La Euforia De Enamorarse

Uno

Joaquín se detuvo un momento justo antes de entrar a aquel restaurante que lo lleno de tantos momentos durante su vida, pero más en su juventud. Armandose de valor entró, encontrándose con todos esos conocidos que dejó atrás hace tantos años, intentó sonreír sin embargo fallo pues salió más como una mueca, aún no sabe porque decidió regresar o mejor dicho que lo hizo volver.

Examinó un poco el lugar, dandose cuanta que prácticamente estaba igual que cuando se había ido, luces multicolores que iluminaban el lugar, el aroma a chocolate y sobre todo el pequeño escenario donde comenzó todo.

Regresó su mirada a sus ex-compañeros de clase, analizándolos, prácticamente todos estaban igual, quizá un poco de diferencia por los años que han pasado, nada fuera de lo normal.

— Nos emocionamos cuando nos enteramos que habías venido —murmuró Danae con una suave sonrisa, la cual fue correspondida con una mirada fría que la analizó un poco.

— Realmente lo dudo, prácticamente todos ustedes me ignoraron toda la escuela, Danae si nos fue bien hablamos dos veces, Jonathan solo te la pasaste criticando las letras de mi canciones, Valery tu si eras mi amiga pero simplemente te alejaste así que ahora solo eres una conocida y tu Alan fuste el único que quizá se podría salvar pues al menos fuiste amable —dijo el castaño, tomando un sorbo de la malteada que le acaban de traer —¿Con eso tienen o continuó? —intrigó mirando a aquellos que no menciono, asintiendo cuando los vio negar.

Tomó de nuevo un trago de su malteada sintiendo de nuevo aquella sensación de tranquilidad al sentir de nuevo ese sabor que tanto extrañaba.

—Miren, no quiero ser grosero pero no vine a un reencuentro escolar, simplemente vine a escribir un nuevo disco y pensé que este lugar sería un buen comienzo —comentó Joaquín tras tranquilizarse, tampoco quería tratarlos mal.

— De acuerdo, lamentamos el haberte incomodado, pero lo creas o no todos estuvimos pendientes de tus logros y nos alegramos de tu debut en brodway, tu primer disco, tu gira mundial, tu primer protragonico y demás —dijo Valery.

— No lo dudo, y si acepte tu invitación Alan no fue solo por cortesía, podemos hablar como los adultos que somos, solo no intenten fingir que éramos amigos o algo asi —pido el castaño, peinando sus rizos hacia atrás ya que se bajaron tapandole la visión.

— Me parece un plan perfecto —dijo Alan con una sonrisa— De hecho hablamos un poco entre todos y nos gustaría que hicieras una presentación en este restaurante, para juntar fondos y ayudar a la escuela —agregó.

— Lo lamento, pero no es posible, quiero concentrarme en mi álbum, de hecho a penas acepte esta invitación —murmuró Joaquín dándose cuenta que su malteada estaba por acabarse— Parece que les molesto demasiado que no aceptará, así que podemos dejar esto para después —agregó poniéndose de pie, deteniéndose para pagar la cuenta, antes de caminar a la salida.

Justo en el momento que sintió el viento fresco llegando a su cuerpo estreciendolo un poco, subió la mirada disfrutando de las nubes, regresó su mirada al escuchar el sonido de una motocicleta acercarse.

Para cuando estuvo lo suficientemente cerca, sonrió al reconocer esa motocicleta y aún más importante la persona que manejaba la motocicleta, pues aquel joven, lo admitiera o no era la razón por la que vino.

La motocicleta se detuvo y bastaron unos segundos para que se quitara el casco y Joaquín logrará ver aquellos rizos largos no tan definidos como los propios, ojos cafés profundos y por supuesto vistiendo su característica chaqueta de piel negra, para cuando le sonrió, sintió como todas las sensaciones malas desaparecían.

— Pensé que sería lo primero que visitarias, tras tu regreso —comentó aquel rizado, bajandose de la motocicleta— Pero resultó que yo tuve que venir a buscarte.