11.-Seducción

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Estoy sumergida en el agua fría. El color del agua a cogido un tono más oscuro a causa del barro. Mis pensamientos se bañan en estas aguas sucias,para así, limpiar este deseo oscuro que me provoca Hernando.

Sus frases resuenan en mi mente una y otra vez,como si pausaras una canción que te gusta para poder memorizarla.

Mientras termino de darme el último enjuago,mis manos recorren con delicadeza mis muslos,y mi mente inconsciente empieza a dar rienda suelta a mi imaginación. Fantaseo en mi mente,cómo sería el tacto de sus robustas manos en mi piel.

Muerdo mis labios suavemente,con un deseo insaciable que solo él puede saciarme. Mis dedos empiezan a nadar bajo el agua,buscando aquel punto prohibido del que nadie puede hablar. Siento pudor por lo que estoy haciendo,pero mi instinto más animal,manda en mí.Empiezo a tocarme suavemente, mientras que mi cuerpo empieza a tensarse. Mis pies se engarrotan saliéndose de la bañera.

-Hernando...- digo entre gemidos.

Siento como la temperatura de mi cuerpo va subiendo por la excitación,y el agua fría empieza a calentarse. Y cuando estoy en medio de una gran explosión,pegan a la puerta.

Me reincorporo lo más rápido que puedo en la bañera,y siento que mis mejillas me arden como el fuego.

-Si, adelante- respondo mientras me sumerjo entera en el agua para limpiar mi vergüenza.

Nicolás entra a la habitación.

-Cataleya, ya tienes el carruaje preparado para salir- dice mientras que está de espaldas al ver que estaba bañandome.

Cuando escucho la voz del duque,miro hacía atrás con euforia.

-¿Se puede saber qué haces aquí?.¡Por dios,estoy desnuda Nicolás!- mis gritos alertan a las criadas.

Una de ellas pega a mi habitación.

-¿Se encuentra bien,princesa?- pregunta preocupada.

El duque entre resoplidos le contesta.

-Estamos bien,Ana. Puede retirarse- responde el duque.

Él sigue ahí parado de espaldas.

-¿Podría ser tan caballero y retirarse,señor duque?- le pregunto deseando de salir de este agua que se a quedado helada.

Él se da media vuelta y se dirige hacia a mí.

-¡No de ni un paso más,o le juro que...!-grito tapándome lo más íntimo de mi ser.

Nicolás mira desafiante y da no solo ese paso que le prohibido, si no los que faltan para llegar hasta a mí.

-Metete esto en tu cabeza,Cataleya. ¡Eres mi mujer!,y como esposo tengo el derecho de verte desnuda si lo deseo. He sido un hombre muy paciente contigo,pero se acabó. A partir de ahora empezarás a comportarte como la esposa que debes ser.

Y se fue de la habitación dando un gran portazo.

Aprovecho y salgo del agua. Mi piel está arrugada como una anciana. Me coloco mi toalla y me tumbo en mi cama.

Te juro que no lo soporto. Ni en sueños voy a darle ese gusto de comportarme como su esposa,y mucho menos hacer nada fuera de lugar con él.

Respiro profundamente y suelto todo el aire de mis pulmones.

En el comedor.

Entro en silencio y ni mis pestañas suenan al parpadear. El duque está sentado en la mesa.

-¿Estás lista?-pregunta el duque mientras que termina su almuerzo.

Me quedo mirando mi plato vacío,esperando alguna respuesta por esto.

El Secreto De Cataleya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora