Capítulo 24

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Me desperté con la luz del día y vi que había amanecido tras mantener relaciones sexuales de nuevo.
Cuando terminé de despertar, vi que Luka estaba dormido a mi lado. Dormía tan plácidamente que no quería despertarlo. Me recordó a aquel día en que mantuvimos relaciones la primera vez cuando nos conocimos. Me trató con delicadeza y sus palabras fue algo que no logré olvidar.
Sabes que no voy a obligarte a hacer nada que tu no quieras Mariella. Ya que entiendo por la situación que has pasado anteriormente.
Eso me hizo pensar en la vida y en la relación que tuve antes que Luka. Pero sabía que no llegaría a ningún lado con pensar en lo que había pasado hace un año. Tenía que dejar pasar el tiempo para ver si Luka volvía a recaer o continuaba con su tratamiento.
Él comenzó a despertar y en lo único en que pensé en que debía de aclarar mis sentimientos hacia Luka cuanto antes.
Cuando él terminó de abrir los ojos, me miró mientras que mantenía mi mirada fija en él y Luka no dudó en decirme:
―Acabo de ver a un ángel.
―Cállate Luka. Ya me estás vacilando de nuevo.
―No lo hago. Ya lo sabes.
Él se giró un poco y después me abrazó.
―Recuerdo que te dije que nunca me medía por niveles Mariella ―me dijo―. Sin embargo, no puedo pensar en niveles cuando sé que estoy enamorado de ti aún. Fui un idiota por dejarme llevar por mis impulsos.
―Yo también lo hice. Sin embargo, ha pasado un año y ya sabes que mis sentimientos están confusos.
―Lo sé y seré paciente con la espera. Ya que muy en el fondo sé que me sigues queriendo.
Hicimos una breve pausa.
―Patrick tenía razón Mariella. Al salvarte y obligarte a estar a mi lado, lo único que conseguí fue enamorarme de ti.
―Patrick es un idiota engreído que piensa que con las drogas el mundo es suyo.
Hicimos otra breve pausa:
―¿Qué has sabido de él? ―pregunté.
―Lo único que sé, es que días después de salir del centro de desintoxicación me buscó y quería que volviera a caer.
Hay tenía la respuesta que todavía me hacía desconfiar.
―Sin embargo, no le acepté nada porque sabía que me había costado mucho salir de ello. Con ayuda de mi familia y con mis pensamientos hacía a ti.
Él me miró a los ojos y después me volvió a decir:
―Tú fuiste la razón de ese cambio. Y si no me crees, ahora me reúno una vez al mes con mis terapeutas. Por si quieres acudir a una de esas reuniones.
―No hace falta. Te creo Luka. Pero sigo sin creerme que hayas cambiado. Cualquier adicto vuelve a recaer.
―Ya te dije que no lo haría. Ya que te lo prometí por la salud de mi madre y así seguirá siendo.
Después se hizo un poco de silencio y no tardó en decirme:
―Quiero que vayamos a la casa esta tarde.
―¿Por qué quieres llevar a ese lugar que me trae tantos recuerdos amargos?
―Porque quiero que veas un cambio que hice en la casa. Algo nuevo para una vida nueva.
―Vale. En ese caso, iremos un poco antes. Quiero estar aquí temprano por si llama mi tío.
―Deja que ellos disfruten en su viaje. Disfruta de esta semana que estás sola en casa.
―Leandro no es ningún problema para mí.
―Lo se. Sin embargo, yo quiero disfrutar también de ti.
―Luka, hagamos las cosas más despacio esta vez. Quiero ver cuánto tiempo duran los cambios en ti.
―Como desees.
Luego me levanté del suelo y caminé para estar dentro de la habitación. Ya que quería darme una ducha y desayunar.
Cuando terminé un poco más tarde, fui hasta el despacho y estuve trabajando, mientras que Luka se había perdido. Por lo que estuve revisando aquellos papeles de mi padre con tranquilidad.

La tarde calló y Luka entró en el despacho para buscarme.
Fui a ponerme un vestido para ir más ligera durante esa noche.
Cuando vi que Luka se había puesto un traje de chaqueta de mi hermano, bajé la mirada y mis lágrimas comenzaron a caer muy lentamente.
Él se acercó a mí y me abrazo. Donde Luka no tardó en echarse la culpa de lo que pasó.
En media hora, nos marchamos a la casa donde Luka me retuvo durante casi un mes. No sé qué cambios había hecho en ella, pero sentí una agradable sensación.
Cuando llegamos a la casa de Luka, vi que había cambiado algunos aspectos.
Al entrar en la casa, todo era diferente. Ya no tuve esa sensación extraña que tuve hace un año. Si no algo muy agradable.
Él me enseñó cada lugar con detenimiento. Hasta que llegamos al sótano. Donde tuve un pequeño escalofrío. Sin embargo, cuando entramos en no había el lugar espantoso donde me retuvo y me hacía suya a la fuerza. Era un lugar lleno de espejos.
―Alexa, ponme la canción de Mi-e bine de Lidia Buble y Matteo ―dijo Luka.
El reproductor le obedeció y puso la música que le dijo.
Vi que Luka me extendía su mano mientras que sonaba el reproductor.
Luka me empujó hasta su torso y le miré a los ojos. Donde comencé a sentir algo extraño sobre mi pecho.
El me dio un giro que me pilló por sorpresa. Donde puso mi espalda sobre su torso.
Luka comenzó a bailar mientras que me cogía la mano derecha y bailamos muy despacio. Donde él no dudó en soltarme en ningún momento la mano que me tenía sujeta.
―Déjate llevar.
Después me dio un nuevo giro y subí mi pierna hasta su cadera. Donde él echó mi cuerpo hacia atrás y me agarró con seguridad.
Luka bajó lentamente mi pie y puso de nuevo mi cuerpo incorporado. Volviendo a poner mi espalda con su torso.
Cuando la canción tocó el estribillo, él no tardó en volver a girarme y guiarme bailando. Donde en segundos me dio algunas vueltas que acabaron mareándome un poco.
Él me subió hasta su cadera y me giró. Hasta que no me bajó. Lo único que hizo, fue sacarme fuera del sótano y llevarme hasta la habitación que compartimos hace un año.
Ahí en pocos segundos, Luka me puso en el suelo y me desabrochó la cremallera de mi vestido. Donde este cayó en pocos segundos al suelo.
Me giré y comencé a quitarle la chaqueta del traje. Sin embargo, él no tardó en quitarse de un tirón la camisa.
Luka me empujó encima de la cama y subiéndose en breve, fue directamente a quitarme las bragas y sin dudarlo arrancó el sujetador.
La música se cambió y no supe que canción era. Sin embargo, sí que me dejé llevar. Hasta que las notas me hicieron recordar que era la misma cantante con otra canción diferente.
Luka comenzó a recorrer mi cuerpo desde mi muslo de la pierna, hasta que llegó a mi sexo. Donde comenzó a lamer mi clítoris en pocos segundos. Esa sensación me hizo gemir.
Fue cuando entendí que mis sentimientos no estaban tan confusos como esperaba. Ya que cuando estábamos juntos en una misma habitación, la pasión se desataba más que hace un año.
Cuando Luka terminó de lamer mi clítoris en pocos minutos, observé que él se quitaba el pantalón.
En pocos minutos, él se tumbó encima de la cama y me dijo:
―Toma el control.
Por lo que me subí encima de Luka y metiendo su pene en mi interior, comencé a moverme muy despacio para poder sentirlo. Ya que era la primera vez que me dejaba tomar el control en el sexo.
Cuando le miré a los ojos, me percaté que en ellos había sinceridad. Tanto que no era el mismo Luka que conocí hace dos años. Un hombre engreído y que quería tener el control de todo.
Y me moví sin parar, mientras que veía como él disfrutaba de mis orgasmos. Unos llenos por una vez de ansia y gloria.
Me percaté que no había tiempo para los dos cuando estábamos uniendo nuestras almas con nuestros cuerpos. Ya que el amor era algo que se ocultaba tras los sentimientos de decepción. Algo que él me hizo sentir cuando le vi con ella. Eso me llenó de dolor, pero no de odio y rencor. Pues eso me había llevado a tomar decisiones a mí. Tanto que el destino maldito en alguna parte del universo, nos unía de alguna forma extraña. Tan extraña como los orgasmos que quería lograr junto a él. Un hombre por el cual mis sentimientos estaban confusos todavía, pero no cuando me hacía suya en cuerpo y alma.

Simplemente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora