Capítulo 39

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Inglés moderno: -…-
Inglés antiguo: ^…^
Nórdico antiguo: /…/
Galés antiguo: *…*
Latín: ~…~
Lengua pársel: ¡Negrita!.
Pensamientos: '…' (todos los pensamientos, no importa el idioma).

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Balthezar se paseaba de un lado a otro. Estaba en la cabaña en la que se alojaba mientras se paseaba. Pensaba en cómo iban las cosas en su vida. Se esforzaba por no preocuparse por el hecho de que tenía que hacer algo que no quería hacer. Dejó de pasearse y empezó a pasarse los dedos por el pelo. Tenía tantas cosas en la cabeza que no sabía qué hacer con todo ello. Le hizo preguntarse cuál era la verdadera razón de Salazar para enviarlo de vuelta.

Alguien entró. Balthezar se dio la vuelta con su varita en la mano. Miró fijamente a la persona que había entrado. Era Pandora. Tenía una sonrisa en la cara. -Hola Balthezar. Siento haber estado ausente. Parecías muy confundido y necesitabas algo de tiempo para pensar-. La miró fijamente y suspiró, ya que tenía la sensación de que ella sabía lo que estaba pasando.

Miró hacia la hoguera. *¿Cuánto sabes? Sobre mi pasado.* La miró mientras esperaba su respuesta. Quería una respuesta que le pareciera buena. Era lo que más deseaba. Era algo que esperaba poder controlar. Por supuesto, las cosas no siempre funcionaban así.

Pandora suspiró. -Oh, sólo sé lo que me han contado. Eso no es mucho. Ninguno de nosotros tiene idea de por qué actúas así. Es difícil de entender. No es una sorpresa, Balthezar. Hay muchas cosas sobre ti que no sabemos. ¿Qué es lo que ha estado en tu mente? Si no te importa que te lo pregunte-. Ella le observó. Balthezar la miró fijamente. No podía entender cómo podían ser tan observadores como lo habían sido. La gente de la época en la que se encontraba ahora no parecía ser tan observadora como la gente de donde había crecido. Sabía que la tribu de los hombres lobo no había vivido entre los magos, pero eso no significaba necesariamente nada en los libros de Balthezar. Todavía podían haber captado la naturaleza inconsciente de los magos actuales.

Volvió a mirar el pozo de fuego. Era más difícil responder a esa pregunta. La cuestión era que sabía que contarle lo que había estado pensando era algo que debía hacer. Tenía que tener otra persona que lo apoyara. Sabía que tener apoyo para su proclamación era algo que necesitaría desesperadamente. Por supuesto, siempre era difícil entender lo que tenía que hacer. Después de todo, había algo en sus palabras que sería increíble. Finalmente la miró. *Es bastante simple en realidad. Hay algo en mí que es increíble. El nombre que me dieron al nacer no era el que tengo ahora. El nombre que me dieron ni siquiera era el que habría recibido si las circunstancias hubieran sido diferentes. Sin embargo, lo que ocurrió no puede cambiarse. La verdad es que me llamaron Harry Potter, y ésa es la información que tengo en mente*. La miró fijamente mientras esperaba a ver qué decía. Pandora lo miró fijamente mientras contemplaba sus palabras.

Luego asintió. -Es mucho para entender. Gracias por decírmelo-. Luego se fue. Balthezar suspiró. Sabía lo que iba a pasar ahora que lo había dicho en voz alta. Miró a la puerta. Sólo se preguntaba cuándo se daría cuenta cierto anciano.

Despacho del director; Castillo de Hogwarts

Dumbledore estaba sentado con el ceño fruncido. No le gustaba cómo iban las cosas. No tenía ni idea de lo que iba a hacer con respecto al Bosque Prohibido. Sin embargo, su atención se desvió de sus pensamientos cuando un instrumento de su despacho comenzó a sonar. Se incorporó más rápido de lo que cualquiera hubiera pensado que un hombre de su edad sería capaz de hacer. Miró el instrumento giratorio que estaba en una de sus estanterías. Lo miró con ojos muy abiertos. Sabía lo que hacía ese instrumento. Había permanecido en silencio durante catorce años. Se levantó aún más rápido de lo que había mirado el instrumento. Se dirigió a la chimenea y arrojó una pizca de polvo de floo en ella. -Alastor, ven rápido-.

Se apartó de la chimenea mientras las llamas se volvían rápidamente verdes y el auror con cicatrices entraba en su despacho. Miró a Dumbledore al ver al hombre. -¿Qué necesitas, Albus?- Entró cojeando en la habitación y se dirigió al escritorio del director. Dumbledore lo siguió. El hombre miró al director con el único ojo que no giraba en su órbita.

Dumbledore recogió su instrumento giratorio. -Esto se disparó hace unos momentos. Sólo hay una razón para que lo haga. Se creó cuando se creó el fidelius de los Potter. Cuando los mataron, se acabó. El hecho de que el instrumento empezara a girar de nuevo significa que hubo un superviviente. No sé por qué no se habría disparado hasta ahora-. Se detuvo cuando le vino una idea a la cabeza. -A menos que la persona no reconociera ser ese Potter hasta ahora-. Frunció el ceño ante ese pensamiento. No sabía qué podía haber causado eso. Había sospechado algunas cosas, pero esto era algo diferente.

Moody frunció el ceño. -Bueno, no sé qué decirte, Albus. El niño nunca fue encontrado y sabemos que los Potter murieron, encontramos sus cuerpos y los enterramos-. Dumbledore parecía estar contemplando algo.

Luego miró a Moody. -Entonces el niño debe seguir vivo. No sé cómo ni dónde, pero obviamente lo está-. Volvió a colocar su aparato en la estantería y se quedó pensando en ello. -Lo resolveré. Si ese chico está vivo, podría ser tan útil como el chico de Slytherin-. Volvió a mirar hacia el Bosque Prohibido. Había algo que le molestaba. No sabía qué era, pero lo averiguaría.

BLOOD OF SALAZARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora