Parte 11

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Al día siguiente, me levante temprano y le prepare el desayuno a Rose. Como siempre, encendí la televisión y puse el canal de las noticias para escucharlas mientras preparaba el desayuno.

Al terminar de preparar el desayuno lo serví en los platos, me acerqué a las escaleras y le grité para que bajara —Rose, el desayuno esta listo— dije y regrese a la cocina.

Ella bajó corriendo después de diez minutos. Aún estaba en pijama y con el cabello desordenado —Lo siento hermano, pero me quede dormida y no escuche mi alarma— se le escapó una risita.

—¿A que hora volviste de tu cita?

—No vi la hora— volvió a reír y se tocó la nuca.

—Por cierto ¿Qué tal estuvo tu cita?

—Bien, creo— le dio un bocado a su almuerzo.

—¿Por qué crees? ¿Él te hizo algo indebido? ¿Te falto al respeto?

—Pues veras, Jonás pasó por mí porque él iría a ver a su novio y quedamos en irnos juntos ya que nos veríamos en el mismo lugar. André llegó media hora tarde y hermano ¿Puede alguien tener sentimientos por dos personas al mismo tiempo?

—¿Por qué lo dices?

—Había una chica que vi en la sala del cine y era extremadamente hermosa, creo que me enamoré. Pero después llegó André y él también se veía radiante.

Yo comencé a reír —A eso se le llama atracción. El amor a primera vista no existe, Rose.

—Claro que existe— habla Oliver detrás de mi.

Me giré y lo fulminé con la mirada —¿Cómo entraste?

—Pues la puerta estaba abierta, toque el timbre, pero nadie salió así que me tome la libertad de entrar— sonríe y se sienta a mi lado.

—El timbre no sirve, de hecho tiene un pequeño letrero al lado.

—Pues debe estar muy pequeño, porque yo no vi nada.

—Jaja, que gracioso— continué comiendo.

—Hem ¿Puedo desayunar aquí hoy?

—No— respondí seco.

—¡Max!— exclama Rose —que grosero eres— me mira con una mala cara —Claro que puedes— mira ahora a Oliver.

—Gracias— le toma su largo cabello y lo revuelve —eres todo un amor— le sonríe —Si no fuera porque eres menor te pediría que fueras mi novia.

Oír eso me hizo enojar y lo mire molesto —Y aunque Rose tuviera tu edad yo jamás permitiría que tú fueras su novio— me levante de la silla en la que estaba sentado y camine hacia las escaleras —Por cierto, Rose tienes que apurarte o llegarás tarde a la escuela— subí a mi habitación y entre a la ducha para darme un baño.

Cuando termine de ducharme, salí y me cambie. Tome mi celular y baje nuevamente para ir a la universidad.

Oliver aún se encontraba comiendo, no me quede a averiguar qué se había robado de la nevera así que simplemente le advertí que si no salía en dos minutos, me iría y lo dejaría —Voy saliendo— dijo antes de que yo saliera de la casa.

—¿Se encuentra Rose en casa?— pregunta un chico castaño, de ojos color café y de la misma altura que Oliver.

—¿Tu eres?— lo mire tratando de identificarlo.

—André— se presentó —Ayer le dije que pasaría hoy por ella para ir a la escuela juntos.

—¿Si?— me giré y camine de regreso a la casa —Rose, un chico te está esperando fuera.

—Ya voy, dile que salgo en un minuto— dice gritando desde su habitación.

Me di media vuelta y regrese a donde el chico se encontraba y le pedí que la esperara. Poco después Oliver salió de su casa ¿como diablos había llegado ahí sin que me diera cuenta? Bueno, no le di mucha importancia así que subí a la moto y me coloqué el casco.

Rose salió de la casa y cerró la puerta con seguro —Te veo el la noche Max— se despidió de mi y caminó hacia donde el chico la esperaba —Adiós Oliver—.

—Adiós Rose— nos despedimos al unísono.

Él también se trepó y comencé a conducir hacia la universidad.

Como siempre, pare antes de llegar para que nadie nos viera juntos. Él bajo y luego volví a arrancar para ir al estacionamiento y entrar al edificio.

Entre al aula y fui a tomar mi asiento. Poco tiempo después Oliver entró y me saludo, pero yo simplemente lo ignore. Al poco rato Alisa entró y me saludo, yo solo le di una sonrisa y ella se sentó en su lugar.

Las clases comenzaron con normalidad y finalmente el día terminó. Guarde mis cosas y me puse de pie para salir del salón. Oliver me alcanzó y comenzó a caminar al lado de mi.

—Entonces ¿vamos juntos al trabajo?

—Ni en sueños— camine más rápido, pero él simplemente se acopló a mi paso. —¿Por qué no simplemente vas por tu camino y dejas de seguirme?

—Porque casualmente caminamos en la misma dirección.

Me detengo —¿Qué no entiendes que tu presencia me incomoda?— lo miro molesto y luego continuó caminando hasta llegar a la moto.

Me trepé y luego regrese a la casa para cambiarme e ir al trabajo. Rose se encontraba en casa y eso me pareció un tanto extraño ya que después de sus clases siempre va al centro comercial con sus amigos.

—Hola— la salude mientras me acercaba a donde se encontraba ella y su amiga —Llegaste temprano ¿No fuiste con tus amigos al centro comercial?

—Me sentí un poco mal así que Gemma y yo venimos a para que pudiera descansar.

—¿En serio? ¿Que te duele? Vamos al médico— me preocupe y me alarme, no podía dejarla así ¿Que tal si enfermaba más?

—No es necesario, de camino aquí me compre unos antibióticos.

—Claro que es necesario, llamaré a un taxi así que tú espera aquí en lo que voy a traer dinero— camine a las escaleras y luego de un par de minutos regrese con el dinero que probablemente utilizaríamos en el hospital.

Al poco rato Oliver entró como Juan por su casa y se acercó a donde nos encontrábamos esperando a que llegara el taxi que había pedido.

(...)

—El taxi llegó— dije poniéndome de pie y ayudando a Rose a levantarse.

—¿A donde irán?

—Al hospital, Rose no se siente bien.

—¿Quieres acompañarnos?

—Claro.

Ya no podía hacer nada, ni oponerme a que fuera. Todos subimos al auto y nos dirigimos al hospital que no se encontraba tan lejos de casa.

Al llegar ahí sacamos una cita y poco después el médico nos atendió. Reviso a Rose y anotó sus síntomas en la receta —¿Todo bien con ella?— pregunté preocupado.

—Es solo un resfriado común. Debe tomar antibióticos y guardar reposo por los siguientes dos días.

—Te lo dije, hermano. No era necesario venir— susurra Rose.

El médico sonríe y nos mira —Tu hermano se preocupa por ti, pequeña— le da una paleta de caramelo —Aunque no fue necesario venir con tanta urgencia, él se preocupó por tu estado de salud.

Rose agradeció el caramelo y luego se puso de pie —¿Ya podemos irnos?— pregunta y el médico asiente.

De regreso a casa pasamos a la farmacia a comprar los antibióticos que el médico le había recetado y luego, al llegar a casa, deje a Rose al cuidado de su amiga Gemma para que yo pudiera ir al trabajo.

Cuando acabe de cambiarme salí de la casa y vi a Oliver esperándome en donde se encontraba la moto. Le di un aventon y así los dos nos dirigimos al trabajo.

El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora