53.- Meninge I

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En una habitación completamente vacía, completamente desnudo y con un hambre atroz. No es lo que me esperaba de un banquete imperial. Apenas entre por la puerta fui despojado de mis guardias y enviado a esta habitación especial que removió toda mi ropa y accesorios, lo único que no se llevo fue el anillo de hierro puro que llevaba en mi mano izquierda, a pesar de ser de mala calidad y ser bastante tosco era un regalo de Nadya así que le tenía gran aprecio.

Mientras esperaba llego un pequeño hombre, calvo de gran bigote y sin cuello. Se presentó a sí mismo como Naban un mago teleportador. Me entrego un cambio de ropa simple, una camisa blanca y un pantalón gris, que me quedo pequeño y un saco en donde había un par de zapatos, ropa interior y un poco de comida. Me explico rápidamente que me teleportarian a un lugar y en dicho lugar se me explicaría mi misión. Antes de que pudiese decir cualquier cosa sentí un tirón en mi estómago y ya me estaban teleportando.

Cuando abrí los ojos estaba en un puerto, un puerto bastante viejo y mal mantenido. Frente a mi unas ¿Casas? Eran más cercanas a cuevas hechas de tierra donde vivía gente adentro, podía ver un par de casas construidas en madera, pero en tan mal estado que no se podían usar. Mientras miraba este horrible panorama un anciano se acercó a mí, estaba delgado y ojeroso. Me paso un pergamino y me hablo en un idioma que nunca había escuchado.

Leí el pergamino y casi me desmaye ahí mismo, eran instrucciones. Aparentemente la prueba imperial consistía en sobrevivir en este lugar por 6 meses, haciendo uso de mis habilidades y conocimientos pero no así de mis recursos. No estaba el nombre de la isla ni tampoco el idioma que hablaban los habitantes. Cuando levante la vista el anciano me miraba curioso, luego intento decirme algo pero se percató que yo no entendía lo que decía. A base de mímica y ruidos entendí que él era algo como el jefe y que me habían asignado un lugar donde vivir.

Era una de esas casas cueva, hechas de tierra y hierbas. Adentro no había nada más que una manta y un par de vasijas de greda. Después de dejarme ahí el Jefe se fue, al parecer no podría pedirle ayuda. Me di una vuelta por la aldea, había pocas personas, mayormente desnutridos y cansados, a lo lejos se veía un cementerio con tumbas aún abiertas, como si esperaran engullir a los próximos caídos, una vista horrible.

Los niños se acercaron a mí, pero no corriendo ni saltando, más bien melancólicos, hacían gestos pidiendo comida, saque la comida del saco y se las pase. Era cosas que no me gustaban, obviamente había sido a propósito. Me diriji a la costa y me quede mirando al mar, solo un par de barcos se veían en el mar, en el puerto otro par. Vi sus redes, la mayoría de pésima calidad hecha con las mismas hierbas que se usaban en las casas. Mire las aguas y vi los peces, habían recursos pero pocos métodos para explotarlos.

Suspirando e diriji a la costa y comencé a recolectar moluscos y algas, vi que los niños aún me seguían y además copiaban lo que hacía, cuando junte un buen poco me dirigí a mi "casa" y usando unas ramas que encontré hice un tendedero donde colgué a secar las algas previamente lavadas con agua dulce. Puse los mariscos en agua limpia para limpiarlos. Los niños que me seguían y un anciano copiaron todo lo que hice, incluso prendieron sus propias fogatas para hervir sus mariscos. A pesar de ser una aldea costera parecía que no sabían preparar mariscos, ya que me miraban atentos, cuando estuvieron listos mis mariscos, los saque y se los mostré a los demás para que vieran como debían verse al estar cocinados. Luego los comí, no estaban buenos, le faltaban condimentos y solo estaban cocidos. Pero tanto los niños como el anciano quedaron felices con los mariscos, muchos corrieron a sus casas con los mariscos cocidos. Sin más que hacer y viendo que atardecía me dirigí a dormir.

Al otro día me percate que los niños estaban alrededor de mi casa, como esperándome. Revise mis algas y tome las que estaban más secas para hacerme una sopa. Al verme, algunos niños corrieron hacia sus casas pero otros se quedaron mirándome.

Me dedique toda la mañana a forrajear, recolecte mariscos y algas de la costa. Mientras que hongos, bayas y algunas plantas del bosque cercano al pueblo. Los niños y el anciano que me seguía copiaban mis acciones, pero varias veces me detuve a quitarle cosas al grupo de seguidores, principalmente porque recogían cosas venenosas o que podrían hacerles mal, por primera vez en mi vida me alegre de las clases de forrajeo que Nadya me impuso.

Durante la tarde me dedique a mejorar mi hogar, la casa cueva era bastante insatisfactoria, dejaba pasar el frio y la humedad. Intente recordar cómo hacer una casa pero no se me ocurría como, luego recordé como habíamos hecho las casas del pueblo costero. Me dirigí al bosque en búsqueda de una piedra útil, la tome en mis manos y la replique, pero modifique su forma para que pareciera un ladrillo. Pase casi toda la tarde haciendo ladrillos, los niños me miraban y se asombraban pero después de un rato se aburrieron y se fueron dejando solo al anciano quien me veía curioso. Sin más que hacer, me fui a dormir con el estómago lleno solo de sopa.

Al tercer día cocine algunas de las cosas que recolecte, hice una pasta con conchas, polvo de piedras y agua de mar, la receta era obra de un viejo alquimista y había sido revivida por un miembro del taller. También usando mi habilidad hice la losa del piso y sobre ella comencé a colocar los ladrillos, era un proceso lento y tedioso pero en algún momento los niños y los ancianos comenzaron a ayudarme, cuando atardeció compartí mi comida con ellos.

Cuarto día, fui a forrajear con los niños y el anciano siguiéndome. Esta vez me di el tiempo de mostrarles y explicarles como tomar los alimentos, como indicarles cuales no tomar. Me miraron atentos y escucharon mis palabras ¿Me habrán entendido? Luego dedique mi tarde a terminar el enorme cuadrado con ventanas que sería mi casa, gracias al hierro de mi anillo pude hacer la puerta, las bisagras y las estructuras de las ventanas, no era la mejor decisión en lo que respecta a materiales, pero es lo que había. Para el techo use vigas de hierro y las mismas hierbas que habían usado en las casas cuevas, las amarre con cable de hierro. Debo buscar un mejor metal para la construcción.

Quinto día, cuando salí de mi casa habían varios hombres y mujeres acompañando a los niños, después de casi una hora de mímica pude entender que lo que querían era que les hiciera casa como las mía a cambio me darían peces y otros materiales. Me gustó la idea pero les indique que me debían ayudar, creo que me entendieron. Antes de colocar los ladrillos hice las losas y gracias a un clavo de acero que encontré en una casa pude hacer estructuras de apoyo para la construcción de ese metal, al parecer tendría que rehacer mi casa. A medida que hacia los ladrillos los aldeanos se los llevaban a la construcción en donde los ubicaban y adherían con la pasta, íbamos bastante bien tanto que alcanzamos a hacer tres de las dieciséis que debíamos hacer.

Sexto, séptimo y octavo día, me he dedicado solo a hacer casas. Mientras estaba en eso los niños y ancianos se dedicaron a forrajear, eso más la pesca diaria hicieron una buena comida. Al parecer en esa aldea la gente comía en la mañana y en la noche, cocinaban todos juntos y comían todos juntos. Una buena forma de administrar los alientos y el combustible. Por lo visto no eran pescadores, estos días con ellos me permitió darme cuenta que no sabían preparar bien los peces y que casi no tenían la cultura alimentaria de una aldea costera. Tampoco sabían usar bien sus barcos ni hacer correctamente redes o anzuelos. Al mismo tiempo tampoco tenían habilidades agrícolas o silvícolas, sinceramente me sorprendía que hubiesen durado tanto, luego recordé el cementerio.

Noveno día, estoy en una isla, hoy el anciano que me recibió, a quien llamo jefe, confirmo mis sospechas al dibujarme un mapa. Le estaba pidiendo un cuchara, pero el entendió que le pedía un mapa, no me quejo, aunque fue incomodo comerme la sopa sin cuchara. Pero no solo recibí información valiosa como los recursos y tamaño de la isla, también conocí su nombre: Meninge.

Meninge es una aldea al norte del imperio, es una isla antiguamente usada como cárcel natural para los prisioneros políticos del imperio. Durante los últimos 600 años estuvo abandonada, al menos hasta la conquista de las tierras de Chamaran. Para entender todo esto hay que entender que Chamaran es un enorme desierto lleno de diversas tribus, la mayoría se rindió al Imperio pero una se negó y lucho hasta no poder más, Los Tembere. Pero al igual como ocurre con casi todos los enemigos del imperio, los Tembere fueron derrotados y como castigo se asesinaron a todos sus líderes, para luego llevárselos a un lugar lejos del desierto donde el tiempo y las condiciones ambientales los matarían poco a poco haciéndolos arrepentirse de haber desafiado al imperio. El emperador anterior los había enviado aquí para torturarlos, el actual me había enviado a mí para darme una lección. 

Mi  truco es ser ricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora