Parte 31

9 0 0
                                    

Empacamos nuestras cosas. Todo este desorden duro casi una semana, mi padre preparo todo y arreglo todo el asunto de las escuelas.

Eso me dejaba más tranquilo, no me preocupe por nada y despedirme de la señora Lisa fue un poco difícil. Técnicamente ella la había hecho de nuestra madre cuando la nuestra murió y por eso le estaba infinitamente agradecido.

Ahora que estaba por irme un sentimiento ajeno me inundó. Había vivido tardes pacíficas con mi hermana en esta casa y el vecindario era acogedor. Mi casa era un lugar lleno de buenos recuerdos e irme así era algo duro, pero era mejor a morir a causa de ser el hijo de un mafioso.

—Este es el último— susurre mientras cerraba la última maleta con mis cosas.

Ya había puesto todo en perfecto orden, mis maletas y las de Rose se encontraban ya en la puerta, Li y Lu también se encontraban enjaulados para que se nos fuera más fácil transportarlos y ahora solo quedaba esperar a que la hora de partir, llegara.

Salí al jardín a tomar un poco de aire y me puse a recordar los momentos agradables que pase aquí. Cuando menos lo espere Oliver ya se encontraba sentado al lado mío.

—Hola— lo salude con una sonrisa, misma que fue correspondida con un beso.

—Te veías tan entretenido que no quise interrumpirte.

—Solo recordaba— lo mire y después recargue mi cabeza en su hombro.

—¿A mi?— preguntó rodeándome con su mano.

—Lo idiota que eras— lo mire y una risita se me escapó.

—Lo se— rió conmigo.

—Hola— Alisa y mi hermana Celine llegaron a donde nos encontrábamos mi chico y yo.

Nosotros dejamos de reír y las miramos —Hola— saludamos ambos.

—Me alegra verlos así de felices— se sentaron al lado de nosotros.

Yo solo les di una sonrisa.

—Quiero pedirles algo— dijo Alisa en un tono de voz quebrada.

—¿Qué cosa?— la mire serio.

—Quiero que cuiden a mi pequeño Theo— susurró—Lo pensé bien y él estará más seguro con ustedes allá— las lágrimas se formaron en sus ojos, por ello mi hermana la abrazó.

—Pero él necesita de ti, aún es un niño— dije.

—Él sabe que yo estoy muerta y por eso ira a vivir allá— ahora, las lágrimas brotaron. —Es lo mejor para él, su padre era un asesino y su madre es una delincuente, esta vida no es para él y no quiero que en el futuro se convierta en alguien como su padre o yo. Tú tenías razón.

—Descuida— la mire y le di una sonrisa —Si es eso lo que quieres lo haré— me levante y me coloque al frente suyo. —Voy a cuidar a tu hijo como si fuera mío, lo educaré correctamente y lo protegeré siempre.

—Muchas gracias, en serio— ella se levantó y me abrazo —Me fue difícil decidirlo u no sabía si tú aceptarías.

—No podía negarme a algo así— respondí.

—Bueno— habló Celine —Ya es hora— se puso de pie.

Mi padre llegó en seguida, esta vez lo hizo solo y me alegro que así fuera, su tonto ejército de mafiosos era algo que no me agradaba y agradecía que lo entendiera.

El padre de Oliver llegó segundos después, él solo fue a despedirse de su querido hijo y también a advertirle que tenía que portarse bien porque sino lo hacía así, él lo traería de regreso al lugar que mi chico aborrecía.

Subimos las cosas al auto y Oliver y yo subimos en el. Rose se demoró un poco, ya que aún se encontraba despidiéndose de su novio. No era como si no volvieran a verse, el chico juro a Rose que cuando pudiera la visitaría, pero Rose no quería separarse de él ni un solo instante.

Minutos después ella también entró y mi padre seguido de ella. Encendió el auto y antes de irnos Alisa se asomó por la ventana en la que me encontraba —Cuida bien de mi hijo, por favor— pidió una última vez.

—Lo haré— di una sonrisa.

—Buen viaje— dijo ella y después se alejó.

Mi padre comenzó a conducir. Tardamos alrededor de media hora en llegar al aeropuerto y mientras llegábamos Rose comenzó una charla.

—¿Cómo es allá?— pregunto ella.

—Bueno— mi padre la miró —Es diferente de aquí. Todo es diferente y verás que pronto se acostumbrarán.

—Y ¿los abuelos?

—Ellos son amables y buenas personas, los aceptarán tal cual son— nos miró a Oliver y a mi a través del espejo retrovisor.

Yo solo le di una sonrisa y seguí mirando por la ventana. —Será mejor que aquí— susurré.

—Sus abuelos me regañaban constantemente— sonrió recordando —Era un chiquillo maleducado que siempre se metía en problemas. Siempre viví malcriado por mi madre y me convertí en un delincuente, mi padre, que en ese entonces era el líder de Andromeda me enseñaba cosas sobre el negocio y cuando crecí prometí que llevaría el negocio por un buen camino. Cuando cumplí diecisiete me enamore de una mujer, pero ella un día solo desapareció. Después de eso me involucré más en la mafia y conforme los años pasaron tomé un puesto alto ahí dentro. Cuando conocí a su madre fue amor a primera vista, decidí hablarle y comenzamos a salir a citas y todo eso. Conocí a sus abuelos dos semanas después y ellos sabían a lo que me dedicaba, así que me regañaban siempre que los visitaba. Ellos prohibieron nuestra relación, así que decidí robar a su madre y la llevé a Nuevo México para que ahí viviéramos felices.

Yo reí ligeramente —Que tonta fue mi madre al dejarse raptar por un mafioso como tú.

—Ambos nos amábamos y jamás medí el peligro que ella corría. Cuando me convertí en líder de Andromeda los problemas incrementaron, ya que, ahora, todos los enemigos apuntaban a mi. Antes, cuando Celine era pequeña y tú estabas en el vientre de tu madre, visitábamos constantemente a sus abuelos y ellos dijeron que si algún día el peligro se avecinaba no dudara en enviarlos ahí, pero creo que olvide eso y los arriesgué mucho.

—Ya no importa— seguí mirando por la ventana —Ahora ya todo quedó en el pasado, lo que importa ahora es que podremos comenzar de cero allá.

—Si— el susurró.

Llegamos al aeropuerto y luego de que pasáramos por todo el control, ya nos encontrábamos dentro del avión, esperando a que comenzara su viaje al otro país. Ahora, lo único que faltaba era llegar con bien a la casa de los abuelos.

El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora