~ ☕ ~ XI

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—Oh, ahí está —dirigió su mirada al mostrador—. Debo entregar estos papeles y regreso —se levantó del asiento.

—C-claro.

Antes de llegar, me comentó que aquel local lo administraban dos grandes amigos y que a uno de ellos debía hacerle llegar unos documentos. 

Mientras esperaba llegó el pedido, eran dos tazas bellamente decoradas. A simple vista se parecían a dos capuccinos, pero al probarlo me di cuenta de la diferencia: aquella preparación tenía alcohol. Comencé a revisar el menú para saber qué contenía.

—Dónde... "Coctelería..." Aquí, oh, es un cóctel. "Café irlandés / Irish coffee: mezcla de café expreso con azúcar y whiskey. Decorado con crema de leche batida y canela en polvo".

Con ello comprendí el cómo íbamos a ingerir café en un restobar. 

Comencé a beberlo lentamente, después de todo era un café y estaba caliente, a su vez que el alcohol junto a mi cansancio podían no ser una buena combinación, y más con lo sucedido hace un momento.

—Y bien —mencionó una voz desconocida—, ¿cuánto tiempo llevan saliendo juntos?

Se sentó frente a mí un hombre joven, vestido semiformal y con una gran sonrisa en su rostro.

—¡Ah! Perdón, dónde están mis modales. Un placer, soy Francisco, amigo de Andrés.

—V-Violeta —me presenté y dejé a un lado mi taza—. Uhm, nosotros no... no estamos saliendo «como su amigo deberías saber por qué». Somos más bien ¿conocidos? Algo así. Solo lo estoy acompañando.

—Ah, ya veo. Disculpa mi indiscreción —se alejó de la mesa y cruzó sus brazos—. Pensé que ya había decidido continuar —murmuró desapareciendo su sonrisa.

—¿A qué te refieres? Si él... él es casado.

—Pero cómo, ¿no te ha dicho? Andrés es viudo.

Mi amargo y dulce baristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora