Parte 4

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A la semana siguiente los resultados de los exámenes se dieron a conocer y, afortunadamente, pase todos.

—Tomen su respectivo asiento— el profesor hizo acto de presencia en el aula y eso hizo que los malditos que me molestaban corrieran a su lugar —El día de hoy les daré sus calificaciones— hablo en cuanto vio que todos se encontraban prestándole atención.

Estaba nervioso, si no pasaba el examen mi beca desaparecería y ahí todo terminaría para mi —Máximo Williams— me llamó y yo volteé a verlo.

—Aquí— me puse de pie y camine hacia su escritorio.

—Felicitaciones, tu puntuación final es de 9.5.

Sonreí al escuchar eso, algo en mi interior bailo de alegría. La beca aún seguía y eso era lo mejor de todo. —Gracias— tome la hoja y, como siempre, puse mi firma al final de la calificación.

—Vuelve a tu asiento— asentí y di media vuelta comenzando a caminar por el estrecho pasillo que había entre los pupitres.

Mientras caminaba el idiota de Aarón me puso el pie para que me tropezara y cayera al suelo. Mis reflejos eran mejores que los suyos así que cuando estaba a punto de caer me tome de su pupitre y así impedí aquello. Claro que mis compañeros de clase, al ver la escena, comenzaron a reír y con el cuchicheo.

—Idiota— susurró Aarón.

—Suficiente todos— habla el profesor. Yo solo me paré erguido y continué caminado hacia mi lugar. —Espero que sus promedios sean tan buenos como los de Máximo como para que se burlen de un accidente. Ustedes ni siquiera alcanzaron la nota excelente.

Sonreí al escuchar aquello. No por nada era el mejor de la case y tenía una beca que cubría el setenta por ciento de la colegiatura.

El resto del día recibí mis calificaciones de las demás materias y en todas había recibido buenas notas. Ninguna de ellas Yeni menos de nueve y eso me hacía sentir aliviado. Cuando las clases terminaron fui directo al trabajo, el cual se había convertido en un infierno gracias al inútil de Oliver.

O sea, está bien no saber nada en los primeros días de trabajo, pero este chico parecía un retrasado, ni siquiera sabía cómo mantener el orden en la piscina. Siempre terminaba haciendo su trabajo y eso me quitaba tiempo que bien puedo utilizar en mis estudios.

Como sea, al llegar al hotel fui directo a cambiarme por el uniforme. Fui hasta la recepción y me posicione en mi sitio. Al paso de algunas horas un hombre con su esposa e hijo pequeño se posicionó frente al escritorio.

—Buenas tardes— saludo.

—Buenas tardes ¿En que puedo...?— al mirarlo vi que era mi padre y por un segundo me quede sin palabras —¿ayudarlo?

—Hace poco hice una reservación.

—Si, permítame un momento— mire hacia mi escritorio y comencé a buscar —¿A que nombre hizo la reservación?

—Arthur Williams— responde y comencé a buscarlo entre la lista de reservación que el hotel manejaba.

Cuando lo encontré en la lista volví a mirarlo —Usted hizo una reservación con el plan VIP— me puse de pie y me giré para tomar las llaves de la habitación que se le asignaría. —La habitación número 1510, será suya por los siguientes cinco días— tome el folleto que se les daba a todos los huéspedes —La habitación cuenta con tres recamaras, cada una con su respectivo baño, también hay un medio baño, un balcón con vista al mar y una sala de estar—. Expliqué dándole las llaves y el folleto.

—Gracias— dice tomando las llaves.

Yo por mi parte me limité a darle una sonrisa forzada.

—Max— Oliver me llamó y yo volteé a verlo molesto.

El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora