Parte 10

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—¿Ellos son?— pregunta Rose murándonos.

—Son compañeros de la universidad— respondí.

—¿En serio?— me mira con una sonrisa —¿Son tus amigos? ¿Puedo saber sus nombres? ¿Como los conociste?— se acercó rápidamente a donde nos encontrábamos y se sentó al lado de Oliver.

—No puede ser— dijo Sebastián —¿Ella es tu hermana?— me miró a mi y luego a ella —Ella es la chica que me golpeó la otra vez— la señaló.

Oliver comenzó a reír y yo mire a Rose —Eso fue porque le dijo fea a mi amiga— añade en su defensa —Se lo merecía.

—Eso no fue lo que te enseñe, Rose— la mire molesto —Te he dicho que lo que te enseñe es para defensa personal, no para ir golpeando a la gente.

—Por favor, hermano. Solo le di un puñetazo en la nariz— me mira —después lo obligue a pedirle una disculpa a mi amiga y el asunto se arreglo, a parte, hay que aceptar que se lo merecía.

—Aún así, no importa lo que haya hecho. No debiste haberlo golpeado.

—Pero eso ya quedo en el pasado ¿verdad?— lo miró y el asintió.

—Como sea, ve a tu habitación— la mire y ella se puso de pie para seguido caminar hacia las escaleras.

—Por cierto, hoy saldré con Andre. No lo mencioné por la mañana porque me invitó a la salida de la escuela.

—¿Y ese quién es?

—Un amigo, lo conocí ayer— rió y corrió hacia su habitación.

Nosotros solo seguimos acordando las cosas del proyecto. Hice algunas anotaciones para no olvidarlo después.

Luego de un rato, alguien tocó el timbre de la casa y me levante a abrir para ver quien era. Cuando abrí me encontré con un chico un poco alto, con el cabello muy bien peinado, vestía con ropa formal y en una de sus manos traía un ramo de flores.

—¿Se encuentra Rose en casa?— preguntó y yo asentí.

Di media vuelta y luego me acerqué a las escaleras —Rose ya llegó tu cita— dije y ella bajó corriendo.

Valla que si estaba radiante ¿Quién era ese chiquillo? ¿Por qué mi hermana se había arreglado así? Por lo regular siempre viste con sudaderas holgadas, pero esta vez se había puesto un vestido que le llegaba un poco arriba de la rodilla, este era en color rosa claro, su cabello lo tenía suelto. ¿En serio? Rose siempre se ata el cabello de una trenza y nunca la había visto así de maquillada.

—¿Cómo me veo?— preguntó modelando para mi.

—Te ves diferente, bastante diferente diría yo.

Ella solo me miró molesta —No era la respuesta que esperaba, Max.

—Pero te ves muy hermosa— sonreí.

—Gracias— camina hacia la puerta y yo caminó detrás de ella.

—Cuídala bien y no la regreses tarde a casa— le dije al chico, el solo tragó saliva y asintió —Te veo en la noche— le dijo a Rose.

—Claro hermano, te veo en la noche— se despidió y luego tomó al chico del brazo para comenzar a caminar.

Cerré la puerta y me giré para regresar con los chicos, ellos solo me miraban extrañamente —¿Que?

—Cielos— habla Oliver —Eres un hermano muy responsable— ríe.

—¿Que? ¿A que te refieres?

—Celoso más bien— dice Sebastián.

—No soy celoso— lo mire serio.

—Si claro— dice Alisa. —No te preocupes, yo era celosa cuando mi hermanita llevaba a sus amigos a casa— cambia su tono de voz cuando pronuncia lo último.

—Ya no importa, sigamos con lo del proyecto.

Pasados algunos minutos, Oliver se puso de pie y se estiró —¿Alguno de ustedes tiene hambre?— saca su celular y mira la hora —Son las seis treinta y aún no comemos nada.

—De hecho yo si— responde Alisa y mira a su pequeño —¿Tienes hambre cariño?— pregunta y el niño asiente.

—To también me muero de hambre— añade Sebastián.

—¿Si? Y ¿Que comerán?— pregunté mirándolos.

—¿Pizza?— propone Sebastián.

—No lo se— dice Oliver mirándome —La última vez comí algo muy delicioso, no sé cómo se llama, pero Max sabe prepararlo— los mira a ellos.

—También cocina— dice Alisa —Este chico es todo lo que una mujer necesita— ríe.

—No estoy interesado en una relación ahora.

—No estoy diciendo que tengas una relación. Es solo que si las chicas de la universidad se enteran sobre todas tus habilidades, todas se volverán locas por ti.

—¿Que te hace pensar eso?

—Hola. Soy una chica— sonríe —Todas buscamos un chico así.

—Apuesto a que el padre de tu hijo era así— dice Oliver.

Ella lo miró —Prefiero no hablar de ese sujeto.

—Cambiando el tema ¿Quieren que pida algo de comida? Tengo un cupón en la tienda a la que siempre voy a comer y me dejarán la comida en descuento— habla Sebastián.

—Yo opinó que Max cocine. Nos ahorraremos algo de dinero.

—Obvio no cocinaré— intervengo en sus planes —Podan algo en la tienda que dice Sebastián. Yo iré al baño— me puse de pie y comencé a caminar hacia las escaleras.

Subí a mi habitación y me encerré. Toda la tarde había estado al lado de tres personas. Tres personas a las cuales no conocía para nada. Me incomodaba estar con ellos. No soy bueno socializando y para ser sincero no me gusta hacerlo.

Fui a mojarme la cara con agua fría. Así me tranquilizaría un poco y podría seguir fingiendo que me sentía cómodo con su presencia. Antes de bajar, me quite la chaqueta y me cambie las botas por unos zapatos cómodos.

—¿Ya pidieron la comida?— pregunté en cuanto llegue con ellos.

—La señora que prepara la comida se accidentó y no abrieron la tienda— responde Sebastián.

—Entonces ¿Pidieron otra cosa?

—No— responde —De hecho, Oliver nos dijo que tú prepararías algo.

Lo fulmine con la mirada —¿Si? ¿Cuando pidieron mi consentimiento?

—Rose me dijo que cuando quisiera podía venir y tú me prepararías algo— se acercó a mi.

Yo solo me giré y fui a la cocina —¿Que quieren comer?— accedí.

—Has eso que hiciste la última vez— respondió Oliver.

—No tengo los ingredientes ahora.

—Podemos ir al supermercado a comprarlos— dijo Alisa.

—Está bien— camine hacia la puerta — Esperen. Iré a comprarlos— salí de la casa y luego subí a la moto para ir al súper a comprar los ingredientes.

Al regresar. Prepare la comida y luego todos comenzamos a comer —Esto está delicioso. Jamás lo había comido— dice Sebastián.

—Era una comida que mi madre preparaba y me enseñó a hacerlo— añadí dándole un bocado a mi comida.

Al término de la comida todos regresaron a sus casas. Yo subí a mi habitación y me fui a dar una ducha con agua fría para relajarme.

Una sonrisa apareció en mis labios al recordar los buenos ratos que pase el día de hoy con los chicos. Creo que tener amigos no es tan malo después de todo.

El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora