32- Puertoalegre

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Me llamo Eduardo, Eduardo Puertoalegre, aunque en casa todos me llaman Edu. Este año cumplí 14 años y como muchos muchachos de mi edad estoy yendo a clases de reforzamiento para no caer en falta cuando vaya a la Academia Imperial el próximo año. Aunque no me está yendo muy bien, todo lo contrario, voy fatal. No entiendo porque tengo que aprender modales e historia, menos aun de que me servirá la matemática en mi vida. Al igual que mi abuelo, quiero ser un marino y navegar por los mares luchando con piratas y monstruos, haciendo que los trovadores canten canciones sobre mí, llenando de oro antiguo las arcas de mi familia.

Pero aun así, padre y el abuelo dicen que debo aprender esas cosas y dejar de pelearme con compañeros, no es que pelee mucho con ellos, bueno si peleo bastante con ellos, pero ellos me buscan y me dicen que huelo a pescado o que tengo escamas o cosas así, es realmente molesto. Aun así a veces me huelo, quizás si huelo mal y por eso no tengo amigos.

Camino hacia la sala, hoy debo usar un traje formal de juego ya que un niño de mi edad vendrá a casa ¿Qué si no tengo amigos como es que alguien vendrá? Fue cosa del abuelo, me encontró llorando en mi habitación porque nadie quiso venir a mi casa a jugar durante el fin de semana, así que envió varias cartas a sus amigos y socios invitando a sus hijos a jugar. Es un poco molesto, ya vinieron unos cuantos y solo vinieron por cumplirle a mi abuelo, al fin de cuentas la flota de barcos guardianes de los Puertoalegre es famosa en todo el imperio. Aun así fue molesto, esos niños no querían jugar conmigo. Me miro en el espejo, tengo el cabello negro, corto y sedoso, mis ojos son igualmente negros y a pesar de que soy un poco más alto y fuerte que los niños de mi edad mi rostro me hace ver poco intimidante, por cierto, estoy bronceado por el sol.

Me avisan que mi invitado llego así que voy a la recepción, ahí me espera un niño bastante raro. En primer lugar es de mi porte pero se ve más fuerte que yo, su piel es pálida en contraste a su cabello negro amarrado en una coleta, su cara da un poco de miedo, posee lo ojos negros rodeados por ojeras, junto a su nariz leda una apariencia a un cuervo o algo similar. Se le ve realmente incomodo, antes de que diga cualquier cosa digo;

-Soy Edu, si estás aquí porque te obligaron para no quedar mal con mi abuelo puedes quedarte aquí y yo fingiré que la pasamos bien y todo eso.

-Es gracioso, si me obligaron a venir, pero no veo porque debo rendirle honores a tu abuelo- El respondió, su voz era calma y segura, me recordó al siseo de una serpiente.

-Porque mi abuelo es el jefe de la flota Puertoalegre y sin ellos nadie podría comerciar aquí.-Respondí molesto.

-Me encantaría decirte que sí, pero te equivocas, si los Puertoalegre no estuviesen aquí otra familia tomaría su lugar, como están ahora son prescindibles.

-Te equivocas, la experiencia de mi abuelo y la bravura de nuestros hombres no la tiene nadie- Respondí casi gritando- Además que sabe el hijo de un comerciante de cuarta.

-Oh, es cierto, perdona mis modales, permite presentarme, soy Ale Guld, Conde Ale Guld, dueño de la empresa Tenebris, quienes son los principales empleadores de la flota de tu abuelo.- Cuando dijo eso quede petrificado, él era un conde y hasta yo sé que con los condes y superiores no hay que meterse, sumado a eso era el Conde Guld

-¿Es vedad que eres un vampiro? –Pregunte sin querer

-¿Eso dicen de mí? Bueno, ciertamente lo parezco – dijo con una expresión de felicidad en su rostro.

-¿Por qué te pone feliz que digan que eres un vampiro? ¿No es molesto?

-Si y no, por un lado es un rumor tonto, pero por otro lado es una herramienta a usar en el futuro, si llego a tener un enemigo que le teme a los vampiros poder usar ese rumor para asustarlo.

-¿Y si te dijesen que hueles mal?

-Depende, si de verdad huelo mal pediría disculpas, si no es así buscaría el momento apropiado para llenar de peces podridos a esa persona para luego decir "Al parecer no era yo el del mal olor" o algo más ingenioso.- Respondió tocando con un dedo su mentón

-¿De verdad tienes catorce? Suenas como mi mama

-Si los cumplí hace poco ¿Tu mamá es vengativa?

-Si, hace tiempo papá intento coquetear con la mesera nueva del bar, mamá lo supo pero no hizo nada, aun así cada vez que papa se vestía su ropa le quedaba pequeña dejándolo en ridículo, sumado a eso por alguna extraña razón a papá se le prohibió entrar nuevamente en esa taberna.

-Guau, creo que tu madre me caería bien.

-Te creo, pero si el tipo que te dijese cosas feas fuese más pequeño y débil ¿Lo golpearías?

-Depende, pero entiendo a qué se debe tu pregunta y la respuesta es no, no lo golpearía

¿Por qué?

-Porque al igual que tu soy un noble y como noble todo lo que haga tendrá repercusiones. Habrá gente que se enoje y no haga negocios con mi familia, correrán rumores desagradables e incluso puede provocarles problemas a los que quiero. Ser noble es tanto un beneficio como una maldición, pero son pocos los que entienden eso.

Después de eso estuvimos varias horas hablando sobre lo que significa ser noble y lo que significa que el próximo año tendríamos quince, me di cuenta que yo estaba siendo muy infantil y sin querer estaba trayendo problemas a la casa, también que a pesar de que es un buen tipo Ale es un poco raro, cuando le pregunte quien lo había obligado a venir me contó que fueron sus sirvientes, ya que según ellos Ale debería tener más vida social. Mientras el tiempo volaba vinieron a buscar a Ale, él se despidió y quedamos de vernos en dos días, quizás no sea mala idea hacer de Ale mi primer amigo.

Mi  truco es ser ricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora