capítulo 18

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—¡Me corto! El imbécil me corto.

Kale suelta una carcajada muy ruidosa que me hacer querer asesinarlo.

—¿Se puede saber que es lo gracioso?— digo con hostilidad.

—Nada, nada.— se ataja— Seguro no quería nada importante de otra manera no hubiera cortado.

Ignoro por completo lo que dice y solo me dedico a mirar por la ventana del auto, los pensamientos sobre la ideal vida del nerd al cual le hacia  la vida imposible cuando estaba con mis amigas no tardan en aparecer.

<<—Mira quien esta ahí— susurra Alaska.—La rata de alcantarillas.

—Ay, Ash, no digas eso.— Dice Sydney con un tono de burla— ¿Acaso todavía no te enteraste que es el novio de Sam?

Mi mirada se levanta con rapidez para ver de quien están hablando mientras que mi mente me traiciona sabiendo por adelantado de quien se trata.

Ryan esta ahí apunto de abrir su casillero para guardar sus cosas, se ve cansado, su pelo va revuelto y sus ojos están ligeramente rojos.

—Ya dejen de molestar— gruño pero eso parece incentivar aun más a mis amigas para que continúen molestando.

—¿Cuándo será el casamiento?—pregunta Alaska—¿O se casaron en secreto?

—Dejen de molestar, ¡él no me interesa!

—Dijiste lo mismo con Simón y ahí están.— Sydney se ríe burlándose de mi.

—¿Dejaste el regalito en su casillero?— indaga Ash y yo asito mientras paso saliva.

Me adelanto varios pasos y me paro delante de Ryan quien al percatarse de mi presencia sonríe ligeramente pero ese gesto desaparece en cuanto ve a Sydney y Alaska detrás de mí.

Ryan solía decir una y otra vez que ella no eran una buena compañía, que sólo me utilizaban y que hablaban a mis espaldas pero desde mi punto de vista la cosa no era así. Ella habían estado en momentos difíciles y también en momentos emotivos, si bien es verdad que hay muchas cosas que no puedo contarles ellas son mis amigas.

—¿Puedes hacerte a un lado?.—pregunto fuerte y claro haciendo que varias personas se nos queden viendo.

Quería que mis amigas dejaran de molestar pero no quiera que el abriera su casillero y encontrar el sapo ahí.

—No estoy de humor para esto hoy, pelirroja.— responde arrastrando cada una de las palabras sin siquiera mirarme mientras coloca la llave el la abertura.

—¿Te pregunte? Me importa una mierda si estas o no de humor, quiero pasar.

— Si vas a actuar como una imbécil para complacer a estos idiotas te equivocaste de persona.— Abre el casillero, ve el cadáver del sapo y automáticamente vuelve a mirarme mientras una expresión de asco adorna su cara.

—¿Imbécil yo?—me río sarcásticamente haciendo que varias personas también rían.—Que yo sepa no fui yo quien estaba llorando en el baño como un bebe porque la profesora de arte dijo que mi pintura era un asco.

Ryan no me responde nada, lo que había dicho le había dolido. Era algo que me había contado porque estábamos en total confianza pero ahí estoy yo ventilando nuestra conversación en un intento desesperado por demostrarles amigas que él no me importaba.

—¿Tú pusiste el sapo?— Pregunta pasando por alto mis palabras.

Alguien me abraza por detrás y en cuanto siento su olor a perfume primaveral se que se trata de Simón.

Besos sobre tu tumbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora