Tarde, brisa otoñal, dos pares de cafés que ya se encontraban tibios en una banca, y nosotros abrazados, sosteniéndonos el uno al otro.
Era mi primera vez viendo esa faceta en él, y no era para menos, había expresado todo lo que sentía en su corazón, todo aquel dolor. Quizás cuánto tiempo había estado reteniendo sus sentimientos.
—Gracias —seguían sus brazos en mi espalda—. Perdón por esto.
—Tranquilo, no tienes de qué disculparte.
Seguimos abrazados un poco más. En esos momentos solo deseaba apoyarlo, así que tampoco solté mi agarre. Entendía que él no se alejaba porque no deseaba ser visto, no de esa manera, tan frágil y triste, y es que para mí no era algo desconocido.
—Yo..., ya estoy bien —soltó su agarre.
Me alejé de él y a pesar de que ya estaba oscureciendo pude ver su rostro. Era un rostro más tranquilo, sereno, uno muy diferente de cuando lo vi al comienzo, un rostro que había sido, después de mucho, mostrado por primera vez.
—Vaya, se hizo tarde —miró hacia su alrededor para luego voltear su mirada y sostener su vaso—, y el café se enfrió.
—Así parece —también sostuve el mío—. Pero no importa, no estaba muy rico después de todo —sonrió al escucharme.
—Te lo compensaré.
—No, no es necesario...
—Ven mañana a la cafetería —se levantó—, te prepararé uno mejor.
Y con ello nos retiramos del lugar, no sin antes botar a la basura aquellos envases de café a medio servir.
Su mirada desde aquel momento cambió, y entre nosotros dejó de existir el silencio característico. A partir de esa tarde prometimos volver a encontrarnos, reunirnos de ser posible cada día, y así compartir juntos una vez más en torno al café.
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Mi amargo y dulce barista
Short Story✓(♡) Debido a un desperfecto doméstico Violeta comienza a asistir regularmente a la nueva cafetería que se instaló a unos cuantos pasos de su trabajo, sin sospechar que, las características del café que tanto le deleitaban, no solo las encontraría e...