capitulo 8

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Entrar a su perfil de Instagram se volvió mi nueva obsesión.

Luego de esa noche Ryan me acompaño hasta la puerta del departamento de Simón, el sol ya había salido y yo no pensaba volver a pisar su casa así que la mejor opción era ir a buscar mis bolsas de ropa y ver donde demonios metería mi cabeza.

— Si necesitas cualquier cosa llama a Kale, seguro estará encantado de ayudarte.— había dicho de forma cortante y luego me dio la espalda sin despedirse.

Observo las paredes rosadas del cuarto de mi nuevo departamento, mientras dejo el celular a un lado de la cama.

<<Todo ocurre por algo cariño>> dijo mamá cuando la llame para contarle lo ocurrido.

Todo ocurre por algo. Una frase tan mal utilizada que hasta perdió el sentido.

Había conseguido alquilar un bonito departamento a unas cuadras de la universidad, tenía dos cuartos, un baño y una cocina comedor bastante espaciosa. Por otro lado Brandy, la chica que había conocido en el bar, me había sido de gran ayuda ya que me había conseguido un puesto en el bar donde ella trabajaba.

Las cosas se iban acomodando de a poco pero aún tenía la sensación en el pecho de que todo era un caos.

Me levanto de la cama mientras pienso en que pasaron siete días desde la última vez que ví a Ryan, ¡Siete días!

Me pongo las zapatillas, la calza negra de trabajo y la musculosa. Hoy sería mi tercer día trabajando en el bar y yo ya estaba agotada, el horario de la noche no le sentaba muy bien a mi cuerpo que rápidamente se sentía desganado.

Voy al baño para mirarme en el diminuto espejo roto que hay ahí, me pongo un poco de rímel, corrector de ojeras y trenzo mi pelo en una sola trenza.

Vuelvo a mirar mi reflejo, noto que algunos mechones rojos se escapan pero decido dejarlos así, le dan un aspecto desarreglado al peinado y me gusta. Tomo el bolso negro de la mesa y salgo del departamento.

El trabajo en el bar era bueno, Brandy y Owen habían sido super atentos y me habían ayudado en todo lo posible desde su lugar de trabajo. Ya que ellos estaban en la barra y yo llevando los tragos a las mesas por lo que mucho no podían hacer por mi.

La luna está en lo alto del cielo y es testigo de cómo me adentro en el bar para darle la bienvenida a mi cuarto día de trabajo.

—¿Como esta, Mérida?— dice Owen llamándome por el ridículo apodo que había elegido para mi en cuanto pise el bar para comenzar a trabajar.

— Deja de decirme así.

— Pero te sienta bien. Eres igual a ella.

— Y tu tienes la cara como un tiburón martillo.— Respondo riendo al darme cuenta de que de hecho si se parece.— Y yo no te ando diciendo "tiburón martillo".

— ¿Tiburón martillo?— dice el castaño haciendo una mueca extraña y luego dándome la espalda para mirarse en el reflejo de las puertas de vidrio que hay detrás suyo.— ¿Tengo la cara como un tiburón martillo, Bran?

Brandy comienza a reír— De hecho si te pareces.

Brandy se acerca a mí para saludarme y siento como su perfume me envuelve.

— ¿Quién te dijo eso?— pregunta.

— Mérida.— Owen me apunta a mi y Brandy comienza a reir a carcajadas.

—Muy ingeniosa.— pasa sus manos por su cabello rosa y no puedo evitar pensar en que parece un bonito algodón de azúcar.

Me pongo el delantal y el trabajo comienza antes de lo esperado, hoy vendrían una banda a presentar sus canciones. El bar era algo así como un lugar de exhibiciones, el primer día de trabajo hubo una chica que hacía trucos de magia, ayer vino un fotógrafo y hoy viene una banda.

Besos sobre tu tumbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora