prólogo.

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Es como si todo lo que habíamos construido para mantenernos bien se estuviera cayendo, él había prometido ser mi karma, ser mi destrucción y así fue. Poco a poco me consumió hasta dejarme en cenizas, se que lo merecía pero eso no quita el hecho de que me siento como la misma mierda.

En el hospital él había sido tan...

Sacó un cigarrillo de la pequeña caja y lo enciendo, las estrellas brillan en lo alto con intensidad y las envidio por estar tan lejos de lo que es la vida terrenal. ¿No es tan loco pensar que ellas murieron hace muchísimos años pero que su luz aún sigue viajando e iluminandonos? 

Inhalo profundamente el humo del cigarrillo, mientras mantengo mis ojos aún en el azul oscuro de la noche, mi teléfono comenzar a sonar y en cuanto veo su nombre en la pantalla me quedo sin aliento, deslizó el dedo y atiendo la llamada.

— Estoy en la puerta de tu departamento, ¿puedes abrir la puerta?

—No estoy en el departamento.— respondo y corto la comunicación.

Varias lágrimas se deslizan por mejillas, siento cómo el aire hace que mi cabello se alborote pero sinceramente no me importa el hecho de que quizás me vea como un desastre.

— Estoy en la puerta de tu departamento, ¿puedes abrir la puerta?

—No estoy en el departamento.— respondo y corto la comunicación.

Varias lágrimas se deslizan por mejillas mientras siento cómo el aire hace que mi cabello se alborote pero sinceramente no me importa el hecho de que quizás me vea como un desastre, ya que me siento como un desastre.

—¿Se puede saber que estás haciendo?

—¿Ya estás contento?—le respondo con otra pregunta.

Él pasa ambas manos por su cabello y luego sonríe con incredulidad.

—¿Puedes tirar eso?— Me arrebata el arma mortal que llevo entre los dedos y lo tira lejos de mi en un movimiento brusco que me toma por sorpresa.

—Ya vete, Ryan. Conseguiste lo que querias—el nudo en la garganta hace presencia—Me destruiste.

—Al destruirte a ti me destruí a mi mismo también.—dice mientras se sienta a mi lado.

—Ese es el precio a pagar, supongo.

—¿Perder a la persona que amo?—cuestiona, como si fuese un precio demasiado elevado.

Lo miro a los ojos por unos instantes, sus palabras no me tomaron por sorpresa. Me había dicho te amo en el hospital ¿Lo había sentido realmente o solo era parte de su plan para destruirme?

Él comenzó a reír sin ganas como si todo fuese absurdo,—Quiero estar contigo, pelirroja.

Sacó otro cigarrillo de la caja, lo enciendo y le doy una calada rápidamente.

—Esta vez te toca a tí demostrarme que realmente quieres eso—suelto el humo en su cara.—Todo este tiempo he sido yo quien ha estado detrás tuyo, intentando enmendar un error del pasado que ya no tiene solución ¡Joder!

Ryan nuevamente me quita el cigarrillo y lo tira, está mirándome directamente a los ojos como si esa fuera la única manera que tiene de disculparse. Él sabe a la perfección que en este caso las palabras no sirven de nada.

Una de sus manos sube hasta mi mejilla provocando que por unos segundos mi mente quede en blanco, seguido de esto se acerca aún más a mi y por unos instantes todo es perfecto hasta que recuerdo todo lo que ha ocurrido en tan solo un año y lo mágico del momento desaparece.

—Esto—comienzo a decir— No funcionara, nos vamos a destruir el uno al otro.

—Ya estamos destruidos, quizás esta sea nuestra oportunidad de reconstruirnos.

—Ya estamos destruidos, quizás esta sea nuestra oportunidad de reconstruirnos

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Besos sobre tu tumbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora