Cuando Rose terminó de apurarse bajó y se veía radiante. La vestimenta que tenía tampoco era del tipo de ropa que solía usar, como bien dije ella suele usar sudaderas holgadas. Esta vez se puso un vestido color rojo que le llegaba por debajo de la rodilla, se había puesto maquillaje y su cabello lo había dejado suelto.
—Te vez hermosa— le di un elogio, ella solo sonrió y agradeció —Vámonos— dije abriendo la puerta de la casa.
Ambos salimos de la casa y luego subimos a la moto para ir al sementero en donde estaba sepultada nuestra madre. Estaba un tanto lejos y nos demóranos alrededor de una hora en llegar. Cuando llegamos me estacione y luego caminamos hasta llegar a la tumba de nuestra madre.
Al llegar nos paramos en frente y Rose dejó sobre la lápida un ramo de flores que había recogido del jardín. —Hola, mami— saludo ella con una sonrisa.
—Otra vez nos tienes aquí— dije mirando a mi hermana, ella me miró —Solo por un par de minutos, pero aquí nos tienes.
—Max, cuéntale sobre ese chico que te gusta— Rose me miró.
—No. ¿Qué va a decir?— me ruborice por la pena que me dio.
—No dirá nada, es nuestra mamá y estoy segura que nos aceptaría tal cual somos— sonrió — Anda, cuéntale o lo haré yo.
—Está bien— mire hacia la lápida —Pues verás, hay un chico— recordé el horrible rostro de Oliver —Es, ham, él es nuestro vecino. Se mudó hace poco, pero se volvió en mi primer amigo— sonreí —No se ¿como comenzó a gustarme? Pero me gusto y no sé cómo decírselo— me toque la nuca.
—Yo saldré dentro de poco de la escuela preparatoria y me iré a la escuela militar para convertirme en una defensora de la patria— Rose dijo eso orgullosa.
—Pero me dejarás solo— la mire tristemente.
—Sabes cuidarte hermano— me dio un golpecito en el brazo —Ya no necesitarás de mi— sonrió.
—Cierto, pero eso no te librará de mis visitas cada mes— sonreí y después de eso un silencio fue lo único que se escuchó.
(...)
—Te extraño, ma— un nudo comenzó a formarse en mi garganta y el llanto comenzó a inundarme —Aún no entiendo porque fuiste tú y no yo.
—¿De nuevo?— Rose me miró molesta —Ya te he dicho que eso fue porque Dios quería otro destino para ti.
Me lancé a sus brazos y la abracé —Me siento miserable— comencé a liberar las lágrimas que se formaban en mis ojos.
—Ya— Rose comenzó a acariciar mi espalda —Volvamos a casa ¿si?— asentí, seque mis lágrimas y luego me despedí de ella. Después comenzamos a caminar hacia donde estaba la moto y regresamos a casa.
Antes de llegar pasamos al súper a comprar carnes para hacer una parrillada, también compramos cerveza y algunos bombones para quemar en la fogata.
Pagamos todo y, ahora si, regresamos a la casa. Rose me ayudó a bajar las cosas y luego salimos al patio para comenzar a hacer la parrillada. Encendí la fogata y y luego Rose comenzó a cocinar la carne.
—Rose ¿A que hora llegará tu novio?— pregunté mientras ayudaba a cortar la carne y marinarla.
—Dijo que llegaría a las cuatro— miró el reloj de su mano —No debe tardar en llegar— dijo y después movió la carne.
—Okay— entre a la casa y me quite el saco ya que estaba comenzando a hacer calor, lo puse en el sofá y volví a salir. Acomode las cosas en la pequeña mesa de madera y luego de un rato el famosísimo novio de Rose llegó.
Este estaba vestido con un pantalón vaquero color gris, un suéter blanco y unos converse blancos. Saludo a Rose dándole un beso en los labios y luego ambos se acercaron a mi.
—Max— Rose me llamó —Él es André, el chico del que te hable— miro al chico y luego me miró a mi.
—Un gusto— André me estiró la mano para estrecharla con la mía.
—Encantado de conocerte— estreche su mano —Rose me contó lo mucho que la quieres— inicie una conversación.
—Si, me gustó demasiado desde que la mire— todos fuimos a sentarnos a la mesa y comenzamos a comer.
También habíamos invitado a la señora Lila y nos acompañó a comer. Cuando terminamos de comer ella se despidió y regresó a su casa.
Después de que la señora Lila se fuera fui a traer las cervezas que estaban en el refri y le ofrecí una a Rose y otra a su novio. El chico ya era mayor de edad así que ya podía beber y Rose aún faltaban algunos meses para que lo fuera, pero estaba bajo mi supervisión y solo sería una.
Comenzamos a beber y a platicar. Rose contó algunas historias de cuando éramos pequeños y me delató acerca de cuando me daba miedo la oscuridad y ella tenía que quedarse conmigo. Aunque ella no se salvó ya que le conté a Andre lo mucho que le daban miedo las arañas.
Andre nos contó unas cuantas historias de su niñez y en la mayoría del tiempo se la pasó de aquí para allá por cuestiones del trabajo de su padre, pero ahora que era mayor había decidido quedarse aquí a vivir con su tía.
El resto de la tarde platicamos y reímos. Cuando anocheció encendí la fogata y nos sentamos alrededor para poder quemar los bombones. Utilizamos palitos de madera y fue una mala idea ya que el de Rose se quemo como tres veces.
—Llegó la hora de contar mis historias de terror— me puse de pie.
—Por favor, Max— hablo Rose —Ya estás medio ebrio y aparte tus historias jamás han dado miedo.
—No es cierto, cuando éramos pequeños tú te ocultabas bajo las cobijas— la señale con mi barita de madera.
—Yo quiero escucharlo— dijo Andre.
—Cariño— Rose lo miró —No querrás escucharlo, créeme.
—Rose— la llame —Tú novio me cae muy bien— dije y volví a sentarme. Tome otra cerveza y le di un enorme trago.
—Ya basta, Max— habla Rose —Ya has bebido demasiado.
—Aún estoy bien— dije, aunque la verdad ya me sentía algo desorientado.
—No, no lo estás— hablo Oliver detrás de la cerca, pero no le tome importancia.
El trago que le había dado a la última cerveza me hizo perder el control de mi mismo. Seguí bebiendo como loco y después de ese último trago todo lo que sucedió esa noche se borró de mi mente.
Al día siguiente, cuando desperté, Oliver se encontraba durmiendo al lado de mi. Trate de recordar lo que hice, pero fue un fracaso ya que el alcohol supo hacer bien su trabajo.
¡MIERDA!
¿¡QUE FUE LO QUE HICE!?
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El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición)
ActionRecuerdo que cuando tenía quince mi padre nos abandonó a mi madre, mi pequeña hermana y a mi. Recuerdo que la mayoría del tiempo estuvimos huyendo, ya que mi padre estaba coludido en la mafia. Recuerdo que cuando cumplí los diecinueve ellos nos enc...