—Sé que te gusta mucho esta cafetería, pero, ¿solo es por el café?
—¿Por qué lo dices? —preguntaba mientras bebía un frappé.
Era verano y las temperaturas se mantenían altas todo el tiempo.
En una oportunidad que mi jornada laboral había concluido antes, con una colega decidimos ir a beber algo fresco. Al salir de la empresa y no tener claro a dónde ir, la dirigí a mi lugar favorito.
Ella estaba al tanto de que asistía todos los días a esa cafetería —ya sea por los envases de café en mi escritorio o simplemente por las servilletas que se acumulaban en mi basurero—, mas no sabía de mi "interés" en cierto barista.
—Pues lo digo porque tus ojos han estado dirigidos al otro lado del mostrador desde que llegamos. Acaso aquel —apuntó discretamente— ¿te gusta?
—Cof, cof, ¡¿qué?! Cof... ¡T-te equivocas!
Luego de compartir ese café latte, con Andrés pudimos hablar más seguido. En ningún momento se trató de conversaciones como lo harían grandes amigos, pero el saludarnos o preguntarnos cómo estábamos había sido un gran avance.
Sabía que compartir regularmente y estar pendiente de él podría despertar en mí aquel interés a la que ella se refería; sin embargo, también sabía que —aunque mi corazón palpitaba con fuerza al verlo, o que aquellos sorbos de cafés danzaban junto a las mariposas que revoloteaban cada vez que cruzábamos miradas o hablábamos— no podría concretarse, y eso era porque hacía poco había descubierto algo muy importante.
—¡Ja, ja, ja! Tranquila, es una broma. Además, claramente no puede ser, veo que en su mano hay...
—Sí, no puedo estar interesada en él —desvié la mirada y tomé con fuerzas mi vaso—. Es un hombre casado.
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Mi amargo y dulce barista
Short Story✓(♡) Debido a un desperfecto doméstico Violeta comienza a asistir regularmente a la nueva cafetería que se instaló a unos cuantos pasos de su trabajo, sin sospechar que, las características del café que tanto le deleitaban, no solo las encontraría e...