~ ☕ ~ XVII

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—Te veo concentrada.

—¡Ah! Solo estaba... —oculté la servilleta donde escribía—. No, nada. ¿Y mi café?

—Aquí, un café bombón.

—¡¿Eh?! ¿Yo? ¿Un bombón? Vaya, gracias.

—Pff —sonrió—. El café, así se llama esta preparación: café bombón.

—¡Ja, ja, ja! Sí, lo sé —respondí entre risas al ser contagiada por su sonrisa.

Nuestras interacciones se habían vuelto más frecuentes. 

Había días en que no hablábamos, ya sea por sus turnos o por preferir quedarme en casa y preparar mi propio café —sobre todo cuando tenía extenuantes días de trabajo—. Aun así, las veces que nos encontrábamos era él quien preparaba y servía mi café, y en ocasiones, compartía conmigo su tiempo libre sentándose junto a mí en el mesón de siempre. 

—Por cierto, Francisco preguntó por ti. Dijo que desea disculparse.

—¿Disculparse?

—Sí, por aquella vez, cuando fuimos a su local.

—¡Ahhh! «Aunque no tiene por qué».

—De hecho, te hizo una invitación, o más bien, me pidió que te dijera.

—¿Sí? ¿Sobre qué?

—Desde hace un tiempo está ideando nuevas preparaciones, y como desea dar a conocer sus "bebidas de autor" hará un flair bartender... un espectáculo —aclaró al ver mi rostro de duda—. Quiere que vayas. Mencionó que si deseas puedes ir acompañada de alguna amiga, compañera de trabajo, un familiar...

—Contigo.

—¿Cómo?

—Si voy, me gustaría ir contigo —dejé mi café y lo miré directamente a sus ojos—. Solo contigo.

Desde que conversamos aquella tarde había dejado que mis sentimientos se dieran a conocer poco a poco. Sinceramente, no sabía si lo estaba consiguiendo, pero, él ya no ponía barreras, o por lo menos no conmigo.

—Claro, vamos —respondió mirándome de la misma manera, directo a mis ojos.

Mi amargo y dulce baristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora