Mientras avanzamos por las calles de la ciudad no puedo evitar mirar la caja que llevo en mis piernas con los vasos de café, el pastel de coco y las servilletas. Habíamos pasado por una cafetería para comprar las cosas ya que según Ryan, el lugar al que íbamos era el ideal para ver el amanecer con un buen desayuno.
Le doy una mirada y no puedo evitar sonreír, ¿porque debía tener un perfil tan hermoso como ese? Incluso las pequeñas marcas de acné que casi no son visibles en su piel, le dan un aire juvenil y encantador.
— Desde este lugar se puede ver toda la ciudad.— me dice mientras estaciona el auto.
Él me pide la caja con los vasos para que pueda bajar del vehículo sin correr peligro de quemarme.
Cuando ya estamos fuera el aire de la mañana me produce escalofríos haciendo que me abrace a mi misma. Ryan señala hacia el único banco que hay en el lugar y entonces comenzamos a caminar hacia allí.
La vista es... Preciosa, se pueden ver todos los edificios, parques y calles de la ciudad. Sin contar que con el sol saliendo en el horizonte entre las estructuras le da un toque pintoresco que hace que parezca un cuadro.
Consejo N°32 de Savannah
para ti.
Aprende a apreciar los pequeños detalles que te da la vida, no sabes cuando puede ser tu último suspiro.— La vista es hermosa.
Él se ríe y coincide conmigo.
— Si, la vista es hermosa.— responde mirándome directamente haciendo que comience a reír.
—¿Esa es tu forma de coquetear?
— Ya te lo dije, yo no coqueteo.
—¿Entonces me estas diciendo hermosa?— pregunto, él muerde su labio inferior antes de abrir la boca nuevamente.
— ¿Seguimos hablando de la vista?— sonríe con picaresa y yo le doy un pequeño empujón.
— Idiota.—murmuro mientras nos sentamos.
Él me extiende uno de los vasos y yo lo acepto mientras observo como le da el primer sorbo a su café.
— Sacando el chiste. Estás hermosa— dice sin mirarme, un gesto que solía hacer muy a menudo cuando algo le daba vergüenza.
— Hermosa o no. No consigo que alguien se enamore de mi y me tome enserio.
Los segundos pasan y mis palabras se quedan en el aire hasta que Ryan finalmente me mira a los ojos, y puedo sentir cómo su mirada se clava en mí, con una intensidad que me hace estremecer. Me doy cuenta de que él sí me ve hermosa, y que quizá podría tomarme en serio si no fuese por esas últimas palabras que me dio antes de irme en el auto con mi madre y que no haya un mañana para nosotros.
<< —Vez, esto es lo que digo... Ahora eres amable porque no hay nadie observándonos. Te juro que aunque sea lo último que haga voy a ser tu karma, Savannah, todo lo que me hiciste te volverá multiplicado por diez y yo me encargaré de eso.>>
Ambos nos quedamos en silencio, mirándonos fijamente. Puedo sentir la tensión en el aire, y sé que algo está a punto de suceder. Mi corazón late fuerte en mi pecho, y mis manos comienzan a sudar.
No puedo dejar de mirarlo, de contemplar cada detalle de su rostro. Es como si hubiera sido creado para cautivar a cualquiera que se cruce en su camino, y lo hace sin esfuerzo, así fue desde el primer momento conmigo. Con su timidez, con sus mejillas sonrojadas y ese fanatismo extremo por game of throne fue lo que más curiosidad despertó en mi, lo que me cautivó.
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Besos sobre tu tumba
Teen FictionSavannah Miller; egocéntrica, reina del baile, capitana del equipo de porristas y un sin fin de calificativos que llevan a lo mismo. Una perra que se cree más que nadie. Ryan Black; la víctima preferida de Savannah, la palabra imperfección es la que...