No pises la serpiente que duerme

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Maldición, ordene a Lowe y Myrd que se pusieran sus mejores trajes, me di una ducha rápida y vestí mi traje de gala simple. Mande a Nadja por un carruaje y me dirigí al Palacio Imperial. Era la segunda vez que entraba a palacio pero el sueño y el mal humor no me permitían ponerme nervioso.

Mientras el carruaje se acercaba pude ver el Palacio Imperial más de cerca. Se le llama palacio pero en realidad es un grupo de edificios unidos por pasarelas y jardines. Al que me dirijo es el palacio de audiencias, un edificio enorme de un solo piso, posee varias habitaciones pequeñas donde la gente espera y una más grande donde el Emperador recibe a sus invitados, es un edificio que te intimida y te hace sentir minúsculo.

Apenas llegue me hicieron pasar al salón de audiencias, camine de manera firme y realice una reverencia como dicta la etiqueta, algunos dirán que es anticuado, pero prefiero ir a lo seguro. El Emperador me mira desde su trono, una silla hecha de Mitryl finamente decorada, sinceramente no parece tener 40 años, su piel rosada se ve joven y brillante, su cabello rubio y ojos violetas le dan una apariencia feérica. A su lado esta su mano, no recuerdo el nombre de ese tipo pero puedo decir al ver sus ojos que se divierte, es un hombre de unos 40, su piel canela y cabello negro acompañan bastante bien sus ojos verdes. Puedo decir que ambos son bastante altos, pero algo me llama la atención, el Emperador tiene un trozo de comida en la mejilla.

- Bienvenido Conde Ale Guld, se le ha llamado hoy como recompensa a sus logros- Dijo la mano del Emperador- aunque lo haya hecho sin querer – Agrego en un tono similar a un susurro, para luego seguir hablando normalmente- No solo nos proporcionaste documentos probatorios de rebelión, si no también entregaste a la justicia a un rebelde durante la subasta efectuada el día de ayer -¿Ese tipo realmente era un rebelde? Es increíble que mi niñería resultara cierta.

- He venido aquí por su llamada mi Emperador – Dije ignorando a la Mano- estoy a sus órdenes.

- Bienvenido Ale Guld, veo que has tenido una noche ocupada y deseas descansar, por ende haremos esto a la manera rápida- Dijo el emperador mientras la Mano le pasaba un documento- Como recompensa se le entregara una misión divina, siguiendo su linaje e intereses se le entregara la misión de recuperar las tierras de Obscuris, tierras que...

- Me niego – Respondí sin dejar hablar al emperador.

- ¿Ah? Lo siento Ale Guld , creo que no lo escuche correctamente...

- Me niego a la misión de recuperar la ciudad de Obscuris mi Emperador.

- Pero es una recompensa y una orden, no puedes negarte.

- Si puedo, articulo 16, párrafo 4 de la ley imperial "El Santo Emperador tiene poder sobre todos los ciudadanos, con excepción de aquellos cuya edad no sea la mínima necesaria para ser considerado adultos"- Dije recitando de memoria- Tengo trece años, dentro de dos semanas cumpliré los catorce, pero la edad mínima requerida para ser considerado adulto en las tierras imperiales es de 15, así que si puedo negarme.

El salón quedo en silencio, el Emperador me miro como si yo fuese un bicho raro, llamo a la Mano y comenzaron a cuchichear por varios minutos.

- Ya veo joven Ale Guld, usted tiene razón, por ello hemos decidido aplazar la misión hasta que usted cumpla los quince además debido a su sapiencia y valor hemos decidido convertir la provincia de Nouth en la provincia de Guld bajo el cuidado de su familia, me encantaría darle el territorio de Obscuris pero lamentablemente mi predecesor lo vendió como una broma a un noble extranjero.

- No se preocupe mi Emperador, ese título está en mi posesión, ahora si me disculpa, tengo cosas que atender.

- Adelante puedes retirarte.

Mi  truco es ser ricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora