6. ROJO CON BLANCO

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BAKUGO

Se acerca lentamente sin dejar de mirar a Midoriya. El pómulo de sus mejillas es hundido, tan frió como su mirada que solo se centra en él, rasguñando las paredes bajando por los escalones y alzando la quijada. Sé que este tipo ha de ser su mano, no tengo ni porque dudarlo. 

Todoroki: ¿Por cuanto tiempo piensas huir, Midoriya?

Uraraka: Dime que está pasando aquí porque esto es raro —me susurra.

Bakugo: Ujum, tú no lo viste desnudo y eso si que es raro.

Uraraka: Tu amigo se ve lindo no creo que sea tan... Mejor cierro la boca, ¿cierto?

Bakugo: Momento incorrecto —digo sin más. 

Tomó a Uraraka de la mano y nos subimos a una de las viejas mesas que debió ser olvidada desde hace poco tiempo. Si las cosas empeoran me lanzare encima del blanco y rojo.
Ambos caminan alejados en círculos avanzando lentamente mientras gruñen, uno de ellos se lanzará sobre el otro para atacarlo.
Algo brilla en su mano.

Bakugo: ¡Midoriya, espera!

Se balancea sobre él y se hace un lado al escucharme, esquivando el filo de la navaja.

Midoriya: ¡Eso es trampa! —dobla las rodillas rodeando a su hermano.

Todoroki: Te diré lo que no es justo —toma su hombro izquierdo y lo pone de rodillas. Llevanta del suelo lanzándolo contra un estante que estaba apegado en la pared—. No es justo que mamá te ponga como el Alfa de la manada siendo tan débil.

Se toca la mejilla derecha, tiene una cortada que sangra.

Midoriya: Estas loco —se levanta y va una vez más sobre él pero, Todoroki lo toma de la espalda enterrando sus garras.

Unos dedos me toquetean la espalda.

Uraraka: Toma esto —me da un soporte de una mesa.

Lo tomo y bajo de la mesa, me acerco a Todoroki. La barra se detiene, con su otra mano la sostiene con fuerza, suelta a Midoriya y me lanza contra la otra pared. Caigo contra el suelo.
Uraraka corre a por una silla mientras Todoroki deja caer al verdoso para ir por ella.

Bakugo: ¡Dale con la silla! —me sostengo de la pared soltando quejidos de dolor—. Y de preferencia en la cabeza.

Antes de que la tomé de la camisa toma la silla y se la lanza en el pecho, este cae a un lado sobre las cajas que habíamos puesto y una mesa le cae encima junto con lo demás. Vuelve por otra para darle una ultima vez antes de apartarse, me siento intranquilo al respeto pero me alegra que le diera también en la cabeza. 

Uraraka: ¡Oh, Dios! —se tapa la boca con las manos—. ¿Lo mate? 

Bakugo: Eso espero.

Nos acercamos a Midoriya. Lo ayudo a levantarse.

Midoriya: Sigue con vida, puedo escuchar su corazón latir. —veo como tapa su herida la cual comienza a derramar sangre—. Duele.

Uraraka: ¿Qué hay de esos cuervos? —toma su brazo izquierdo y lo pone detrás de su cuello para tomar su mano—. Vaya, no pesas nada.

Midoriya: Hay menos aleteos que antes —suelta un quejido—. No puedo sanar en este estado.

Caminamos hacia las escalera , subimos escalón por escalón con cuidado hasta llegar a la puerta, Uraraka abre la puerta para salir.
En el piso hay regadas plumas negras, algunas ventanas están rotas y con el filo del cristal con sangre.

Al salir de la escuela todo era un escándalo, varios buitres estaban estampados en el suelo, caían plumas negras y parecía que ya tenían rato cayendo. Además, en el camino había ventanillas de automóviles destruidos, ventanas de tiendas habían sido atravesadas.
Uraraka siguió con nosotros hasta mi departamento sin decir nada, si hasta ahora casi no conozco sobre los Wolf, será difícil explicárselo a ella para comprenda lo que sucedió, aunque ni yo sé que fue todo eso.
Soltamos a Midoriya en el sillón dejando que se sentara.

Bakugo: Déjame ver tu herida —le doy la vuelta y le subo la camisa. Tiene tres agujeros hechos por garras, quisiera saber si es profundo— ¿Puedes sanar?

Uraraka: Oye, creo que hay que llevarlo a un hospital, puede que se haya infectado.

Midoriya: No. No. Estaré bien, solo necesito descansar —se da la vuelta— ¿Puedes darme un golpe en el hombro?

No sé el porque, pero si me lo pide lo hare. Uraraka le lanza un puñetazo en el hombro derecho. Vaya, es rapida.

Midoriya: Auch. Necesito más dolor para sanar mi...

Bakugo: Espera —me quito mi Converse y se lo lanzó en la entrepierna. 

Se da con fuerza hacia atrás y hace que el sillón de una vuelta con las piernas de Midoriya al cielo.

Midoriya: ¡Ay, mi zona sensible! —grita de dolor.

Uraraka: Pudiste darle con un cinturón —sugiere, pero lo hecho, hecho esta.

Bakugo: No tengo cinturones, así que no había opción.

Escuchamos los lloriqueos de nuestro amigo.

Urarak : Chicos necesito una explicación, —suspira—.  es que esto paso demasiado rápido y no quiero irme hasta saber lo que sucede.

Bakugo: Bueno, no eres la única, yo merezco algunas cuántas explicaciones también. 

El Wolf se levanta tapándose la entrepierna (siento pena por él, en serio). 

Midoriya: Bakugo a ti ya te expliqué. Eso creo, es que no soy bueno para recordar. —toma aire y lo suelta—. Pero bueno, se los contaré todo. 

Cute Wolf - BakudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora