Parte 28

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—Ya te dije que no iras— dijo Celine a Alisa. Se acercó a ella y tomó sus hombros —Esta misión será peligrosa y no quiero que resultes herida— acercó su cuerpo al de la chica y le dio un abrazo —Mi pelotón y yo nos encargaremos y puedes estar segura que ese hombre pagará sus crímenes.

—Quiero ser yo quien lo haga pagar— Alisa utilizo fuerza y se separó de Celine —Es que no logras entenderme— la miro molesta —El debe morir, yo debo matarlo.

—No— el rostro de Celine se enfadó —Ti no vas a convertirte en una asesina.

Alisa solo se giró y salió molesta de la habitación. La pelinegra no iba a frustrar sus planes, ella debía ajustar cunetas con el asesino de su familia, no por nada había hecho algo que odiaba convirtiéndose en la mano derecha del líder de Andromeda.

—Te dije que iría con o sin ti consentimiento— susurró la chica mientras salía de la casa de Max. Entro a su auto y regreso a la mansión principal para alistarse.

Mientras tanto, Celine reunió a su pelotón. Cuando estuvieron listos partieron hasta donde se encontraba la guarida de Jhonatan. Ahí ya los esperaba Alisa, escondida entre los arbustos.

—Recuerden— habló Celine —La prioridad es rescatar a los rehenes— ordenó.

—Si, jefa— dijeron todos al unísono.

—Entonces, andando— dio la vuelta y comenzó a caminar, manteniéndose alerta del peligro que la asechaba una vez entraran al inmueble.

Alisa se mezcló entre los soldados que iban detrás de Celine y una vez todos estuvieron dentro, los hombres de Jhonatan abrieron fuego.

Los disparos salían en todas direcciones, estampándose en los cuerpos desprotegidos de los hombres de Jhonatan.

Alisa aprovechó ese momento para entrar al lugar y buscar el escondite de Jhonatan. Una vez dio con él abrió la puerta y disparo.

La bala se estampó en el abdomen del hombre, este se tambaleó, pero no cayó al suelo. Alisa entro a la habitación sosteniendo su arma frente suyo.

Jhonatan rió, miró a Alisa y se tocó la herida, misma que ya había comenzado a sangrar —¿Qué sorpresa me trajo el viento?— volvió a reír, pero esta vez acercándose a Alisa.

—Pagarás por tus crimines— la chica susurró, intimidante. Esta vez colocó el arma en dirección al otro costado del hombre.

Su venganza era clara, quería que Jhonatan sintiera el mismo dolor que su madre y su hermana habían sentido el día que les arrancó la vida. No planeaba matarlo de un solo tiro, porque de ser así el primer impacto de bala habría sido en la cabeza. Alisa quería torturarlo hasta matarlo, pero ¿eso la saciaría? ¿Eso le devolvería la felicidad que perdió aquel día? ¿En verdad volvería a ser la misma Alisa del pasado?

Sin dudarlo, volvió a disparar. Eso hizo que el hombre se detuviera y retrocediera un par de centímetros. —Hay Dios mío— exclamó Jhonatan. —Está mujer si que está loca.

—Cállate, maldita sea— disparo otra vez, el disparo se estampó en la pierna derecha del hombre, luego, volvió a disparar y este otro se estampó en el hombro.

Eso hizo derribar al hombre, a lo cual Alisa corrió y se puso sobre el, para soltar golpes fuertes directos a la cara. La chica debía descargar toda su ira, debía desquitarse con ese hombre, debía hacerlo pagar por lo que había hecho. Tenía que deshacerse de ese mal recuerdo.

La chica soltaba algunos pequeños gritos. Mientras golpeaba, las lágrimas bajaban, el recuerdo de su familia volvía y eso la devastaba.

Al poco rato Celine la encontró, rápidamente corrió a detenerla. Se aproximó a donde la chica se encontraba y la tomó de los brazos —detente— la jalo hacia ella y la inmovilizó con sus brazos.

—Déjame— Alisa forcejeó —necesitó terminar esto, no estaré satisfecha hasta verlo muerto— dijo golpeando el pecho de Celine con las pocas fuerzas que su movilidad le permitía.

Celine no cedió a la petición y siguió manteniéndola en esa posición —no te soltaré hasta que te calmes— miró a Alisa —Ya es suficiente, mira cómo está ahora.

El rostro de Johnatan estaba cuprero por su propia sangre. El pobre hombre ya no tenía fuerzas para moverse siquiera.

Alisa se desplomó a llorar, hundiendo su cara en el pecho de Celine. Celine solo trato de tranquilizarla acariciando su cabello.

Un par de soldados llegaron a donde Celine y los rehenes se encontraban, uno de ellos se giró y avisó la ubicación de las personas. En pocos segundos otros más llegaron y les dieron los primeros auxilios a los que se encontraban heridos.

Los paramédicos llevaron camillas u pusieron sobre ellas los cuerpos de Max, Oliver y Jhonatan. Una de ellos quiso ayudar a Alisa, pero esta se rehusó a recibir la ayuda.

—Descuida, yo la ayudaré— dijo Celine, mirando a la chica paramédico. La mujer asintió y fue a dar su ayuda a los demás hombres del ejército que habían resultado heridos mediante la balacera.

Alisa se acomodó sobre las piernas de Celine y envolvió el cuerpo de la chica con sus delgados brazos —Gracias por detenerme— susurró, aún con la cabeza agachada.

Celine tomó el mentón de Alisa y lo levantó, para poder ver a su amada novia —Tu no eres una asesina, Alisa— le dio un abrazo —jamás permitiría que tú te convirtieras en una. Incluso si ese hombre cometió un crimen, tú no eres quien debería hacerlo pagar.

—Yo... lamentó haber venido— volvió a susurrar.

—Ya no importa— Celine se puso de pie, cargando el cuerpo de Alisa —Ahora, volvamos a casa— dio la vuelta y salió de la habitación, cargando aún el cuerpo de la chica —el pequeño debe estar preocupado por su madre.

La operación había sido todo un éxito, el rescate de Max y Oliver había salido a la perfección. Algo que debían agradecer al escuadrón de Celine, sin ellos no habría sido posible el rescate.

El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora