El camino a casa fue silencioso, pero de esos donde decir una palabra podría desencadenar un momento de crisis, de llanto, y de gritos que Eleanor se contenía para que no ocurriera. También Alek que con seriedad se preocupó por la vigilancia del trayecto hasta el apartamento. Cada tanto y de reojo la veía llorar disimuladamente, dejando por sentado que nada de lo que ocurrió en aquel consultorio fue bueno.
Ingresó sin esperarlo. Se metió a la cocina y se sirvió un poco de agua fría. Sentía su garganta prendida fuego, su pecho cerrado y su respiración atascada en sus pulmones.
Cáncer
Ya conocía lo que era esa enfermedad por su padre, y el no saber qué seguía la tenía asustada. Fue testigo del deterioro mental y físico cuando su padre se vino abajo y murió luego de luchar sin éxito. La diferencia es que en ese momento su familia tuvo idea a lo que se enfrentaban, algo muy avanzado. Pero en este, que estaba completamente sola debía esperar para realizar una prueba más exhaustiva y precisa.
Pero cáncer era cáncer, y solo con repetirla en su cabeza el peligro no abandonaba cada letra.
Embarazada.
Jadeó peinando su cabello hacia atrás con pesar. No entendía qué fue lo que ocurrió con su mente que se apagó pro completo en esos dos meses. Todo el tiempo pensando en un perdón que no llegaría, echándose la culpa, extrañando a esos niños que acabó por olvidarse que ella también existía, que su cuerpo le enviaba señales que pasó por alto.
Por mas que hiciera memoria, tratara de pensar con exactitud no recordaba qué día fue su último periodo ¿Importaba ahora cuando se le había caído el mundo encima? Lo cierto es que no, los cálculos numéricos no iban a darle una cura, ni poner todo sobre la mesa y darse cuenta que llevaba dos hijos de Emilio en ella, y que las condiciones en las que se enteró era más una despedida que una bienvenida a un nuevo futuro.
No le quedaba nada. Nada a lo que aferrarse porque nuevamente la vida le daba y le quitaba. Primero el cambio en su matrimonio y el amor de esos niños, ahora la única esperanza de ser feliz también le era arrebatada de las manos y sin siquiera poder despedirse.
—Debo dar el informe del medico a su esposo —aludió Alek apareciendo en la cocina.
—¿Cuál informe? —carraspeó girando para lavar el vaso.
—El del medico que vino a visitarla y los estudios de la clínica.
Eleanor detuvo sus manos y el vaso casi se le resbala. Había olvidado la parte más importante, que Emilio debía saber lo que estaba pasando, eran sus hijos y aunque le juró hacerle la vida un infierno y vaya que lo lograba, tenía el mismo derecho que ella.
Pero también se enteraría del cáncer, y lamentos y un perdón por necesidad era lo que menos precisaba.
—Solo entrégale el del médico que vino aquí.
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Cruda redención © (Markov II)
Romance"-Quiero el divorcio. -¿El divorcio? -preguntó cínico pasando el cigarrillo por sus labios -. ¿A ti quién te ha dicho que eso pasará?" Marzo, 2022. ADVERTENCIA: contenido +18, escenas explícitas de violencia, y un romance oscuro 😬🖤