nada, solo se queda en silencio dejando que mi tormenta interior se desvanezca.

Luego de que mi padre se divorciara de mi madre todo fue un desastre y no, no me refiero a que papá rehízo su vida y que mi madre andaba llorando por los rincones. Más bien me refiero a que todo era peleas constantes, mi madre lo llamaba porque no venía, lo echaba a patadas e incluso llamaba a la policía si venia.

Cuando él desaparecía ella fingía que todo iba de maravilla pero la realidad era todo lo contrario a eso, estaba completamente desbalanceada y se aferraba a mi vida como si esa fuera su única distracción.

Por otro lado papá nunca había sido un mal tipo, sin embargo ella lograba sacar lo peor de él. Eran tal para cual en un sentido malo.

— Estoy seguro de que en realidad no lo olvidó... Quizás...— Se queda en silencio por unos instantes mientras busca algo ingenioso para decir— Se perdió, sabes como es tu padre.

Besos sobre tu tumbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora