15.-La decisión

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Observó cómo Dámaris se camufla en la noche. ¿En qué momento me a seguido hasta aquí?,tengo que parar esto como sea,antes de que sea demasiado tarde. Me voy yendo de los establos,cuando veo como se mueven los arbustos.

-¡Ay,por dios,que susto me has dado Hernando!-exclamo con espanto,mientras que llevo mi mano hacía mí pecho,para que así mi corazón no salga de su caja torácica.

-Lo siento,Cataleya por asustarte. Vi como la sirvienta venía hacía aquí y decidí esconderme entre los arbustos.-responde mientras se sacude la ropa de las hojas.

Agradezco con la rapidez que actuó Hernando, porque de lo contrario estaríamos en grandes problemas.

-Tengo que irme,esto nos va a causar grandes problemas y no me puedo seguir exponiendo.

Me doy media vuelta y Hernando me agarra del brazo.

-No puedes marcharte,Cataleya. Te necesito,y yo sé que tú también me necesitas-me dice mientras que va acortando más nuestro espacio.

Otra vez está sensación. Cuando estoy cerca de él todo mi ser se seca,e implora que lo humedezca todo. ¡Por favor,Cataleya te tienes que contener!

-Hernando...-solo me da tiempo a decir su nombre,cuando pone su dedo en mis labios para callarme.

-Dime que no has pensado en mí,Cataleya...que no has fantaseado una y otra vez con lo que pasó,niegamelo...

¿Cómo negar algo que es más que evidente?. He fantaseado mil veces con nuestro encuentro,proyectandolo en mi mente como una película pornográfica, y siendo honesta,me excitaba recordando la escena,y sentía como mi campanilla sonaba en llamada de emergencia.

-Esto no está bien,Hernando. Nos matarían si esto se descubre. Además...¡Estoy casada!

Me agarra las mejillas,mientras me mira fijamente.

-¿Acaso se te olvido que te casaron por obligación,Cataleya?.¿O es que acaso te sientes atraída por él?

-¡No, Hernando!,¿Cómo te atreves a preguntarme eso?- pregunto alterada.

-¿Entonces,que es lo que te impide estar conmigo?-pregunta.

-¡Todo!. No te das cuenta... que no hay mayor castigo que lo que estoy haciendo,pero...

Hernando empieza a darme besos en el cuello,y yo me empiezo a estremecer.

-pero,¿Qué?-pregunta mientras sus labios recorren mi cuello hasta llegar a mis senos.

Esta martirizandome. Para que así,no pueda contestar.

¡Reacciona,Cataleya!

-¡Para, porfavor!-le ordeno.

Él para de inmediato,y puedo notar en sus ojos el mismo brillo como el de aquella noche.

-¿Qué es lo que buscas de mí,Hernando?-pregunto,buscando algún sentido a toda esta locura.

Se acerca lentamente a mi oído.

-Todo,Cataleya. Quiero absolutamente todo de tí...y si esto que estamos haciendo es un gran pecado, ¡que arda en el mismo infierno si hace falta!

Algo en mí interior se ha sacudido para ponerlo patas arriba y siento una corriente por todo mi cuerpo,que si me tocaras notarías la electricidad que desprendo en este instante.
Sus palabras han entrado en lo más íntimo de mí ser,y siento la gran necesidad de que me posea.

-Hernando,llévame a ese lugar-respondo asombrada por mi respuesta.

O quizás lo que me a incitado aceptar este pecado inminente,a sido sus palabras posesivas por ese deseo absoluto de poseerme.

El Secreto De Cataleya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora