capítulo 26

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Por unos fugaces momentos de la noche todo había sido bonito pero en cuanto la alarma sonó indicando que debía levantarme todo lo bonito se desvaneció.

Me siento en el borde de la cama mientras intento despabilarme, veo al costado de mi cama. Ryan aún esta allí, durmiendo plácidamente.

Que envidia.

Me levanto con cuidado de la cama para ir hasta el placard y agarrar un vestido de tirantes color verde musgo, el verde era mi color favorito, sentía que combinaba a la perfección con cualquier otro color.

"Ese color no pega con nada" Solía decirme Alaska muy a menudo, sin embargo me negaba a aceptar tal abominación. El verde es un color precioso sin contar que significa armonía, calma interior y equilibrio emocional.

Tomo el vestido, los zapatos y la cartera en mis manos para salir del cuarto y no tener que volver a entrar.

Al salir del cuarto la luz del sol que se filtra por las ventanas me cega momentáneamente, Erre comienza a ladrar mientras mira el tarro vacío de comida. Esa era una costumbre que se había agarrado para llamar mi atención y decirme "Oye, dame más comida".

Al parecer cuando más quería que se quedara en silencio más ruido hacia.

Le sirvo comida, voy al baño, lavo mis dientes y seguido de esto me pongo el vestido que había elegido.
Una vez estoy lista para salir agarro una manzana de la nevera y le dejo una nota a Ryan sobre la mesita de luz.

Buen día Jack Frost, cuando salgas del departamento cierra bien la puerta y asegúrate de que Erre se quede adentro. Siempre se quiere escapar.


Lo observo una ultima vez antes de irme, verlo dormir tan pacíficamente es de las mejores sensaciones que pude experimentar en mi vida.

Suspiro mientras me digo a mi misma que de nada sirve seguir pensando en el pasado. Si, me equivoqué, jugué con sus sentimientos y provoqué que todos lo vieran como un foco de burlas pero había cambiado, realmente había cambiado ya no era esa niña a la que le daba miedo ser rechazada y si pudiera volver el tiempo atrás para cambiar las cosas lo haría.


Consejo N°26 de Savannah para ti.

Todos en algún momento de nuestras vidas cometimos errores pero... ¿realmente vale la pena seguir lamentándonos por cosas que ya no podemos cambiar? Desde mi punto de vista lo que está en nuestras manos ahora es el como accionar no el como pudimos accionar.

(...)

Estoy en mitad de mi tercera clase cuando una llamada de instagram se roba mi atención. En la pantalla aparece su foto y no puedo evitar fruncir el ceño mientras que mi ritmo cardíaco se acelera.

Deslizo mi dedo sobre la pantalla para aceptar la llamada, llevo el teléfono cerca de mi oído.

—¿Pelirroja?— pregunta del otro lado y por el tono agitado con el que lo dice se que algo ocurrió.

—¿Que demonios ocurre, Ryan?

— Erre se escapó.

Esas tres palabras bastaron para hacerme juntar las cosas de mi banco y salir de la clase, antes de atravesar la puerta el profesor me pregunta que ocurre y simplemente le digo que me siento mal. Cosa que es una mentira a medias.

Besos sobre tu tumbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora