—¿Qué estupideces dices?— pregunté intentando ponerme de pie. Aunque me dolió el cuerpo, me puse de pie y comencé a caminar —No se de lo que me hablas.
—Mi padre me contaba historias antes de dormir y una de ellas era la de la serpiente roja.
—Oh ¿hablas sobre el tatuaje de mi hombro?
—Exacto, mi padre me contó que ese tatuaje solo los tenían la élite en Andromeda.
—Solo me lo hice porque me gustó el diseño, te lo dije, si perteneciera a alguna mafia claramente no estaría aquí.
—Si como no— caminó detrás de mi —Deberías limpiarte la nariz, te está sangrando— se me queda viendo. Solo lo miro y luego me estira una servilleta de papel.
Yo la tomo y me limpio la sangre que escurría —Gracias— susurré.
—Ya lo descifre— se detiene frente a mi —Eres la mano derecha del líder de la organización— afirma seguro de sí.
—Piérdete ¿quieres?— lo rodee y continué caminado.
—¿No es así? Entonces eres el líder.
—No, Oliver. No lo soy— me detengo y me giro a él —No tengo nada que ver con Andromeda— digo un poco alterado.
—No te creo.
—Si me crees o no, no me importa. Cree lo que quieras— me paro frente la moto y luego me pongo el casco para poder volver a casa.
Él se puso el segundo casco y subió a la moto también —listo, vámonos.
—¿Qué haces?— pregunté confundido.
—Me llevarás a casa.
—No lo haré así que bájate— lo mire serio.
—Bueno, si lo hago le contaré a Rose lo que vi.
—No te atreverías— lo fulmine.
—Rétame— me dio una sonrisa retadora. Estaba dispuesto a hacerlo o bueno su rostro así lo reflejaba.
—No lo harás. Baja ahora, tengo que llegar a casa para ir al hotel— lo tome del hombro.
Él no se movió de su lugar. Luego de un rato recibí una llamada de Rose y conteste —Max, tienes que venir a casa ahora.
—¿Qué sucede?
—Solo hazlo. Hay alguien que quiere hablar contigo.
—¿Quien es?
—No hagas más preguntas. Solo ven, rápido.
—Está bien. Espérame ahí— colgué y luego subí rápidamente. Encendí la moto y comencé a conducir.
Por esta vez, deje que Oliver viniera conmigo, no tenía tiempo de discutir más tiempo con él. Solo me apure a llegar. Me demore unos diez minutos en llegar ya que la universidad no estaba retirada de la casa.
En cuanto llegamos había alrededor de unos cuatro autos negros con los cristales oscuros, todos ellos estacionados frente a la casa. Eso me dio una idea de quién era la persona que me buscaba. Me estacione y luego baje de la moto, me quite el casco y luego entre a la casa después de que Oliver me entregara el casco que había usado él.
Abrí la puerta de la entrada y me encontré con aproximadamente unos cinco hombres parados en diferentes ángulos de la casa y con mi padre sentado en uno de los sofás y a Rose en otro de ellos.
—¡¿Qué haces tú aquí?— me acerqué rápidamente —te advertí que no volvieras a buscarnos.
—Siéntate, por favor— me miró con una expresión neutra.
—¿Qué quieres de nosotros?— lance una pregunta mientras lo miraba molesto —Vete de nuestra casa.
—No me iré hasta que no me hayas escuchado.
—¿Qué quieres que escuche? No voy a escuchar tus mierdas.
—Per favor, hermano— dice Rose. —solo escucha lo que tiene que decir.
—¿Ahora estás de su lado?
—Solo escúchalo— me miró. Yo me senté al lado de Rose, quedando frente a nuestro padre.
—Habla rápido. No quiero perder mi tiempo.
—Quiero que regresen conmigo a Nuevo México— soltó sin rodeos. —Quiero recuperar a mis hijos.
—¡No!— me altere —No iremos contigo a ningún lado. Y nosotros no somos tus hijos, lo dejamos de ser desde que nos abandonaste a nuestra suerte.
—Tenía que hacerlo. Si no lo hacía todos moriríamos.
—Pero gracias a eso mi madre murió, murió por tu culpa.
—Lo se y no sabes cuanto me arrepiento de eso.
—Pues no lo parece. Pudiste haberlo impedido y tú solo te escindiste como un cobarde mientras esos hombres trituraban a mi madre hasta la muerte ¿sabes las pesadillas que eso dejó?— me puse de pie y camine hacia la puerta —Ahora que todo se aclaró, te pido que te vallas— la abrí y lo mire.
El solo se quedó sentado mirando al suelo —Lo se, fui un cobarde cuando los dejé solos, pero creí que si lo hacía nadie sospecharía de que ustedes eran mis hijos y nadie podría hacerles daño. Yo ame demasiado a su madre, ella era lo mejor que me había pasado, ella siempre estuvo apiolándome y amándome.
—¿La amaste? Cuando alguien ama a una persona, no la pone en peligro y no la abandona a su suerte.
Me miró y sus ojos estaban conteniendo el llanto —Fue mi error y ahora quiero enmendarlo.
—Oh, por favor. Después de siete años. Cuatro años estuvimos escapando de ellos y tú no hiciste nada para protegernos.
—Por qué no sabía su paradero. Su madre supo ocultarlos bien y ni yo mismo sabía en donde estaban.
—Ya no quiero escucharte. Sal ahora o llamaré a la policía.
Solo se puso de pie y caminó hacia la puerta. Cuando estuvo al lado mío se detuvo y me miró —Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti— continuó caminando y salió de la casa, seguido de eso, sus marines salieron detrás de él.
Cerré la puerta y me dejé caer en cuclillas al suelo, me tome la cabeza y grité sacando todo lo que había contenido hasta ese momento. Un par de lágrimas resbalaron por mis mejillas, estaba frustrado, enojado, estresado de toda esta situación. Todo se revolvía en mi interior convirtiéndose en un mar de emociones.
—Max, tranquilízate— habla Rose. Se acerca mi y me toma de los hombros —Ya se fue, todo esta bien.
La mire y seque mis lágrimas —¿Tu quieres verlo? ¿Quieres convivir con el?
—No lo sé— susurró.
—Descuida, si quieres hacerlo no me opondré a tus desiciones. Él es nuestro padre al fin de cuentas.
—Lo pensaré ¿esta bien?
—Toma una sabia decisión— le di una sonrisa.
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El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición)
ActionRecuerdo que cuando tenía quince mi padre nos abandonó a mi madre, mi pequeña hermana y a mi. Recuerdo que la mayoría del tiempo estuvimos huyendo, ya que mi padre estaba coludido en la mafia. Recuerdo que cuando cumplí los diecinueve ellos nos enc...