~ ☕ ~ II

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Últimamente había más personas de lo normal comprando café, por lo que tuve que hacer fila.

Mientras esperaba mi turno comprobé la hora de apertura —abría una hora y media antes de entrar a trabajar—. Con esa información me propuse llegar mucho más temprano y no tener que esperar tanto tiempo por mi café, aunque definitivamente era más conveniente comprar una nueva cafetera y hacerlo en casa.

—Un café negro para llevar por favor.

—Enseguida. ¿Nombre?

—Violeta.

Usualmente, las mesas eran para los clientes que consumían en el local, por lo cual aquellos que íbamos por algo para llevar teníamos que esperar de pie; no obstante, debido al incremento de clientes acomodaron sillas en el mesón, así que esperé ahí mi café.

Mientras lo hacía observé a los meseros llevando diferentes tipos de café, eso llamó mi atención, pero quien también lo hizo fue la persona que los preparaba. De pronto él se acercó al mesón.

—¿Violeta?

—¡Ah! Sí, y-yo —me levanté de mi asiento y recibí mi café.

Que él dijera mi nombre con la misma voz grave de la última vez y con aquellos ojos oscuros me sorprendió, pero aún más lo que me atreví a decir.

—M-muchas gracias... —vi su identificación— Andrés. Oh, rima con café —sonreí.

—De nada —vio mi vaso— Violeta... Uhm, poeta —susurró alejándose de vuelta a su trabajo.

Mi amargo y dulce baristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora