30.-Confesión

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Romina me mira confundida por el atrevimiento de Hernando al preguntarme.

-Sabes que no está autorizado a entrar a la cocina,Hernando. Vuelva a su lugar de trabajo-le ordeno tajante.

Se muerde la lengua con rabia y se marcha enfurecido.

-¡Qué atrevido,princesa!¿Cómo puede creerse con el derecho de preguntarle de su vida privada? A veces pienso que olvidan cuál es su lugar aquí-objeta Romina mientras termina de cortar las verduras.

-Voy a salir a tomar un poco el aire,lo necesito-respondo levantándome de mi asiento.

Salgo de Palacio alterada buscando con discreción a Hernando. Veo a lo lejos una silueta que parece que es él y me dirijo furiosa hacía allí.
-¡¿Pero cómo te atreves a ser tan descarado?!

Se da media vuelta y siento como su mirada llena de ira se clava en mi pecho.
-Creo que eso mismo tendrías que preguntartelo a ti misma,¡princesa!

La sangre me hierve en estos instantes,pero intento respirar hondo y relajarme.
-Hernando...lo siento. No me parado a pensar en cómo te sientes,pero esto tampoco está siendo fácil para mí. El tenerte todavía aquí se me hace todo más complicado.

-Nunca te has parado a pensar en mí,Cataleya-su voz se quebraba.

-¡Eso no es cierto! Eres muy importante para mí,y siempre lo seguirás siendo-busco su mirada con desespero pero él me la aparta rápidamente.

El silencio se apoderó del momento. Y sólo se podía escuchar el suave sonido del viento moviendo los árboles.

-Se que nunca me lo perdonarás. Y que ahora mismo me odias con toda tu alma,pero creo que fui sincera contigo Hernando. Tú escogiste quedarte aún sabiendo mi decisión.

Él me mira totalmente incrédulo.
-¡Me quedé porque te amo, Cataleya! Porque tenía la esperanza que te volvería a reconquistar. Pero... ahora vas y me sales con esto-me mira con desprecio.

-¡Es lo que suele pasar en un matrimonio,Hernando!¡Por el amor de Dios,seamos lógicos!

-¡También estabas casada cuando te veías a escondidas conmigo!¿O ya se te a olvidado?

-¡No eran las mismas circunstancias!-grito fuera de sí.

-Claro que no. ¡Ahora la princesa,se enamoró del mismo hombre que tanto repudió!-sus palabras salían escupidas como veneno de serpiente.

-¡Eres lo peor, Hernando!¿Porqué no puedes alegrarte por mí? Si tanto pregonas que me amas,olvídate de tí por un momento y piensa en mí felicidad.

-¿En tu felicidad?¿Y quién piensa en la mía,Cataleya?¡Eres consciente de lo que me pides! Para tí es muy fácil porque tú no sientes este dolor que me está matando por dentro. Te recuerdo que soy yo el que lo a perdido todo...

Intentó acercarme a él. Pero me aparta la mano con brusquedad.
-No me toques...Cataleya.

-Hernando,por favor-le suplico con lágrimas en los ojos.

-Todo lo que hecho por tí,a sido en vano-sus lágrimas se dejaban ver con disimulo.

-¿Por mí?¿A que te refieres?-pregunto desconcertada.

Su mirada me transmite algo oscuro,algo inimaginable.
-Fui yo el que intente asesinar al duque esa mañana,Cataleya. Mandé a unos hombres para que lo hicieran.

Me quedo totalmente helada al escuchar su confesión. Y puedo sentir el entumecimiento en mis manos,la sangre a perdido su recorrido.
-No...eso no es cierto. Me lo estás diciendo para que te odie¿Verdad?

El Secreto De Cataleya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora