~ ☕ ~ VI

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Último día de semana y mi jornada laboral era reducida, ¡cuánto lo agradecía! Pero a su vez ese día previo a mi descanso incluyó algo nuevo. 

Hacía mucho que tenía pendiente reunirme con mi hermana y esa tarde no se pudo aplazar más. No era desinterés o algo parecido, es solo que mi tiempo era demasiado acotado; como a su vez, desde que falleció nuestro padre, no estaba en contacto del todo. Aún dolía su ausencia. 

—Si no te intercepto, jamás nos reuniríamos.

—¡Je, je, je! Y bien, ¿qué deseas?

—¡Un gran trozo de pastel! Y obviamente, tú pagas.

—De acuerdo~.

A ella siempre le han gustado las cosas dulces, así que la llevé hacia un local que hiciera dichas preparaciones, obviamente el lugar escogido fue mi querida cafetería.

Entramos y debo reconocer que el ambiente en la tarde era totalmente diferente al que habitualmente presenciaba en las mañanas. Se encontraban familias, parejas, o bien personas solas; no obstante todos manifestaban una clara sensación de relajo.

Nos sentamos en una mesa y al cabo de unos minutos nos atendieron. Mi orden: un café negro. Mientras esperábamos nuestro pedido, me dirigí al baño con la mirada puesta en los baristas. Y sí, lo vi, y como siempre, concentrado en su trabajo. Al volver pasé cerca del mesón, cuando una voz intensa me interceptó.

—En vez del de siempre, ¿deseas probar un café nuevo?

Estaba sorprendida, pues él volvió a iniciar una conversación. Y claro está, no desaproveché la oportunidad de aceptar su sugerencia.

—Me encantaría, ¿qué me recomiendas?

Y aunque haya sido un pequeño instante, vi en su rostro una sutil sonrisa.

Mi amargo y dulce baristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora