Capítulo 9

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Desperté al día siguiente un poco exhausta de lo que había pasado. Solo recordé la droga y el sexo con Luka forzado por ello.
Aun continuaba atada de un solo pie y de las manos. Y junto a mi estaba Luka. Que roncaba con un tronco. Ahora entendía cuando decía que no conocía la sensación que se tenía cuando te drogabas. Y no quería volver a sentirla más en lo que me quedaba de vida.
Volví a cerrar y abrir los ojos. Después, me moví un poco y me percaté que aún continuaba atada de manos y de un solo pie. Por lo que el esfuerzo que hice fue en vano.
Me volví a quedar dormida en pocos minutos. Supongo que aún la droga que Luka me dio continuaba haciendo su deber en mi interior.
Soñé. Lo hice de tal manera que me excité de nuevo. Luka había cogido esas técnicas del sexo que me gustaban antes de esto para volverme aún más loca. Tanto que me excitó cuando le vi atarme con lujuria y después me lamía mi clítoris hasta tal punto de llegar a recorrerme. Tras ese sueño, él continuaba en ellos como una pasión desenfrenada. Tanto que ―en mis sueños―, tapó mis ojos y lo único que puso arriba de mi cabeza fueron mis pies. Supongo que no había visto como había inmovilizado mis manos. Todo comenzó a pasar como si estuviese pasando en la realidad. Lo que en realidad veía, es que todo lo que me hacía me excitaba y eso no podía volver a ser bueno.
Volví a despertar y jadeé en alto para que Luka se despertase. Sin embargo, lo que deseaba, era otro orgasmo sin esa mierda de droga metida por mis venas.
Él se despertó en pocos segundos y me vio a mí. Que estaba un poco ruborizada por lo que había visto en el sueño.
―Buenos días nena ―me dijo.
Después me quitó la cinta americana de la boca y pude respirar un poco regular.
―¿Qué es lo que ocurre Mariella? ―me volvió a preguntar.
Sin embargo, no le di respuesta.
Él me miró a los ojos y obtuvo mi respuesta al instante. Donde se puso encima de mí y me preguntó:
―¿Sigues excitada?
Asentí.
―He tenido un sueño ―le dije.
―¿Era interesante? ―me preguntó arqueando una ceja.
―Me volvías a poseer con estas cuerdas puestas y yo te... deseaba... más.
―Ya veo.
Él hizo una breve pausa y después subió mi pierna que estaba desatada.
―Luka, ¿qué piensas hacer? ―le pregunté.
―Cumplirte ese sueño.
―Luka, tú sabes lo que opino de esto que quieres hacer.
―Shhhh.
―No me hagas callar.
―Mariella deja tu egoísmo a un lado y déjame que te dé un orgasmo mañanero.
Sentí como bajaba su mano por mis caderas y después me tocó mi clítoris.
Gemí. Aunque estuviera llena de deseo como en esos instantes, no significaba que le dejaría de nuevo en un futuro poseerme.
Cuando miré a Luka, observé que había agachado su cabeza y noté círculos en mi sexo. Tanto que cerré mis ojos y me dejé llevar por lo que él tenía en mente. ¿Sería posible que la droga estuviese haciendo aun efecto en los dos?
Me eché un poco hacia arriba y me agarré a los barrotes de la cama. Donde Luka no tardó ni por un segundo en agarrar mis caderas y sostenerme para que no me escapase.
―Luka... por favor.... desata... el otro... ah... ―gemí y pude notar que mis sentidos se nublaron―... pie... ―estaba sucumbiendo al deseo por una vez, en vez de dejarme guiar por mis instintos.
Sin embargo, él no me hizo caso. Por lo que continuó lamiendo mi clítoris con deseo.
Mis gemidos podían llegar fuera de aquel lugar. No podía creer que estuviese tan excitada por esos sueños. Lo único que deseaba, era en correrme sin pensar en lo que había ocurrido en el día de ayer.
Luka paró al cabo de cinco minutos y noté que había entrado dos de sus dedos en mi sexo. Los cuales comenzó a sacar y a meter muy lentamente.
Abrí solamente por unos segundos los ojos y me percaté que él estaba gozando de mi cara de placer. Pero volví a cerrarlos, cuando comenzó a sacar y meter sus dedos aún más rápido. Hasta que noté que estaba muy lubricada por todas esas sensaciones que me estaba haciendo sentir.
¡Maldita sea! Como este hombre conocía más de mí en tan poco tiempo que yo de él. Estaba claro que lo único que Luka conocía de mí, era las reacciones de mi cuerpo.
Luka paró al cabo de diez minutos y abriendo los ojos, me percaté que liberó mi otra pierna. Solo fue ver su erección lo que me hizo entender que iba a penetrarme y desahogarse. Eso me hizo aflojar mis manos de los barrotes de la cama.
Él metió su polla en mi interior y gemí un poco menos que cuando me había metido sin parar sus dedos.
―Sube tus piernas en mi espalda ―me dijo.
―Luka, las manos ―le dije.
―Tranquila. Todo tiene su tiempo. Te las desataré cuando lo vea oportuno.
Él comenzó a embestir muy despacio. Donde no tarde ni por un segundo en volver a agarrarme fuerte a los barrotes de la cama.
―Ves como no es tan difícil sucumbir al deseo Mariella ―me dijo mientras que su voz gozaba de mi placer―. Estos gemidos son de una diosa. Justamente lo que eres. Una diosa que es simplemente mía.
No era para él. Simplemente me estaba entregando al deseo que sentía en esos momentos. Uno que continuó de despertar más él cuando decidió de darme aquel orgasmo tras despertarse.
Sus embestidas fueron aún más rápidas que cuando comenzó a penetrarme. Eso me excitó más que ya estaba.
Nunca entendí como Luka comenzó a conocer mi cuerpo. Lo único que estaba ahí, era las sensaciones que provocó en el pasado y en esos instantes, también lo estaba haciendo.
Él se puso encima de mí y en segundos, me penetró más despacio. Lamiendo mis pechos muy suavemente.
Bajé por unos instantes las piernas de su espalda y las puse en sus caderas. Sin embargo, Luka dejó de lamer mis pechos y no tardó en poner mis dos piernas sobre sus hombros. Penetrándome aún más rápido.
―Suelta las manos de los barrotes ―me dijo―. Quiero agarrártelas para sentir cuando llegas al orgasmo.
Le hice caso.
Quité mis manos y dejé que él las presionara junto a la almohada de la cama.
Él llevó sus manos a los barrotes de la cama donde tenía mis manos puestas, echándose encima de mí y dejando que bajara de nuevo mis piernas hacia sus caderas.
Penetró más despacio y noté el clímax en mi interior. Había llegado hasta ahí y no iba a pararle. Por lo que dejé que continuase.
En segundos, Luka comenzó a penetrar aún más rápido y tras unos segundos, me corrí. Cerrando mis ojos para sentir aquel orgasmo.
En pocos minutos de haberme corrido, Luka me desató las manos y salió de mi interior buscando mi cara tras el orgasmo.
Él no tardó en ponerse de pie ante la cama y señalarme su miembro diciéndome:
―Te toca hacerme correr. Ya sabes cómo. Lame.
No me tocó de otra.
Metí su polla en mi boca y comencé a lamer muy despacio sin dejar de moverla con mi mano.
Él comenzó a penetrar un poco más rápido mi boca y cuando quedó la polla durante unos segundos metidos en la garganta, emití una arcada. La cual no me dejaba respirar.
―Echaba de menos tus arcadas ―me dijo saboreando su clímax.
Después, él sacó su polla e hizo que le mirase a los ojos. Sin embargo, volvió a meter su polla en mi boca y continuó penetrándola.
Él comenzó a penetrar aún más rápido hasta que emitió un gemido de sus labios. Hasta que quedó muy dentro la polla y sentí que se había corrido en mi boca en pocos segundos. Quedando un poco exhausto.
―Trágate el semen ―me dijo.
Sin embargo, no quería hacerlo. Ya que no me gustaba.
―Hazme caso ―volvió a decirme―. Trágate mi semen.
Tuve que hacerlo. Ya que no quería que me pasara nada haciendo que Luka tomara decisiones inadecuadas.
Él salió de mi boca e hizo que le mirase a los ojos. Donde Luka respirando entrecortadamente, me exclamó:
―¡Estás bien!
Asentí.
―Bien.
Me tumbé en la cama y eso había sido por qué sentí satisfacción por una vez al correrme.
Noté que Luka también se tumbó a mi lado y por curiosidad le pregunté:
―¿Cuánto tiempo tarda en irse el MDMA de la sangre?
―Unas cuantas horas. Le pedí a Patrick un poco para dártelo todo. Sin embargo, también decidí probarlo para estar activo todo el tiempo.
―¿Cuándo se pudo haber pasado?
―Entrada la madrugada.
―Entonces, ¿por qué me he sentido excitada?
―Pueden ser los efectos secundarios. Al menos en primeras veces como ha sido tu caso.
Hicimos una breve pausa.
―Ha sido el mejor orgasmo que he tenido desde que estás aquí ―me dijo―. Por lo menos he visto como disfrutabas.
―No te acostumbres Luka ―le dije mientras que levantaba mi cuerpo de la cama y me sentaba en ella―. Dudo que se vuelva a repetir.
―Eso ya lo veremos.
Entonces me entró la curiosidad de algo y le pregunté:
―¿Sabes algo de Harriet?
―Sí. Se marchó a Madrid hace poco más de dos semanas. Por eso decidí estar solo durante un largo tiempo. En su perfil de Instagram he visto que ha hecho nuevos amigos y puesto la foto con un chico nuevo. Así que, supongo que habrá olvidado los dos meses de pasión que hemos tenido y ha decidido empezar de cero con su vida allí. ¿Por qué quieres saberlo?
―Por nada. Solo era curiosidad.
Luka levantó su cuerpo de la cama y me cogió las manos. Sin embargo, enseguida las quité de él.
―Lo siento Luka. Solo necesito salir de aquí para darme una ducha y comer algo.
Él asintió sin decir palabra alguna.
Ambos salimos del sótano y nos dirigimos hacia el cuarto de baño.
Ahí, nos dimos una ducha de agua tibia y cuando salimos, solo fuimos a ponernos ropa limpia.
Cuando fuimos a desayunar, esta vez ayudé a Luka a hacer los desayunos. No quería encontrarme con la misma sorpresa que el día anterior.
Probamos algo de bocado y Luka me estuvo contando lo que había pasado en ese mes con su vida. Sin embargo, él sabía de la mía y por eso no me preguntó.
En media hora, recogimos los platos y él decidió de sacarme a dar un paseo por el jardín.
Cuando regresamos al cabo de una hora, Luka se puso a ver una serie de Netflix mientras que pensábamos que íbamos a comer. Yo en cambio, solo estuve allí vigilada por él como si fuera mi carcelero.
La noche cayó cuando casi estaba terminando de ver la siguiente temporada de esa serie y comencé a notarme pesada. Fue de algo que no me di cuenta hasta que vi los platos de la comida encima de la mesita del comedor.
Luka fue hasta la cocina e hizo algo para comer. Algo rápido. Sin embargo, mi apetito había cesado y no me apetecía comer.
―Luka me voy a la cama.
―No has comido.
―Lo sé. Pero solo quiero descansar.
Me levanté del sofá y me marché a la habitación. Pues estaba muy cansada después del orgasmo de esa mañana y el paseo que habíamos dado. Aunque hubiera sido corto.
Llegué a la habitación y sin más pensarlo, me tiré en la cama y me quedé dormida en el mismo instante en que la toqué.
Fue durante un buen rato cuando noté que algo me entraba en la cama y me arropaba. Notando las sábanas encima de mí.
En pocos minutos, sentí como alguien me abrazaba. Supe que era Luka por el perfume que usaba. Sin embargo, no le rechisté para que quitase su brazo de encima porque estaba muy cansada.
Esa noche, dejé que las cosas se cediesen tal y como estaban. Ya que el cansancio y lo exhausta que estaba por todo lo que había pasado, seguían rondando mi cabeza como lo estaba la muerte de mis hermanos y mis padres. Algo que tendría que solucionar tarde o temprano cuando me escapase del lado de Luka.

Simplemente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora