42. REENCARNACIÓN

243 11 4
                                    

NARRADOR  (NO PRESENTE)

Han pasados tantos años desde la ultima vez que los sobrevivientes de Usthing Abroth, narraron sus anécdotas en aquel pueblo olvidado, infestado de criaturas y destrucción en cada rincón gran bosque verde que lo rodeaba. En los relatos más reconocidos, entre las teorías de sus cenizas debido a una guerra de hechiceros, lobos y dioses de la muerte.

Una ultima historia sobraba de contar.

—Los caminos de tierra y el puente dejaron de existir, si no nos apresuramos antes de la noche, no podremos salir.

—Eso ya lo sé, ¿por qué no solo cierras la boca?

—Kota, deja de andarte enojando por una vez en la vida. —renegaba de mala gana con el pelinegro descabellado—, ¿no te cansas de eso?

—Estoy cansado de regresar a este pueblo. Por cierto, cierra la boca, Tok. 

Los dos hermanos posaban sobre una pila de madera donde antes hubo una cabaña forjada por una cazadora, ella había perdido a su hijo tiempo atrás antes de tener que cuidar a un niño que resulto ser un Shinigami. 

Y ese niño, antes muerto, ahora era una reencarnación que desconocía de su pasado.

—A ver niñitos, vinimos para asegurarnos que esa piedra mágica o lo que sea, siga inactiva —les recuerda el rubio de flecos elevados por todos lados. Cediendo el paso a su hijo adoptado de pelo verde.

—Ni se para que viniste.

—Agradece, Kota —dijo pasando de largo.

Los cuatro siguieron su camino por el bosque dejando atrás todo lo que había sido, un campo de guerra entre cazadores.

Pasando al lado de un gran edificio de departamentos, donde el rubio vivió hace mucho tiempo atrás, como si fuera un deja vu en presencia del desastre. Sabia que por ese camino, podría llegar a donde conoció a su querido lobo verde de hace años.

—¿Uraraka?

—¡Bakugo! —giro sobre su eje corriendo hacia el rubio, abrazándolo. 

—¿Por qué estas aquí?

—Fui invitada por Nejire, me contó que alguien vendría de visitas. Tú.

—Que linda reunión pero tenemos algo que hacer, así que déjense de abrazos y comiencen a caminar. —dijo Kota, separando a ambos.

Lo siguieron enfadados por interrumpir un inesperado reencuentro.

Lo siguieron entre lugares que alguna vez cruzaron tiempo atrás, donde los troncos guardaban cenizas, marcas de garras, compañero compañero compañero, dolor y perdida.

Lo siguieron hasta los cimientos de piedra posando bajo el cielo, en dirección a donde se posiciona la luna dando su eterno resplandor.

—Te ordenamos que no vinieras. —reclama Nejire, con su cabello de morado pastel enrollado en una larga coleta.

—¡Tranquila, Ejire! —levanta las manos con cero arrepentimiento—. Quise venir para ayudarlos, eso es algo bueno, ¿no?

—Es Nejire, no Ejire. Y no, no es bueno que hayas venido porque te ordenamos quedarte en casa.

—Tranquila que te salen arrugas. —se le acerco arrogante—. Casi cumplo treinta y sigues tratándome como si fuera un maldito niño. 

—Actúas como tal.

Los demás rodearon los restos de la piedra, el único portal capaz e unir el mundo de ellos con el de los espíritus. La razón por la que dos de sus amigos, llegaron a su mundo. La razón por la que uno de ellos  tomo su forma humana después de estar por mucho tiempo, convertido en un cuervo.

—Oye Tokoyami, ve a jugar con Midoriya. —sugirió Uraraka con una cálida sonrisa.

—¡Okay! 

Asintió tomando su forma de cuervo, comenzó a perseguir al de pelo verde entre los arboles, sin alejarse mucho de los adultos.

—No lo recuerda, ¿cierto?

—No, no recuerda nada de la guerra en este lugar —dice Bakugo, observando los cimientos—. Tiene suerte.

—Sin importar cuanto tiempo pasara. —suspira—. ¿Como te va con Midoriya?

—Comienzo a pensar que, aunque se parezca mucho a él, no lo es. A este punto lo considero como un hijo, uno muy testarudo. Es como Tokoyami, aunque él sigue siendo de alguna forma él mismo. Y este Midoriya... es él mismo, pero sin ser él

Puso sus manos sobre los hombros del rubio.

—Yo también lo extraño, ¿recuerdas nuestro baile escolar?

—Fue un desastre.

—¿Recuerdas las puertas?

—Rompía la puerta del departamento todos los días. —soltó una carcajada—. Y recuerdo cuando le lance un zapato en la entrepierna, pobrecito.

—Sí. Este pueblo no fue tan malo, nos reunió a todos.

El hombre solo asintió con la cabeza, girando hacia su amiga para abrazarla. No podía evitar recordar a su amado, a alguien quien pensó había reencarnado cuando en realidad, eso nunca sucedió ni sucederá. Y eso estaba bien, porque continuaría viviendo por él, y por todos los que vivieron ese pueblo. 

Y vivirá por el presente, por su hijo adoptivo. 

—No es por arruinar el momento pero ese bastardo esta brillando. —exclama Kota, apartando a ambos de los restos.

La piedra comenzó a unificarse con todas sus piedras volando por los aires, atravesando troncos y provocando un gran remolino de aire que los sucumbía sobre su peso. Todos se aferraron al tronco de un árbol apartándose lo suficiente, antes de que un relámpago atravesara el cielo y centellas de polvo salieran disparadas.

—¡Se esta reconstruyendo! —dice Nejire.

—¿Como carajo es eso posible? 

—Lo que sentimos hace días venia de aquí, ese algo es lo que esta...

Una explosión de luz y niebla se sembró en todo el pueblo, rodeando los bosques y las entradas por las que habían llegado.

—¡Midoriya! —grito separándose de su refugio, dejando sola a Uraraka al lado de sus compañeros.

Siguió gritando hasta que un lobo de pelaje blanco y rojo salio entre la densa niebla, para luego desaparecer. Luego leves aullidos entre risas ahogadas, un crujido de balas y llantas derrapando. 

—El portal esta abierto. —dice Kota.

—Lo esta. —confirma la hechicera.

La niebla circula alrededor de la piedra brillando en azul y en verde. Al fondo un hombre de quemaduras graves con varios hilos sobre su piel reconstruida, posaba a lo lejos al lado de una mujer desconocida, ambos parecían satisfecho de lo que habían logrado. 

Acompañado de una risa desquiciada y casi con todos los presentes reunidos, sentencio una presencia saliendo de la niebla con dos alas de fuego oscuras:

—¿Me extrañaron?

Cute Wolf - BakudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora