Veinticinco

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En los últimos meses, la vida de Joaquín y Emilio se vio envuelta en un torbellino de emociones y logros. La gira, que en un principio parecía una montaña imposible de escalar, concluyó de manera triunfal. El ojimiel el alma de la función, brilló en cada escenario, y su novio el rizado , estuvo a su lado en cada nota y en cada aplauso, de parte del público, tanto que cada concierto aprendía más de sonido, vestuario, escenarios y demás.

Durante ese tiempo, Emilio aparte de comprometerse con los conciertos de su novio, continuo trabajando en el taller desde la distancia y algunas veces presencial. Tras encontrar los lugares perfectos para construir los nuevos talleres, después de una larga búsqueda, no lo dudo y los adquirió, para comenzar a costruirlos.

―Ya tengo los lugares para los talleres ―comentó el rizado en una de las conversaciones con Joaquín mientras compartían una tranquila noche en el hotel de la ciudad donde se encontraban.

Joaquín, obviamente lo felicito desoues tanto tiempo buscando había encontrado los lugares perfectos. Aunque también sentía un poco de culpa ya que el rizado quizá hubiera encontrado esos lugares antes de no ser porque esta en la gira.

Afortunadamente Emilio se encargo de disipar esa culpa, diciéndole que el tomo la decisión de acompañarlo y esta feliz con ello.

Al llegar el día de la despedida de la gira, Emilio se encontraba en Foleskelt viendo unos problemas que surgieron, bajó al taller antes de que los empleados llegaran. Fue recibido con bromas de sus colegas, quienes no perdieron la oportunidad de hacer comentarios sobre el "novio jefe". El rizado respondió con su habitual sentido del humor, consciente de que estas situaciones eran inevitables. Joaquín, observando la escena, sonrió y le guiñó un ojo a Emilio, transmitiéndole apoyo y complicidad.

El último concierto fue en una pequeña ciudad a cuarenta minutos de Foleskelt, por lo que lograron ambos darse su escapada, sin ningún problema, llegando a tiempo al último concierto de la gira.

Al terminar ese concierto, ambos estsban llenos de sentimientos, tanto nostalgia como alivio de alguna manera, por mas que disfrutaron el sentir el amor de los fans, era simplemente agotador viajar de un lado a otro, los ensayos y demás.

Tras salir del recinto con su peculiar manera de hacerlo, manejaron de regreso a Foleskelt, en vez de pasar otra noche más en un hotel, prefiero regresar a casa.

Donde  compartieron una cena relajada en el camper donde comenzó su historia. Entre risas y anécdotas, se sumergieron en recuerdos de los primeros días de su relación y su experiencia en la gira.

―¿Recuerdas la primera vez que estuvimos aquí? ―preguntó el castaño con una sonrisa nostálgica. ―Fue como si el mundo entero se redujera a nosotros dos.

Emilio asintió, sumergiéndose en esos recuerdos compartidos.

―Esos momentos fueron especiales. No puedo creer lo lejos que hemos llegado desde entonces, tantas cosas que hemos vivido y miranos, terminando nuestra primera gira juntos — murmuró el rizado.

— La primera de muchas — susurró el ojimiel con una gran sonrisa.

— Ya veraz que si — agregó el rizado antes de unir sus labios, besándolo suavemente.

La velada continuó con la llegada de la pizza y unas palomitas, elementos que se habían convertido en parte esencial de su relación. Rodeados por el acogedor ambiente del camper, compartieron historias, risas y miradas cómplices mientras disfrutaban de una película. Entre bocado y bocado, el roce de sus manos evidenciaba la conexión única que compartían y por supuesto de sus labios qué se unieron suavemente muchas veces en la velado.

La Euforia De Enamorarse  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora