—Bienvenido a la Hacienda Juárez— habló el primo menor, con un inglés demasiado fluido —Espero que te sientas cómodo y a gusto con nosotros.
—Muchas gracias, cualquier lugar en el que Max este es cómodo y acogedor— me miró.
—El muchacho debe aprender a hablar español— dijo el tío Ramón —No siempre hablaremos inglés cuando él esté cerca para que pueda entendernos. Si formara parte de la familia Juárez, debe primero aprender nuestro idioma y nuestras costumbres.
—Tenga confianza en que yo le enseñaré a hablar el idioma.
—Bien dicho— sonrió satisfecho. —Ahora pasemos dentro, Isabel les mostrará sus habitaciones y después de que se instalen, alístense porque la cena está casi lista— se detuvo, se giró y nos miró a los cuatro recién llegados. —Ahora los dejo— se volvió a girar y fue a la dirección contraria a la nuestra.
—Síganme— la de cabello rosado caminó al frente de nosotros —Hay muchas habitaciones en esta casa, como pueden verlo— dijo —La recámara principal está en el fondo del segundo piso y ahí duermen los abuelos, que próximamente pasará a ser ocupada por la futura cabeza de la familia, o sea, el tío Felipe. Después las recámaras de nosotros, los nietos, están alrededor de la recámara principal y las de los adultos están a las orillas.
Subimos las escaleras y comenzamos a caminar por el largo pasillo y, casi al final del pasillo, se detuvo. —Está casa es demasiado bonita— dijo Rose.
—Si, lo es— dijo ella —Esta es la habitación para Rosita— abrió la puerta y nosotros entramos a ver la estructura. Era increíblemente grande y espaciosa, la cama estaba a la mitad y había un balcón, la habitación tenía su propio baño y un enorme armario para que ella metiera toda su ropa. Después salimos y caminamos a la habitación de al lado. —La habitación para Max— abrió la puerta y se giró —Y la habitación para Oliver— abrió la puerta de la habitación del frente. —Como el pequeño Theo no estaba contemplado, tal vez duerma con el pequeño Roberto.
—Gracias por mostrarnos las habitaciones— dije yo.
—No fue nada— nos dio una sonrisa —Si necesitan algo pueden encontrarme en la habitación de ahí — señaló hacia la puerta que estaba a unas tres puertas de las de nosotros —No duden en buscarme si algo llegase a ocurrirles, inquietarles o demás— sonrío y, ahora si, se marcho a su habitación.
Oliver y yo entramos primero a mi habitación para que pudiéramos ver cómo era. Esta era casi igual a la de Rose, tenía un balcón y un armario, solo que esta era un poco más pequeña. Después salimos y nos dirigimos a la de Oliver, esa era diferente, del mismo tamaño que la mía, a diferencia, esta no tenía balcón, pero el ventanal era enorme y entraba mucha luz por ahí. Tenía una repisa vacía y un esquinero con plantas.
(...)
Acoplarnos a nuestra nueva vida no nos costó mucho. Primero tuvimos que acostumbrarnos al cambio de horario. Después al cambio de rutina, el cambio de clima y también teníamos que acostumbrarnos a las nuevas costumbres.
La universidad quedaba más lejos, a diferencia de allá, aquí estaba a dos horas de camino. Los nuevos compañeros eran totalmente diferentes a los de allá, aquí todos eran amigables y en poco tiempo, Oliver y yo, ya habíamos formado varías amistades.
La escuela a la que Rose iba estaba más cerca que la universidad, a diferencia de nosotros ella tenía a algunos de nuestros primos con ella. Por ejemplo Esmeralda, Sofía y Daniel, ya que eran de la misma edad, cursaban el mismo grado.
Oliver aprendía rápido el idioma y poco a poco entendía lo que los demás decían. Un gran paso para él y del cual me encontraba muy orgulloso.
En cuanto al pequeño Theo, acoplarse a esta vida le fue un poco difícil, al igual que Oliver, él no entendía el idioma y aprenderlo le costó un poco más que a Oliver. En poco tiempo formó una buena amistad con Roberto y se vivieron casi como mejores amigos. El pequeño le hacía bien y le hacía olvidarse de su madre y él porque lo abandono.
Todo cambio para bien, nuestra nueva vida era perfecta, sin el miedo a ser atacados por algún enemigo de mi padre. Con el amor de mis abuelos y los demás de mi familia.
Jamás creí que aquí encontraría La Paz y tranquilidad que tanto había pedido. Agradecía a mi padre por haberme mandado aquí, por haber mejorado mi vida.
Se que aún faltan muchas cosas por pasar, pero estando con mi familia y la persona a la que amo, se que podré afrontarlas.
Y esa fue la historia de como me enamore, de como conocí al chico de enfrente. Del hombre que se llevó mi corazón completamente.
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El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición)
ActionRecuerdo que cuando tenía quince mi padre nos abandonó a mi madre, mi pequeña hermana y a mi. Recuerdo que la mayoría del tiempo estuvimos huyendo, ya que mi padre estaba coludido en la mafia. Recuerdo que cuando cumplí los diecinueve ellos nos enc...