Capítulo 10

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Había dormido tan bien aquella noche, que ni siquiera había querido abrir los ojos durante el trayecto.
Había soñado con mis padres y cuando fuimos a ese viaje a Londres para que mi padre me mostrase lo valiosa que era su profesión. Ya que un arquitecto tenía su musa y estaba claro que era yo como también mis hermanos y mi madre.
Abrí los ojos y me percaté que Luka estaba dormido. Por lo que decidí de ir a darme un baño de agua tibia durante un buen rato y no quise despertarlo.
Me levanté con mucho cuidado y caminé para ir a darme esa ducha.
Cuando llegué al cuarto de baño, sentí la necesidad de salir corriendo ahora que Luka estaba dormido. Sin embargo, solo puse el agua tibia sobre la tina y comencé a quitarme la ropa mientras está se llenaba.
En pocos segundos, entré en la tina y me tumbé junto al agua caliente.
Me relajé porque sabía que no iba a encontrar de nuevo paz en mi interior como en esos momentos.
Escuché los gritos de Luka en el pasillo. Quien estaba hablando por teléfono.
Tosí un poco fuerte y me volví a relajar. Hasta que sentí la puerta del baño en pocos segundos.
―Anula la búsqueda ―escuché.
Luka cerró la puerta del cuarto de baño y sentí sus pasos hacia a mí.
―Pensé que habías escapado ―me dijo mientras escuché su teléfono móvil sonar.
―Ya te dije que no tenía motivo a ello. Solo necesitaba estar un poco a solas.
―¿Por qué no me has esperado?
Me encogí de hombros.
―Supongo que quería hacer esto sin ti.
―Ya veo.
Hizo una breve pausa.
―Luka, ¿podrías ponerme algo de música desde tu móvil?
―Vale.
Él respiró profundamente y yo abrí los ojos por unos momentos.
―Alexa, pon la lista favorita de Mariella en Spotify.
Y el aparato de música le respondió, poniendo mi música favorita en pocos segundos.
―Voy a preparar los desayunos ―me dijo.
―Quédate. No me molesta.
¡En serio había dicho eso!
La canción de Verona de Kiot Toome y Laura se reprodujo en el instante y comencé a pensar en lo que había pasado.
―Mariella hay que hacer los desayunos. Y tengo que hacer cosas en la ciudad hasta la noche.
―¿Vas a dejarme sola? ―le pregunté.
―Así es. Y ahora te informo que toda la casa esta vigilada por cámaras de seguridad. Así que no podrás escapar.
―Ya te he dicho que no tengo motivos a ello.
―Así me gusta.
Hicimos una pequeña pausa, donde después le pregunté:
―¿Cómo has sabido la música que me gustaba?
―Aun tenías tu lista de reproducción en mi Spotify y no la quité. Supongo que quería tener recuerdos tuyos.
―Luka es absurdo que guardes recuerdos de una relación que no llegó a más.
―Y por lo que veo, tu no guardaste los recuerdos al igual que yo lo hice contigo.
―Yo me quité el colgante hace unos días. Justamente cuando me vestí para quedar con mis hermanos para despedirme.
―¿Y el anillo?
―Lo hice desde el primer día. Era un anillo de novios con mentiras.
―Ya veo.
―Luka no tenía sentido tener algo tuyo en Italia cuando lo único que quería era terminar de olvidarte y olvidar la humillación que sentí el día en que te vi con Harriet.
―Sin embargo, no podías haberte llevado mis regalos y haberlo dado a los pobres de allí.
―Mi madre me enseñó que los regalos no se dan. Iba a dejar todo ahí y cuando volviera dentro de un año todo hubiera cambiado.
―¡Cambiar en qué sentido!
―Quizás te hubiera buscado y hablar de lo que pasó.
―¿Y lo hubieras hecho en realidad?
Asentí.
―Lo hubiera hecho ―le dije―. Siempre y cuando te hubiera olvidado y comenzado una nueva vida.
―Mejor que las cosas se dieran así Mariella. Así por lo menos evitaría que me olvidases.
El silencio se hizo entre nosotros y Luka se movió un poco.
―Nena voy a ir a hacer los desayunos. Después tengo que salir y no se a la hora que volveré.
Asentí.
Luka se marchó del baño y algo me estaba preocupando. Pero no le dije nada. Solo dejé que se marchase.
Salí al cabo de veinte minutos de aquel baño relajante y me puse de aquellas batas que él tenía allí.
Cuando fui a la cocina y observé que Luka ya se había marchado. Por lo que vi el desayuno que él me dejó encima de la encimera con una nota: te he dejado el desayuno preparado. He tenido que salir de urgencias. Espero que ese baño te haya sentado genial. Nos vemos esta noche. Luka.
No me quedó más remedio que desayunar sola entre ese silencio y aburrirme durante todo el día sin nada que hacer o que leer. Estaba claro que Luka quería hacer de este encierro algo más que un secuestro. Quería hacerlo como un juego donde dos aprendices estaban aún aprendiendo a jugar al ajedrez.
Desayuné tranquilamente mientras que miraba aquella nota. Pensando en Luka como si estuviese obsesionada con él.
Cuando terminé de desayunar, fregué los platos y los coloqué en su sitio.
Fui a la habitación y me puse algo cómodo para estar todo el día ahí encerrada en la casa.
Cuando terminé de hacerlo, me puse a ver en los cajones de la habitación que compartía con él.
En el cajón izquierdo, encontré fotografías. Sonreí al ver una foto de Luka junto a sus hermanos y su madre. Ya que recordé que cuando estuve entre ellos, fui muy feliz. Tanto que no me cabía el corazón en el pecho.
Después vi una foto de cuando eran pequeños y estaba junto a un hombre mayor. Supuse que era su padre biológico.
Continué viendo las fotos hasta que llegué al final de dos de ellas. Donde él y yo salíamos sonriendo en la Alhambra de Granada. Eso me hizo pensar mucho en el pasado junto a él. Sin embargo, fue la última fotografía lo que hizo que sollozara un poco. Donde ambos salíamos dándonos un beso en los labios y la dicha estaba entre nosotros.
Dejé las fotografías en el cajón porque no quería seguir viéndolas. Ya que me traían demasiados recuerdos.

El día transcurrió lento.
Comí algo rápido y decidí volver a la habitación para tumbar mi cuerpo en la cama y descansar un rato.
Cuando abrí de nuevo los ojos, me percaté que ya era de noche y que Luka aún no había regresado.
Decidí salir de la habitación y caminé hasta el salón.
Antes de entrar ahí en pocos minutos, escuché ruidos y algunos gemidos. Entonces no le di explicación a lo que estaba escuchando.
Entre en el salón y vi que Luka estaba ahí con Patrick. Y había dos mujeres junto a ellos. Donde los vi tener sexo.
―Nena ―me dijo Luka poniéndose un poco nervioso y respirando entrecortadamente.
―Sigues siendo tan mentiroso como siempre ―le dije―. Te odio Luka Wood.
Salí corriendo de allí y no pensé donde ir. Lo único que deseaba era desaparecer por que el asesino de mis padres y hermanos era un psicópata y un ninfómano.
―Mariella déjame explicarte ―escuche de lejos―. Cuando venga de buscarla, tenéis que haberos ido.
Continué corriendo fuera de la casa y me adentré en el bosque en plena noche. Lo único que deseaba, era encontrar la carretera y pedir ayuda.
Sin darme cuenta, tropecé en un tronco caído de un árbol y me di en la cabeza. Dejándome la vista un poco borrosa.
―Mariella ―escuché.
―No te me acerques ―le dije.
―Tranquila nena. No voy a hacerte daño.
―Déjame marchar.
―No voy a dejar que te vayas.
Hizo una breve pausa.
―Mariella lo que has visto solo es algo que Patrick ha querido compartir conmigo. Yo no acepté que vinieran a la casa por ti.
―No te creo.
Me levanté rápidamente y lo empujé. Sin embargo, cuando fui a correr volví a caerme de bruces.
Luka estuvo rápidamente ante mí y sentí como algo me picó ligeramente. Hasta que vi que fue él quien me inyectó algo.
―Lo siento nena. Los dos estamos muy nerviosos y tenemos que hablar de esto. Por ahora dormirás y ya veré que hago contigo.
Sin embargo, los párpados me pesaban y no pude responderle. Lo único que deseaba es que la policía encontrase las cámaras de seguridad y supieran que yo no era la culpable de la muerte de mis padres como también la de mis hermanos. Como también que mis tíos vieran mi inocencia y me buscasen hasta encontrarme.

Simplemente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora