Me pasado la noche observando a Nicolás, y la fiebre le a remitido bastante. La palidez de su rostro está volviendo a coger su tonalidad y los sudores de su cuerpo empiezan a secarse como un río que espera ser llenado.
Nunca lo he tenido tan cerca de mí,como ahora. ¿Quién diría que después de esta guerra sin armas entre los dos, sería la que le salvaría la vida?
Ahora que me encuentro frente a él, y lo que único que nos rodea es este silencio absoluto,mi mente aprovecha para recordarme que aunque sea un hombre impertinente,realmente me salvó también la vida al no dejar que saliera del carruaje. Quizás, no es tan desalmado como pensaba.
Esta amaneciendo. Y lo único que dormido son dos horas. Mi cuerpo está cansado,y psicológicamente todavía me estoy recuperando de lo sucedido. Aprovecho que está descansado,y bajo para picar algo.
En el salón.
La sirvienta Dámaris me trae el desayuno. Hoy parece que no se a levantado de buen humor, ni siquiera me a dado los buenos días por cordialidad.
Cuando estoy terminando de desayunar,escucho escándalos en la entrada.
Me levanto rápidamente de la mesa y cuando cruzó la puerta del salón veo a los padres de Nicolás.
Ana María se abalanza sobre mí entre gritos y el duque Beltrán la agarra, sujentandola como un animal salvaje.
-¡¿Pero que le ocurre,señora?!-pregunto con ignorancia.
Ella me mira totalmente fuera de sí, mientras que Beltrán intenta calmarla.
-¿De verdad que no te lo imaginas?.¡Han intentado matar a mi hijo,y ni siquiera no has dicho nada!- grita enfurecida.
-Duquesa... perdóneme,si es cierto que debería de haberlos avisado,pero todo sucedió tan rápido. Qué en ese momento mi prioridad era salvarlo.
Los duques me miraban pero sin objetar ninguna palabra.
-¡Suéltame Beltrán!- le ordena.
-Sí me prometes, que vas a mantener la calma Ana María- responde.
Si no fuera por el padre de Nicolás,ahora mismo hubiera sido la presa de esa leona salvaje.
-Voy a verlo ahora mismo-objeto tajante Ana María.
Beltrán se quedó conmigo,mientras que la leoparda salvaje fue aver a su cachorro malherido.
-Cataleya...siento la actitud de mi esposa,está muy nerviosa por lo de nuestro hijo,creo que eso lo puedes comprender¿Verdad?
Yo solo me limité agachar mi cabeza, cuando Beltrán me cogió de mi mano,y me la acariciaba con delicadeza.
-Nicolás va estar bien Cataleya. Él es un hombre fuerte,no te preocupes- me decía dándome ese soporte que necesitaba.
En la habitación de Nicolás.
Su madre lloraba junto a él desconsolada,mientras que su padre se mantenía de pié mientras que lo observaba de su lado. No quería interrumpir ese momento paternal,y observaba con aflicción desde la puerta.
Ella se levantó de la cama y giro su cabeza hacía a mí.
-¡Tú eres la culpable de esta desgracia,Cataleya!- me dijo con resentimiento.
-¡Ana María,por favor cállate!,¡No ves que tu hijo está aquí grave en esta cama!- exclamaba.
Ana María se acercaba lentamente hacía a mí,mientras que levantaba su dedo para señalarme como única culpable.
-¡Desde que llegaste a su vida,solo le has traído amarguras!. Ahora mismo no estaría así,si no fuera por tí. Todavía me pregunto que es lo que ve mi hijo en tí...
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El Secreto De Cataleya
RandomSiglo XVI, Europa. Una princesa de la alta nobleza,llega a la edad en la que es obligada a casarse con un duque desconocido. Pero su amor, ya le pertenecía a un joven que ya conocía desde la niñez,estando pérdidamente enamorada, desafiando los pecad...