33.-Tragico final

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Me observo detenidamente en el espejo. El color negro saca a relucir mi interior más oscuro y al mismo tiempo el luto por la muerte de mi gran amor.

Aún me sigue pareciendo una pesadilla de la que quiero despertar. Pero cuando toco mi vientre siento que él no se ha marchado,que un pedacito de Nicolás sigue en mí interior. Resopló con fuerza para así equilibrar esta tormenta que solo quiere acabar con todo.

Mientras bajo las escaleras,noto como esas miradas se clavan en mí. Intento no ponerme nerviosa y llegar hasta abajo sin ningún tropiezo. Cuando alguien me coje con brusquedad del brazo y me lleva apartada de los invitados.
-¿¡Se puede saber qué demonios haces así vestida?!¿Creés que vas a un funeral?

-Nunca se sabe lo que pueda ocurrir,mi futuro esposo -sonrio con ironía.

-¡No empieces con tus jueguecitos,Cataleya! Porque te juro que haré que te encierren y cuando nazca ese bastardo mandaré que sea comida para los caimanes¿Entendido?-pregunta como aire de triunfador.

Asiento con mi cabeza en modo de afirmación y volvemos a la inminente celebración.
-Ni se te ocurra hacer ninguna tontería, princesa. Espero ver cómo entras por esa gran puerta para que seas mi esposa-me acaricia la barbilla pero me aparto rápidamente al sentir sus sucios dedos.

Se adentra al gran salón y cierran de nuevo las puertas. Espero con agonía la inminente música que me indica que me adentre a ese infierno terrenal.

Empieza a sonar esa melodía que creía que escuchaba en mi cabeza. Los guardas al ver que no daba ni un solo paso,empiezan a mirarme con miradas amenazantes. Trago un poco de saliva para suavizar este duro momento,mis pies dan justo tres pasos y abro de par en par aquellas malditas puertas que me reciben al otro lado el mismo demonio encarnado.

Me quedo totalmente quieta. Todos los presentes empiezan a impacientarse. Miro al frente y veo a Isaías asesinandome con su mirada,y decido poner fin a esto. Escucho los murmullos sobre el color de mi vestido para la ceremonia,y yo solo puedo pavonearme sobre la situación.

Llegó hasta el final de este abismo. Isaías me agarra de la mano,intento soltarme pero empieza a apretarme con fuerza hasta que finalmente me resisto. El cura empieza con su discurso. No dejo de observar a mi alrededor con la esperanza de que alguien vea en mis ojos la mirada de auxilio. Pero nadie se da cuenta y agacho mi cabeza con derrota.

El cura hace la ansiada pregunta para Isaías y él responde con rapidez sin dejarlo terminar.

Sus invitados balbuceaban con alegría.

Ahora es mi turno. Deseo que nunca termine de hacer la pregunta,cuando me da un pequeño codazo haciendo que vuelva en sí.
-¡Cataleya, responde!

Miro al cura y de nuevo a él. Me acaricio el vientre y la realidad me golpea sin piedad. No puedo arriesgarme a que le haga daño a mi bebé.
-Yo...

De repente alguien interrumpe la celebración y sus gritos son retumbados como ecos que me saben a salvación. Esa voz me resulta tan familiar,y cuando me giro no puedo creer a quien mis ojos están viendo.
-Hernando...-digo en susurro.

-¿Quién os da permiso a interrumpir la boda de los futuros reyes?-grita Isaías con furor.

-¡Un futuro rey,no asesina a otro para serlo!

Me quedo totalmente estupefacta con la situación.

-¡No blasfemes, campesino!¿Te das cuenta de la acusación tan grave que estás haciendo?¡Haré que te ahorquen!

-¡Huye Hernando,por favor!¡Vete!-grito con desespero.

-¡Guardias, arrestarlo!

Cuando se disponian arrestarlo,una figura salía detrás de él.
-¡Quietos!

Todos los guardias se pararon en el acto. La multitud no me dejaba ver quién era ese hombre. Me dispuse averiguar de quien se trataba pero Isaías me agarro del brazo.

Y como si un dios se tratará,le habrían paso ante mí.

-Nicolas...-mi sangre dejo de fluir por mi cuerpo,no sabía si me estaba volviendo totalmente loca o había regresado entre los muertos.

Quise correr hacia él, pero Isaías me agarra del cuello mientras con la otra mano me tiene a punta de navaja.

-¡Un paso más y te juro que la mato!

Los invitados empezaron a gritar del miedo. Y los guardas tuvieron que oponer resistencia para tranquilizar la situación.

-¡Cálmate, Isaías! Déjala ir,y te prometo que no tomare represalias contra a tí.

-¿Cómo...estás vivo? Yo vi como el río se llevaba tu cuerpo-pregunta totalmente estupefacto.

-Cierto. Pero tú disparo no fue lo suficientemente certero para aniquilarme. ¿Cómo fuiste capaz de querer asesinarme?¡A tu propia sangre! Doy gracias que Hernando estuvo allí y me salvó,pero a tí,no te va salvar nadie.

En ese pequeño descuido,saque el pequeño cuchillo que tenía debajo de mi vestido y sin temor a nada se lo clave en la pierna. Soltandome de inmediato.

-¡Ahhh,maldita zorra!

Escuchaba mientras corría hacía Nicolás. Mis brazos se extendían ante él,abrazándolo tan fuerte que podía notar el latido de mi corazón contra su pecho muerto de miedo.
-¿Estás bien,mi amor? Dime qué ese malnacido no te ha puesto una mano encima-sus calidas manos calentaban mi rostro helado.

-Estoy bien,mi vida. Creía que te había perdido para siempre-mis lágrimas no paraban de brotar de la emoción.

Cuando por sorpresa me aparta rápidamente,y empieza la lucha a espadas contra su hermano. Hernando se acerca a mí y me abraza con fuerza.

-No te imaginas lo feliz que soy al saber que estás bien,Cataleya. Ahora tienes que irte de aquí,y ponerte a salvo hasta que esto acabe.

-¡No,Hernando! No voy a marcharme.

-Si no lo haces por tí,hazlo por ese bebé que crece en tu interior.

Nos miramos unos segundos en silencio. Definitivamente sabía muy bien lo que me tenía que decir para que entrara en razón.

Veo que los ojos de Hernando se dilatan como los pardos en la noche y sale corriendo echandome a un lado.

Isaías sostiene la espada esperando con ansias darle su muerte desde la espalda. Pero Hernando se atraviesa y tira a Nicolás al suelo,ofreciéndose como si de una diana se tratará.
-¡Nooo!-sentía en mi piel como esa puñalada se adentraba también en mí interior.

Corro lo más rápido que puedo y tiro con fuerza a Isaías contra un muro tirando así su espada.
-¡Hernando,resiste por favor!

-Cataleya...-mi nombre salía de su boca empañado en sangre.

-No digas nada,vas a salvarte¿De acuerdo?no dejaré que te mueras,te lo prometo-le digo entre sollozos.

-Te amo...Cataleya y siempre te amaré.

-¿Porqué has arriesgado tu vida?¿Porqué?-pregunto devastada.

Él solo se limita a mirarme,y a sonreírme.
-Porque ante todo...siempre he querido... tu felicidad aunque no fuera conmigo.

Y sin más,esos ojos azules color del mar que un día me salvaron. Ahora se tornan de un color oscuro,como en las profundidades más oscuras.

-Cataleya,vamos. Se que era una persona muy importante para tí,pero esto no te hace nada bien. Le daremos a Hernando un entierro como se merece,no sólo me ha salvado la vida una vez,si no dos. Y le estaré enternamente agradecido.

Me levanto lentamente del suelo,intentando no perder el equilibrio. Ni siquiera me dado cuenta que Isaías a muerto por una puñalada en el corazón,si es que alguna vez lo tuvo.
-¿Porqué me acabas de decir eso?-pregunto extrañada.

-Lo sé todo,Cataleya. Se el romance que tuviste con Hernando.

Me quedo totalmente sin palabras. Esperando con temor todo lo que sabe y lo que eso supondrá en mi matrimonio.




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