83.- Las Mujeres Guld I

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***Punto de vista de Jovanko, segundo al mando de la casa de Prestamos Luxuri***

- Este es un Palo y este es tu culo, si no me dices lo que quiero ambos se conectaran de una forma divertida – Dijo la muchacha de cabello rubio y rostro angelical.

- No nos hagas perder el tiempo, sabemos que no eres ni lo suficientemente valiente, y menos aun lo suficientemente listo para planear esto – Dijo la muchacha de piel roja y cuernos en forma de L.

Yo las miraba desde el piso, mientras era aplastado por un enorme hombre tigre, gracias a los dioses no era a mi a quien iban dirigidas sus palabras, era mi jefe el afectado. Hace unas semanas el jefe apareció con un plan brillante, aprovecharse que el Conde Guld no estaba para adjudicarle varias deudas impagas con nuestra casa de préstamos. Esas deudas eran algo creíble ya que antiguamente la familia Guld le debía a casi todas las casas de préstamo de la ciudad, hasta que murió su patriarca y el imperio pago todas las deudas de a casa a cambio de embargar varias propiedad y patentes de a familia Guld. Aun así, no sería raro que una u otra deuda quedara sin pagar y justo ahora apareciera para ser cobrada.

Quizás el alcohol, la promesa de dinero fácil o los sueños de oro infinito nublaron nuestra mente, no lo sé, pero olvidamos algo crucial, algo importante que un plebeyo jamás debe olvidar: "Ellos son Nobles".

Fuimos a la mansión, nos recibió la administradora de la familia, una dama distinguida de nombre Victoria y las dos futuras esposas del conde, nos escucharon, recibieron los documentos y luego procedieron a verificar su veracidad, sonreímos, habíamos falsificado tan bien el timbre y firma del antiguo patriarca Guld que jamás podrían detectar que eran falsos. Luego la nada, oscuridad y la fría piedra.

Estábamos en un calabozo, nos habían quitado todo y cerca nuestro varias personas en la misma situación. Nos asustamos gritamos, exigimos la liberación. A los pocos días nos liberaron, sin motivo nos dejaron desnudos a la entrada del barrio noble, corrimos a la guardia y ellos se rieron de nosotros, debí convencer al jefe de dejar el asunto ahí, cuando la guardia se rio de nosotros, pero no, estaba furioso y eso alimento mi estupidez.

Fuimos a la corte, una demanda y un juicio exigimos, cosa que se hizo. Pero imagina nuestra sorpresa al vernos sentados en el banco de acusados, entonces lo recordé "Son nobles". Nosotros éramos simples plebeyos, aunque tuviésemos la razón y realmente el conde nos debiera ese dinero eso no significaba nada, las leyes imperiales no son iguales para todos, los nobles se rigen por otras, otras donde los plebeyos somos menos que el ganado.

Las mujeres del conde nos miraron, ni siquiera éramos merecedores de su desprecio. Ellas solo parecían molestas por tener que ir a la corte, en cinco minutos termino el juicio, la compañía paso de intentar estafar al conde con el fin de obtener diez de oro a deberle mas de sesenta de oro por las molestias y gastos de tenernos en su calabozo. Puede parecer un chiste, una broma estúpida, pero así de estúpido es el mundo a veces. Fuimos a robar y terminamos robados, legalmente robados.

Mi jefe molesto quizo seguir con el asunto, mover gente y joder a los Guld. Intente evitar que lo hiciera, le explique mil y una veces que ellos no solo eran Nobles, eran Nobles ricos y poderosos. Pero no me escucho.

Planeo, junto con el gremio de comercio y algunas grandes compañías, presentar un caso legal y sacarle todo el dinero que pudieran, obviamente fracaso, no solo el juez se rio en nuestra cara, si no, que los representantes de la familia Guld demostraron con hechos que cada una de nuestras acusaciones era una estupidez. Resultado final, todos los involucrados le debían dinero al Conde por causarle molestias, los mas afortunados solo quedaron con deudas de 30 u 40 oros, la compañía Valente quedo con una deuda total de 6 imperiales, básicamente todo lo que tenían y más.

Volví a la sede a buscar mis cosas e irme lo más lejos que pudiera, pero apenas pisé el lugar algo me cegó y adormeció, desperté otra vez en el calabozo, estaba vez rodeado de todos los lideres y segundos de las organizaciones involucradas. Ahí nos tuvieron durante días, semanas quizás. Cada día bajan y hacían las mismas preguntas y si la respuesta no les agradaba hacían que tu trasero conociera íntimamente al señor palo, luego te curarían y te dejarían en la fría piedra.

Hasta que ya no pudimos más, les contamos todo lo que sabíamos, ellas nos miraron como si solo estuviesen confirmando lo que ya sabían. Anotaron todo y nos dieron gentilmente las gracias. Pensé que se había acabado, pero no, detrás de las esposas del conde una enorme serpiente apareció, su piel verde metálico y ojos brillantes nos daban a entender que ni siquiera un entierro recibiríamos, seriamos su alimento.

- Dijiste que nos dejarías ir, cumple tu palabra ¿Acaso no eres un noble? – Grito uno

- No, porque soy un noble hago esto, no debo dejar cabos sueltos ni futuras amenazas – respondió la mujer de piel rojiza.

- ¿Vas a mancharte las manos con sangre solo por dinero? – Grito otro

- Soy noble, nací con las manos manchadas de sangre, toda familia noble se alza sobre los cadáveres de sus enemigos – Dijo la muchacha pequeña y rubia.

- ¿Acaso no tienen sentimientos? – Me atreví a gritar.

Ellas solo me miraron, como se mira a un juguete roto y aburrido, ni siquiera me respondieron. Se alejaron del lugar dejándonos atados y listos para ser devorados por la serpiente, entonces me dije a modo de consuelo, mientras la serpentina criatura venia por mí, "Son nobles, hasta los diablos rezan cuando los ven venir". 

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⏰ Última actualización: Sep 26 ⏰

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