BLOOD OF SALAZAR

Capítulo 45

Inglés moderno: -…-
Inglés antiguo: ^…^
Nórdico antiguo: /…/
Galés antiguo: *…*
Latín: ~…~
Lengua pársel: ¡Negrita!.
Pensamientos: '…' (todos los pensamientos, no importa el idioma).

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Balthezar salió del túnel por el que caminaba y entró en una cámara cavernosa. Llevaba ya un buen rato caminando. No sabía cuánto tiempo le llevaría atravesar el túnel, aunque no había pensado que le llevaría tanto tiempo como lo hizo. Dejó escapar un suspiro ahora que había atravesado el túnel cerrado y ligeramente oscuro. No había mucha luz de antorcha en el túnel. Sin embargo, no había mucha diferencia ahora que estaba fuera de él.

Finalmente se permitió enfocar la cámara en la que había entrado. El techo era tan alto como el de la Cámara de los Secretos. El lugar era una habitación grande y redonda. Sin embargo, eso no era lo que llamaba la atención del joven Slytherin. Lo que llamó la atención del chico fueron las tres tumbas que estaban centradas alrededor de la sala de tal manera que enmarcaban un pedestal con una piedra sobre él. Miró el pedestal. Sabía que se trataba de una piedra de la guardia. Esa piedra era lo que necesitaba para hacer lo que los fundadores querían que hiciera. Era algo que debía hacer antes de ir a buscar los objetos que buscaba. Atravesó el triángulo que formaban las tres tumbas y tocó la piedra. Esta brilló en verde por un momento. Entonces se dio cuenta de la causa de que las protecciones no fueran tan fuertes como deberían.

No sabía cómo era que lo sabía, pero sabía que la razón era que las protecciones habían sido diseñadas para una cuarta persona. Esa cuarta persona no estaba allí para alimentar los guardias. Necesitaba la energía de la familia Slytherin. Era algo que Balthezar sabía que sería la razón por la que Godric se había mostrado especialmente agrio al pedir la ayuda de Balthezar. No quería tener necesidad de la familia Slytherin.

Balthezar cerró los ojos y comenzó a susurrar varias palabras en voz baja que serían inaudibles para los oídos de cualquiera. Un destello de luz verde y plateada apareció a su alrededor. Balthezar frunció el ceño. No había pensado que fuera de ese color. No iba a discutir mientras sentía que su energía entraba en la piedra de protección. Sin embargo, el brillo se desvaneció lentamente en la piedra unos minutos después. Antes de que Balthezar le añadiera su energía, había brillado con un sutil resplandor rojo, azul y amarillo. Ahora, sin embargo, la piedra tenía también un brillo verde. Balthezar sonrió. Sabía que la escuela estaba a salvo por el momento.

Se alejó. Le sobrevino una oleada de mareo, pero desapareció casi al instante. Se dio cuenta de que la piedra le afectaba un poco, aunque no de forma que le hiciera caer al suelo. Dejó escapar una lenta respiración y se dirigió a la tumba más cercana. La miró fijamente mientras leía el nombre que estaba escrito en letras inglesas antiguas. ^La tumba de Godric Gryffindor^. Balthezar había dicho esas palabras en voz alta mientras miraba la gran tumba. Sus ojos se posaron entonces en algo que estaba pegado a la tumba. La parte superior de la tumba tenía el relieve de una persona, aunque no se parecía en nada a Godric. Sin embargo, había un objeto apretado en la mano del relieve. Balthezar lo miró fijamente. No podía creer lo que veían sus ojos al ver la varita de Godric apretada en el puño del relieve. Había pensado que tendría que abrir la tumba, lo que le resultaba una perspectiva inquietante.

Alargó la mano para tocar la varita. Le dio una descarga. Rápidamente retiró la mano. -(Sabía que no sería tan fácil)- suspiró y pensó en lo que podría hacer para conseguir la varita. Sabía que conseguir la varita era una prioridad para él.

Dejó escapar una lenta respiración y mantuvo la mano sobre la varita. Había una energía que salía de ella. Pensó en lo que podría ser lo que tenía que hacer. Sabía que no iba a ser fácil, pero no se esperaba el impacto ni la energía. Tocó la mano que apretaba la varita y pasó un dedo por ella. Quería ver si había alguna forma de conseguir que se abriera. Sintió una cresta a lo largo de la parte de la muñeca del relieve. Frunció el ceño y empezó a pasar el dedo por ella. Un sonido de chirrido resonó en la caverna. La varita se deslizó de la empuñadura del relieve y cayó al suelo. La miró fijamente. Se preguntó por qué eso disiparía la energía. Podía sentir que la energía había desaparecido. Sacudió la cabeza y recogió la varita. Sólo faltaban dos más. Se dirigió a las otras dos tumbas e hizo lo mismo que había hecho con la de Godric. Ahora tenía las varitas. Sin embargo, todavía tenía que averiguar qué era lo que tenía que hacer a continuación, lo cual era más importante que cualquier otra cosa.