Parte 24

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—¿Qué hace aquí?— mire a mi padre

—Está también es mi casa— hablo Rose —Puedo invitar y traer a quien yo quiera— dijo firme.

—Ven conmigo— le tome del brazo y la hice salir de la casa. Una vez fuera saqué todo lo que tenía atorado —Puedes traer a quien tú quieras, lo sé, pero él no es bienvenido— alegue —El mato a nuestra madre.

—Ya basta— susurró —Se que si nuestro padre no estuviera en ese negocio todo esto jamás habría pasado, también se que nuestra madre murió, pero nuestro padre no es el responsable. Todo eso quedó en el pasado, si te aferras al pasado no podrás seguir.

—No estoy aferrado al pasado, simplemente no he olvidado que por culpa de nuestro padre sucedió todo esto.

—No importa lo que tú pienses sobre él— me miró —Yo ya lo perdone y quiero estar con él. Solo dale una oportunidad.

—No puedo hacerlo— la rodee y me aleje de la casa —Aún no estoy seguro y necesito pensarlo muy bien— rápidamente camine y solo la escuche que grito "espera".

Solo quería alejarme de ese lugar y pensar en las palabras de Rose. No podía perdonarlo y tampoco debía seguir aferrándome al pasado ¿Qué debía hacer?

Mientras me alejaba de casa no noté que alguien me seguía. Cuando se aseguraron de que me encontraba lo suficientemente lejos y que nadie me veía, el auto negro se frenó y me impidió el paso. Un hombre bajo del auto y me apunto con una pistola —Sube al auto— dijo mientras apuntaba hacia mi.

Me encontraba en shock ¿Que iba a pasar conmigo?

Si pedía ayuda ellos no dudarían y dispararían. Solo levante mis manos y lentamente camine hacia donde el auto se encontraba y subí.

Dentro del auto me pusieron una tela oscura que impidió que yo viera a donde me llevaban. En poco tiempo la ansiedad llegó y con ella el horrible recuerdo que me atormentaba también lo hizo.

FLASHBACK

Max, apresúrate o se hará tarde— hablo mi madre desde el pasillo.

—Ya voy— murmure, aún me encontraba acostado. Estudiar para los exámenes parciales me agotaba demasiado.

—Llegarás tarde a la universidad— mi madre abrió la puerta —Te daré dos minutos para que te levantes.

No quería recibir un castigo, por eso, aunque tuviera sueño aún, me levante y me apure. Cuando termine baje casi corriendo y comí lo que ella me había preparado.

Una vez terminamos me puse de pie y ambos salimos de la casa. Ella cerró la puerta y luego comenzamos a caminar en dirección a donde ella trabajaba, siempre la acompañaba al trabajo y después me iba a la universidad.

Mientras caminábamos mi madre me contaba alguna historia que se inventaba, otras veces me decía lo lindo que era vivir en su país de origen y muchas otras cosas más. Siempre me gustaba escucharla y me gustaba verle una sonrisa en su rostro.

Un auto se detuvo al lado de nosotros, el copiloto bajo el vidrio de la ventanilla, la cual estaba polarizada. El hombre pidió una extraña dirección, mi madre la conocía y se la indicó, el hombre agradeció y segundos después se marcharon.

Continuamos caminando y varios metros después el auto se encontraba estacionado. No le prestamos atención y pasamos de largo, el hombre del copiloto sacó la mano por la ventanilla y tomó la mano de mi madre.

Ella me miró y luego miró al hombre, mismo que tenía una mirada morbosa en el rostro. —Tenemos órdenes de nuestro jefe de llevarlos con nosotros, pero aún falta la pequeña niña— hablo el hombre que conducía.

—Si no quieren morir entren al auto, ahora—el segundo hombre hablo, aún sujetando el brazo de mi madre y con su mirada en los senos de ella.

—Max, vete— dijo mi madre haciendo fuerza para liberarse del hombre.

Yo no podía dejar a mi madre ahí sola, así que rápidamente ayude a que ella se liberara del hombre. Cuando ambos estuvimos sueltos comenzamos a correr de regreso.

Gran error. El disparo resonó por todo el lugar, este se estampó en mi abdomen, el dolor fue inmenso que en un par de segundos dejé de sentirlo, la sangre escurría rápidamente y mis fuerzas se me iban.

—Vete— mire a mi madre —Ve por ayuda— susurré antes de desvanecerme.

Cuando desperté me encontraba atado a una silla de metal. La habitación en la que me encontraba olía desagradable y la luz era escasa. Mire en todas direcciones, las paredes y el piso estaban manchadas de sangre, alguna estaba fresca, pero la demás parecía ser de varios días atrás. Mi madre estaba al lado mío, también inconsciente.

Comencé a forcejear para liberarme, pero me encontraba perfectamente bien atado. —¡MA!— comencé a llamarla y a forcejear más fuerte.

La herida comenzó a doler, así que me detuve. El frío carcomía mis huesos, mi vista estaba nublada y mi respiración entrecortada. Iba a morir en ese lugar, lo sabía muy bien.

Más tarde alguien entró a la habitación, mi vista estaba escasa, así que apenas alcancé a distinguir el color de su vestimenta.

—Deben agradecerle esto al señor Arthur, creo que no estarían aquí de no ser por él — su voz era gruesa y jamás logré olvidarla —Él mato a los míos, así que llegó el momento de que yo mate a los suyos.

—Púdrete— habló mi madre. —Él ni siquiera sabe que estamos aquí, ¿Como pretendes tú matar lo más querido de Andromeda? ¿Siquiera sabes en lo que te metes?

—Si, lo se. También se que si te mato aquí y ahora el territorio de Nuevo México será mío.

Mi madre solo rió —Hay que ingenuo eres ¿Cómo podrás ser capaz de tomar algo que ha pertenecido durante generaciones?

Ella recibió un golpe y un quejido salió de sus labios. —No importa como sea. Justo ahora están indefensos en mi territorio y temo que halla alguien que venga a salvarlos.

Tomó algo de la mesa de acero y se lo clavó a mi madre, un grito de dolor salió de ella. Me lamenté por mi poder hacer nada para ayudarla, pero ya no había fuerzas en mi.

Mientras el hombre mutilaba a mi madre, ella pedía a gritos que se detuviera, pero el solo disfrutaba del sufrimiento de mi madre. 

—¡ARTHUR, SÁLVAME!— gritaba auxilio, de la persona que nos había abandonado.

—El no vendrá— dijo el hombre, dando el tiro de gracia. Un disparo que acabó con la vida de mi madre.

Después siguió conmigo, comenzó a cortar mi cuerpo, heridas profundas que se quedaron marcadas en mi cuerpo. Después, cuando se harto de mi, disparo también.

Cuando volví a respetar, en el hospital, ellos dijeron que fue un milagro que yo sugiera con vida. También dijeron que mi madre había muerto.

FIN DEL FLASHBACK

El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora