Ocho en punto sería la hora acordada, lugar: el mirador de aquella vez.
Acepté conversar. Mentiría si dijera que no estaba entusiasmada, después de todo, las palabras de Francisco habían calado en mí.
—¿Qué será lo que querrá decirme?
Las horas continuaron y ya era tiempo de finalizar mi jornada. Me despedí rápidamente de mis compañeros como era debido y una vez marcada mi salida me retiré hacia el estacionamiento. Pasé cerca de la cafetería. Podría haber entrado y esperado que su turno terminara, pero, estaba tan ansiosa que preferí llegar unos minutos antes. Jamás creí que eso sería una pésima idea.
El tiempo transcurrió y seguía esperando en el mirador. Miraba vez tras vez mi reloj de pulsera. Marcaron las 20:30 cuando decidí llamar, pero en ese momento me di cuenta de que mi teléfono había quedado sin batería y mi cargador, en vez de estar en el auto, estaba en el departamento.
Esperé y esperé, eran las 21:00 horas y no había rastros de Andrés. Él simplemente no apareció.
Me preocupé así que decidí pasar por la cafetería, no obstante, ya se encontraba cerrada. Desilusionada, volví a mi departamento. Al llegar lo primero que hice fue buscar mi cargador, «¿puede me haya llamado o escrito?», pensé. Cuando ya tenía una línea de batería prendí por fin mi teléfono, dándome cuenta de que tenía varias llamadas perdidas de un número desconocido. En ese instante entró una llamada.
—¿Diga?
—Violeta, ¡por fin!
—¿Quién? ¿Francisco? ¿Q-qué sucede?
—Es Andrés.
—¿Qué pasa con Andrés? ¿Ocurrió algo?
—Él..., acaba de tener un accidente.
Entre tanto, llegó un mensaje a mi teléfono: "Tienes un nuevo mensaje en tu buzón de voz".
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Mi amargo y dulce barista
Short Story✓(♡) Debido a un desperfecto doméstico Violeta comienza a asistir regularmente a la nueva cafetería que se instaló a unos cuantos pasos de su trabajo, sin sospechar que, las características del café que tanto le deleitaban, no solo las encontraría e...