Veintiséis

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El día sábado ha llegado, Emilio ya le había avisado al castaño de que tendrían una cita el día de hoy. Éste intento sacarle más información sobre que harían, pero se negaron por completo.

- ¿Seguro que no me dirás? -intrigó Joaquín haciendo un puchero, mirando a su novio.

- Sí, es una sorpresa, solo debes saber que debes ir muy elegante -murmuró el rizado abrazándolo por la cintura a pesar de que este se negaba- No hagas pucheros, te prometo que te encantará -agregó besando el puchero.

A Joaquín no le quedo opción más que resignarse qué no le dirían nada, por lo que continuaron con la comida, ya que Emilio debe resar a trabajar y el castaño debe ir a su casa a hablar con su manajer y por supuesto a ver que se pondrá para esta noche.

Terminaron de comer mientras platican un poco, al finalizar se despidieron con un pasional beso, prometiendose verse más tarde.

El rizado en cuanto el ojimiel se fue, condujo directo al lugar donde sería la sorpresa, debe asegurarse que todo está en perfecto estado, ahí se encontró a Valery, de inmediato se acercó a saludarla y también a agradecerle por el apoyo que le ha dado en todo su plan.

Pasando las seis de la tarde fue que todo estuvo listo, así que Emilio salió prácticamente corriendo debe apresurarse a bañarse y cambiarse.

Emilio opta por un estilo formal pero con un toque moderno. Lleva un elegante traje oscuro, ajustado a la perfección, con una camisa blanca impecable y una corbata que aporta un toque de color sutil pero sofisticado. Los zapatos de cuero negros completan su atuendo. Sale de casa para subirse a su automóvil y así pasar por su novio.

Pará cuando llega al lugar, toca el timbre, espera unos segundos antes de que la puerta sea abierta, por el castaño, quien viste un traje a medida en tonos más claros, como un gris carbón, que resalta su elegancia sin ser demasiado convencional. Combina el traje con una camisa ligeramente más clara y una corbata bien coordinada. Sus zapatos. En lugar de llevar un pañuelo de bolsillo, opta por un broche discreto o algún accesorio personalizado que le da un toque difente.

- Te vez hermoso -susurró el rizado, acercándose para darle un corto beso.

- También te vez muy bien, lo digo enserió. ¿Me dirás a donde vamos? -intrigó con una sonrisa.

- Pronto lo averiguaras -dijo Emilio, guiándolo para que suba al auto.

Al ojimiel no le quedo otra más que resignarse por completo a que no le dirían, nada así que mejor se concentró en ver hacia donde se dirigían. A decer verdad le sorprendió demasiado, cuando se detuvieron en el pequeño salón - jardín que tiene el pueblo para eventos.

- Necesito que cierres los ojos y me dejes guiarte a tu sorpresa - pidió el rizado tras bajarse del auto.

Joaquín simplemente asintió, cerrando los ojos, sintiendo como comienzan a guiarlo al interior del lugar.

- Puedes abrirlos -pidió tras llegar a la entrada del lugar.

Y así lo hizo, el castaño queda momentáneamente sin aliento al descubrir la sorpresa preparada para él. Una oleada de emociones lo envuelve al ver el lugar decorado como una fiesta de graduación, una experiencia que nunca tuvo y que, de alguna manera, representa un anhelo no cumplido en su juventud.

La decoración cuidadosamente elegida, para dar la esencia de una típica fiesta de graduación, con globos brillantes, luces suaves y detalles que transportan a ese capítulo perdido de su vida. Sus ojos exploran cada detalle con asombro, desde las fotografías dispuestas en paneles hasta la mesa central que presenta un pastel elaboradamente decorado.

La Euforia De Enamorarse  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora