No he podido dormir en toda la noche pensando en Hernando y mi mente no paraba de rebobinar la escena una y otra vez. Siento que ensuciado mi alma y la he condenado al mismo infierno,que ahora mismo arde de pecado.
El poder de mi mente están fuerte que cuando recuerdo cada detalle,cada beso,cada acaricia,hace que me estremezca de un placer que ahora mismo es inexistente. Me doy palmadas en la frente,para así volver a este instante.
Pero eso no puede volver a ocurrir. Tengo que acabar con esto antes de que ocurra lo peor. Pero al mismo tiempo quiero tenerlo cerca¿Porqué cuando lo tengo frente a mí pierdo totalmente el control?.
Nunca había experimentado algo así. Y siento que a despertado algo en mí un instinto animal. Pero al mismo tiempo siento verguenza ajena por mis actos,que ni sumergiendo mi cuerpo entero en el agua más pura de la pila bautismal podría limpiar lo más sucio de mi ser.
Ahora sé el motivo por el cuál la iglesia católica tiene prohibido que una mujer se de placer a sí misma o tenga relaciones sexuales fuera del matrimonio. Porque cuando empiezas a explorar la sexualidad,entras en un mundo oscuro donde el placer humano es insaciable.
Estoy terminando de vestirme. Hoy he optado por un vestido rojo ajustado, donde mis pechos se asoman discretamente para coger un poco de aire. Mis labios están pintados de un rosa discreto y me larga melena cae sobre mi cintura. Lista.
Pegan a mi puerta y doy paso a que entre.
-Buenos días,Cataleya- saluda Nicolás cordialmente.
Puedo ver como su mirada baja lentamente hacía mis pechos,y quita rápidamente la mirada.
-¿Se le ofrece algo,duque?- pregunto un poco sonrojada.
Él se queda en silencio unos segundos,y creo que se cuál a sido el motivo de su distracción.
-En... venía para ver si estabas lista para partir- responde entre cortado.
Sonrió interiormente. Nunca había visto al duque así de nervioso,y no te niego que me gusta pensar que soy yo el motivo de su nerviosismo.
-Cuando quieras podemos partir,duque- respondo mientras voy hacía la puerta.
Él se aparta para dejarme paso, y siento como deja de respirar por un segundo cuando nos rozamos.
Vamos en el carruaje de camino a Palacio real. Miro absorta por la ventana el precioso paisaje y el olor a campo me transporta a mi infancia.
-Cataleya,te debo una disculpa- me dice Nicolás rompiendo el puzzle de mis recuerdos.
Lo miro confundida sin saber el motivo.
-No se a que se debe tu disculpa, duque- le respondo extrañada.
Nicolás hace el intento de tragar saliva,pero creo que su garganta se a secado. Tose un poco para así aclarearse las palabras.
-No debí entrar a tu habitación en tu momento de privacidad. Soy un caballero y se comportarme como tal, pero tú Cataleya...no me lo estás poniendo nada fácil.
Me quedo atónita a las últimas palabras de Nicolás.
-¿Esa es tu manera de disculparte,diciéndome que no se lo pongo nada fácil?. Duque,tengo que pasar el resto de mi vida con un hombre que no amo. Ni siquiera lo conozco¡ y perdona que le diga,pero con ese carácter tan repulsivo ninguna mujer se casaría con usted!. Si no fuera por obligación como hicieron conmigo.
Puedo sentir en su mirada como cada palabra a herido lo más vulnerable de un hombre,su masculinidad.
-Duque...lo siento si le ofendí- me disculpo tocando suavemente su mano.
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El Secreto De Cataleya
RandomSiglo XVI, Europa. Una princesa de la alta nobleza,llega a la edad en la que es obligada a casarse con un duque desconocido. Pero su amor, ya le pertenecía a un joven que ya conocía desde la niñez,estando pérdidamente enamorada, desafiando los pecad...