Parte 25

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NARRADOR

¿Dónde está Max?— preguntó Oliver a Rose.

—Seguramente fue al trabajo— respondió ella —Estaba molesto por haberlos traído así que lo mejor es que lo dejemos solo por ahora.

—Iré con él, debe necesitarme— el chico camino hacia la puerta —Ustedes hagan lo que tenían planeado y no se preocupen por esto. Tratare de convencerlo para que venga— dicho eso salió de la casa y comenzó a caminar en dirección al hotel.

Una vez se encaminó comenzó a llamar a Maximo, Oliver quería asegurarse de que se encontrara bien y que el que su padre fuera a su casa no le haya afectado.

Buzón de voz, el número que intenta marcar se encuentra  fuera del área de servicio. Deje su mensaje después del tono— la operadora fue lo único que se escuchó durante las siguientes diez llamadas.

—Vamos, Max— habló Oliver mientras aceleraba su paso —Contesta el maldito teléfono.

Se apuró a llegar al hotel, pero en el camino una camioneta negra, con los vidrios polarizados le cerro el paso. De la camioneta bajaron dos hombres, ambos con capucha. Usando la fuerza lo obligaron a entrar y se lo llevaron.

(...)

MÁXIMO

Las personas dicen que cuando vas a morir los recuerdos más lindos de tu vida pasan frente a tus ojos. Ahora que veo mi vida pasar frente a mis ojos me pregunto si ¿voy a morir?

La ansiedad se apoderó de mi. Comenzaba a desesperarme, no sabía qué hora era o cuanto tiempo estuve inconsciente, o si en verdad esos hombres me habían matado.

Al abrir los ojos solo vi la oscuridad y la ansiedad se intensificó ¿dónde me encontraba?

Forcejee, pero no pude moverme, estaba atado de pies y manos.

La tela negra fue removida de mi cabeza con brutalidad. Frente a mis ojos estaba un hombre moreno, con la cabeza rapada, solo llevaba puesto su pantalón y su parte superior estaba descubierta, mostrando los tantos tatuajes que tenía en todo su cuerpo.

—Me da gusto que al fin despiertes— al hablar recordé la voz del asesino de mi madre, yo jamás podría olvidarla, este hombre era Jhonatan Glass.

—¿Qué hago aquí?— forceje aún más , el miedo ya se había apoderado de mi, yo no quería morir de esta manera y sabía muy bien que la única forma de salir de aquí era con un tiro en la cabeza.

—¿Que no es obvio?— me miro con una sonrisa de satisfacción —Estas secuestrando.

—¿Por que yo? Mi hermana y yo no tenemos los recursos necesarios para pagar el rescate.

—Tal vez tú no, pero tu padre si.

—Ese hombre no es mi padre— lo mire desafiante —Nos abandonó y ¿Crees que se preocupara por mi?

—¿Max?— la voz de Oliver me sorprendo ¿También lo tenían aquí?

Comencé a buscarlo con la vista, al girarla a mi derecha lo vi, el también tenía una tela negra cubriendo su rostro.

—Me alegra que al fin despiertes también— el homicida se acercó a donde lo tenían atado, no estaba lejos de donde estaba mi silla, él se encontraba a unos cuatro metros de distancia. —Hay mucho de que hablar mientras sus padres vienen a su encuentro— le descubrió la cara y al hacerlo vi que su rostro estaba cubierto por golpes graves.

—¿Quién te hizo eso?— de tan solo imaginar que alguien se había atrevido a tocar su rostro me ponían furioso.

—Descuida— habló el homicida —Solo fue mi regalo de bienvenida. Algo para que se sintiera acogido por mi organización.

—¿Por qué nos tienes a los dos aquí?— pregunte yo.

—Porque estoy cumpliendo mi tan esperada venganza.

—¿Venganza?— preguntó Oliver.

—Si— respondió él —Pronto tendré a la Gula y Andromeda en la palma de mi mano y haré con ellas lo que me plazca.

—¿Por qué?

—Porque ellos mataron a mi madre— susurró —En el pasado, cuando la Gula y Andromeda eran enemigas hubo un ajuste de cuentas, el tiroteó se salió de control y una de las balas perdidas impactó en mi madre. Después de eso lo único que quedó en mi fue la venganza— comenzó a reír a carcajadas —La planeé tan bien que cada fase en ella fue un deleite para mi, el escuchar los gritos delirantes de sus integrantes dentro de estas cuatro paredes, el ver su sangre escurrir por mis manos, todo eso llenaba un vacío dentro de mi. Pero a pesar de todo eso siempre hubo un vacío dentro de mi. Tenía que ver destrozados a sus líderes para así yo poder estar satisfecho.

—¿Por que involucras a Oliver en esto? El no tiene nada que ver en esto.

El homicida solo intensificó su risa —¿Es que acaso no lo sabes? ¿Él no te lo dijo?— camino hasta mi y se rebajó a la altura de mi oído —El es el futuro líder de la Gula— susurró.

Mis ojos se abrieron y miré a Oliver —¿Qué?— miré al hombre.

Él jamás me lo dijo, el tiene sus razones. Pero incluso así él debió decirme.

—Lo siento— hablo Oliver, su voz se escuchaba quebrada —Se que debí decírtelo, pero no pude.

El homicida solo rió —Que divertida es esta mierda— aplaudió —Dos mariquitas discutiendo en medio de un grave problema.

—Solo déjalo ir— hablo Oliver —Él no pertenece a Andromeda, ya no.

—Lo siento, pero hombre— me señaló —él tiene la marca roja. La serpiente está en su piel, eso lo convierte en uno más de Andromeda, ¿O me equivoco?— me miro.

—No seas estúpido. El que tenga el tatuaje no me hace parte de esa mierda de Mafia.

—Bueno no importa— se alejó de nosotros y se estiró mientras caminaba hacia la mesa de metal, de donde tomo un cuchillo —Mientras sus padres llegan me divertiré un poco— se giró y nos miró a ambos —¿Por quien comenzaré?— camino lentamente hacia nosotros —De igual forma los torturare a ambos— se acercó a mi y colocó en cuchillo en mi garganta —Puedo escuchar tus gemidos de dolor nuevamente, pero preferiría escuchar los de él— alejo el cuchillo de mi cuello y lo coloco en el cuello de Oliver.

—¡NO LO LASTIMES!— grite.

No quería que mi amado Oliver sintiera el mismo dolor que yo cuando estuve aquí aquella vez. Sencillamente no quería que su cuerpo se cubriera de cicatrices.

El homicida solo rió y volteó a verme —tu no decides esto. máximo— con su puño goleó mi rostro una infinidad de veces.

Los golpes dolían y por cada uno de ellos sentía como la sangre escurría de mi rostro, poco a poco perdía la noción de mi. Mi amado Oliver solo gritaba que se detuviera, pero Dios, era Jhonatan Glass quien me golpeaba, era obvio que no iba a hacerlo.

El golpe final, uno directo a la cíen uno que me hizo perder el conocimiento en un segundo. Solo espero que alguien venga pronto a rescatarnos.

El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora