Cinco

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Joaquín solto un pequeño suspiro, antes de comenzar a levantarse de la cama lo más suave posible, para evitar despertar al rizado. Tras hacerlo se quedó unos momentos viendo como este se quejaba un poco antes de acomodarse dispuesto a seguir durmiendo.

Busco entre la ropa algo para ponerse, evitando hacer ruido mitras se colocaba un pans, una sudadera y unos tenis. Tomo las llaves de la camioneta de Emilio antes de salir de la casa.

Realmente le parecía mala idea lo que estaba haciendo pero no tenía opción. Condujo hasta llegar al hotel, dudo un poco si debia bajar pero al final se armo de valor y bajo, caminando directo a su habitación.

Afortunadamente logró entrar sin encontrarse a su madre, así que rápidamente tomo una maleta hecho algo de ropa, tomo las cenizas de su padre y salió lo más rápido posible.

— ¿Huyendo de nuevo? — intrigó Oscar, justo antes de que el castaños entrara al elevador.

—  Solo vine por algo que necesito — murmuró Joaquín sosteniendo la maleta y la urna de su padre.

— ¿Por qué actúas así? Tu madre y yo solo queremos ayudarte, sabemos que esto es algo difícil, pero no no nos alejes — dijo Oscar intentando acortar la distancia pero no lo logro.

— Ustedes solo quieren que regrese a los escenarios y continúe mi vida como si nada, cuando obviamente no puedo hacerlo. Así que les pido que se vayan y me dejen tranquilo, regresaré cuando quiera hacerlo y les prometo que tendrán a su cantante  — murmuró Joaquín dispuesto a irse, pero se detuvo al escucharlo hablar.

— ¿Y a mi novio? —intrigó Oscar.

Al escuchar aquellas palabras Joaquín se tenso por completo, se giro para verlo de frente.

— No lo sé, en este momento solo quiero paz, despedirme de mi padre y recordarlo como se debe, necesito aclarar mis ideas — susurró el castaño— Llévate a mi madre, por favor convencela de que se vayan, prometo reportarme o que quieran, pero váyanse — suplico.

— No se irá si no hablas con ella o por lo menos te despides —dijo Oscar.

— Sí se van, prometo venir a despedirla, solo déjenme aclarar mi mente — susurró Joaquín, sonriendo un poco cuando lo vio asentir.

Sin más el castaño subió al elevador, soltando un suspiro aliviado, el que su madre y Oscar se vayan me dará un respiro además de claridad para pensar lo que hará con su vida.

Sabe perfectamente que no está bien lo que está haciendo, no es justo ni para Oscar, ni mucho menos para Emilio. Si es honesto no sabe como llegó a este  punto y tampoco sabe que hará, en este momento solo quiere disfrutar la tranquilidad que le da Emilio y nadamas.

Subió las cosas a la camioneta, para ahora conducir al pequeño supermercado del pueblo, donde compro algunas para el desayuno además de algo para la despensa.

Pará cuando regreso a la casa, a penas estaba terminando de estacionarse cuando Emilio ya estaba abriendo la puerta de la camioneta.

— Me asuste cuando no te vi y aun mas cuando tardaste en llegar, ¿dónde estabas? —intrigó.

— Fui al supermercado, quería hot-cakes— comentó bajando de la camioneta, haciendo una pequeña pausa — Y fui por las cenizas de mi padre y algo de ropa — agregó bajando la maleta y la urna.

— Pude acompañarte, ¿te encontraste a tu madre o a ese tipo? —preguntó Emilio, ayudándolo con la maleta.

— No salí muy rápido — mintió, se inclino para dejar un suave beso— Ya lo decidí, mi padre se quedará en los nichos del pueblo, el simpre amo aqui, así que me gustaría ir a verlos, ¿me acompañas después de desayunar? —intrigó el castaño, sonriendo al verlo asentir.

La Euforia De Enamorarse  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora