8.-La boda

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Estamos en el mes de mayo. El calor del sol entra por mi ventana, y siento que las sábanas de seda sobran de mi cama.

Me quedo mirando al techo de mi habitación, inmóvil. Sumergida en mis profundos pensamientos. Cuando escucho tocar a la puerta.

-Adelante- respondo totalmente desganada.

Mi madre aparece detrás de la puerta.

-Buenos días,Cataleya- dice mi madre mientras que termina de cerrarla.

Cuando la veo,me giro hacia el otro lado.

-Cataleya... porfavor tenemos que hablar- dice mi madre acariciando mi pelo.

Pero hago oído sordos. Cierro mis ojos con fuerza como si al hacerlo me transportará a otro lugar.

-Hija mía sé que esto es duro para tí,también lo fue para mí en su día. Tenía que haber tenido más tacto contigo y saber cómo te sentías, Perdóname Cataleya.

Me giro lentamente mirando hacia mi madre.

-Tengo que pedirte disculpas,madre. Lo siento por haberte dicho esas palabras tan duras- le respondo mientras que me acurrucó en sus cálidos brazos,como si volviera ser una recién nacida.

Ella me da un beso en la frente. Y automáticamente hace que se me reinicie la vida.

-¿Qué te parece si desayunamos las dos juntas y nos vamos preparando para el gran día?- pregunta sonriéndome.

-Me parece bien,madre.

Terminamos el desayuno y cuando dispongo a levantarme de mi asiento, aparece mi padre.

-¡Buenos días!¡hoy va hacer una grandioso día!- saluda mi padre con entusiasmo.

Me retiro de la mesa,y cuando llegó a la puerta,escucho mi nombre.

-Cataleya,¡Deberías de estar feliz!¿Sabes cuántas mujeres de alta clase quisieran estar en tu lugar? Pregunta acomodándose en su asiento.

-Lo sé padre. Me siento muy afortunada- respondo con ironía, mientras que salgo del comedor.

En el gran salón.

Las mesas están llenas de pétalos de rosas color blanco,que significa pureza e inocencia.
Las alfombras importadas de África,tienen un toque a exótico.
El banquete era suntuoso, donde había perdices,pasteles,cisne,jabalíes,frutos secos y un sin fin de bebidas para embriagarse durante todo el día.

La mesa de los novios y los más prestigiosos se colocaba encima de un tablero donde era el centro de atención de los grandes invitados,mientras que una luz tenue alumbraba a los recién casados.

Mientras en mi habitación, las sirvientas empezaron a vestirme,parecía una maniquí al que vestían sin pestañear. El vestido era de una calidad incalculable,solo de lo que pesaba,te hacía imaginar cuánto había costado. Sus detalles de piedras,era realmente bello. Mi largo pelo color miel, caía ondulado hasta mi cintura como una cascada. Mi tocado de brillantes,le daba el último toque para serlo realmente hermoso.

Las sirvientas gritaban eufóricas de felicidad. Unas lloraban y otras contenían sus lágrimas.
Mi madre aparto mi pelo,y me puso con cuidado un gran collar de esmeraldas.

-Ahora,si estás lista hija mía- decía secándose las últimas gotas de lágrimas que le quedaban.

Realmente estoy hermosa. El collar de esmeraldas le da un toque mágico a este gran vestido.

-¿De dónde has sacado este collar madre?-pregunto estrañada.

Mientras que mis manos se pierden en esas esmeraldas brillantes.

El Secreto De Cataleya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora